El pasado 29 de agosto, y a sus 96 años de edad, falleció la poeta cubana Carilda Oliver, conocida mundialmente por su poesía erótica, épica y lírica. Como lo destaca el presidente del Consejo Directivo de Utadeo, Jaime Pinzón, en su columna de opinión en El Nuevo Siglo, algunos de sus versos, entre ellos “Me desordeno, amor, me desordeno” fueron de gran impacto y cautivaron a sus compatriotas que aún lo recitan.
El directivo califica a la autora de “La Habana Vieja” como una prolífica escritora y defensora de los derechos humanos, siendo la única mujer del Caribe en obtener el galardón Reina Sofía y considerada por las esferas de los más importantes literatos y poetas de la región como la mejor sonetista de América.
En su columna de opinión, Pinzón rinde un homenaje a la “Novia de Matanzas”, la “Isleña universal”, como algunos la conocieron, citando algunas de sus inolvidables piezas literarias, entre ellas “De Memoria de la Fiebre (1950): “Traigo el cabello rubio; de noche se me riza. Beso la sed del agua, pinto el temblor del loto. Guardo una cinta inútil y un abanico roto. Encuentro ángeles sucios saliendo en la ceniza. Cualquier música sube de pronto a mi garganta. Soy casi una burguesa con un poco de suerte: mirando para arriba el sol se me convierte en una luz redonda y celestial que canta… Uso la frente recta, color de leche pura, y una esperanza grande, y un lápiz que me dura; y tengo un novio triste, lejano como el mar.”