En el proceso de formación se tiende a privilegiar el campo del aprendizaje por encima del campo emocional. Con el propósito de promover el desarrollo integral de los estudiantes, la Dirección de Bienestar Universitario ha venido trabajando insistentemente varias estrategias que buscan fomentar una buena salud mental en la comunidad estudiantil.
Para lograr incorporar los aspectos emocionales en el proceso educativo y de la vida misma, es necesario saber en qué consisten las emociones, cómo a partir de estas surge la educación emocional y qué papel juega ésta dentro de dicho proceso. A su vez, es de la mayor importancia considerar el papel del maestro y cómo las emociones -tanto propias como de los estudiantes-, deben ser tenidas en cuenta en su labor pedagógica, al igual que considerar la relación entre emociones y estilos de aprendizaje.
A partir de este año, en el módulo 14 de Utadeo, nuestra comunidad de estudiantes y docentes encontrará un lugar que contribuirá a incentivar el desarrollo de habilidades y competencias permitiendo así, mejorar el desempeño académico, activar procesos de transformación emocional y adquirir herramientas que faciliten el éxito en los retos que exige la vida diaria, a partir de metodologías interactivas, dinámicas, lúdicas y vivenciales.
Allí un equipo de profesionales brindará información y atención en el tercer piso donde se encuentran los servicios de asesoría psicológica y espacios de escucha, así como el grupo de estudiantes que voluntariamente está dispuesto a compartir parte de su vida universitaria y prestar ayuda a otros estudiantes, no solo en su proceso académico sino también en el ámbito social y su relacionamiento con el entorno tadeísta, buscando encuentros amigables y construcción de comunidad universitaria que contribuyan a su adaptación y permanencia amena y eficiente en la universidad.
A propósito de las debilidades más comunes que presentan los estudiantes como son: deficiencia en conocer técnicas de estudio apropiadas, hacer buen uso del tiempo y organizar actividades diarias tanto académicas como personales, aprender a concentrarse asertivamente o trabajar eficientemente en equipo, en el piso 4 se encontrará una sala de talleres de fortalecimiento en estos temas que buscan desarrollar competencias y habilidades que contribuyan a mejorar el buen desempeño académico.
El silencio es también un modo de vivir la relación consigo mismo y con los demás. Hacer silencio no es estar callado, sino crear un espacio, un lugar dentro de uno mismo donde reparar, donde descansar y donde escucharse. Volver a recuperar esta dimensión olvidada en nuestra vida nos hace más saludables y humaniza nuestras relaciones. Recuperarlo es recuperar la posibilidad de crecer realmente en nuestro ser interior. Por estas razones y muchas más, en el piso quinto funcionará permanentemente la sala del silencio, destinada a que los estudiantes puedan acceder de manera voluntaria y abierta, fomentando así espacios efectivos de tranquilidad y de reflexión. Al frente estará ubicado el lugar donde se aprenderá a conocer y regular las propias emociones, gestionarlas y canalizarlas. Allí se conocerán diferentes estrategias y claves de cómo hacerlo. La autogestión emocional es una de las competencias del autoliderazgo consciente, que nos permite ser los propios gestores de nuestro proyecto de vida; identificarlas, comprenderlas y manejarlas contribuirá a brindar bienestar en la vida universitaria y en lo personal. Con el apoyo de diferentes profesionales se ofrecerán cortas jornadas lúdicas que permitirán aproximarse a comprender y trabajar el control de emociones como el miedo, la rabia o los celos entre otras.
