Armando Russi, nuevo integrante del Consejo Nacional de las Artes y la Cultura en Cinematografía
La buena noticia llegó para el profesor Armando Russi en medio de la cuarentena. El Consejo Nacional de las Artes y la Cultura en Cinematografía (CNACC) lo eligió representante del Sector Artístico/Creativo para el periodo 2020-2022, luego de un proceso que inició en diciembre del 2019 y finalizó con una votación electrónica, a través de correo, entre directores, productores, exhibidores, distribuidores y representantes de los Consejos Departamentales y Distritales de Cinematografía.
Su larga trayectoria respalda su elección en este cargo, cuya misión es el fomento de la industria cinematográfica del país. Es magíster en Gestión Cultural de Utadeo y Realizador de Cine y Televisión de la Escuela de Cine y Televisión de la Universidad Nacional de Colombia, en donde también estudió Filología Alemana. Tiene estudios de Teoría e Historia del Cine en la Universidad de Sao Paulo, Brasil, y en la HFF-Escuela Superior de Cine de Munich, Alemania.
Actualmente alterna la docencia en Teoría e Historia de Cine, Apreciación y Análisis Cinematográfico y Crítica Cinematográfica en Utadeo y en la Escuela Nacional de Cine, con la programación de cine, la crítica y el periodismo cultural especializado en cine, bajo la dirección del Programa Radial ALUCINE de la Emisora de la Universidad Nacional de Colombia, 98.5 FM.
Conversamos con el profesor Russi, que nos comentó algunos de los retos que enfrentará en tiempos de pandemia.
¿Qué funciones asumirá como nuevo integrante del CNACC?
El Consejo es un ente que legisla todo lo relacionado con el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico, el manejo de presupuesto de los estímulos, y la curaduría y la programación de cine. Desde mi labor represento al sector artístico y creativo, en el que están los fotógrafos, músicos, guionistas, directores de arte, animadores y editores, entre otros.
Con la llegada de la pandemia, ¿se replantearon algunos objetivos del CNACC?
Antes de la pandemia ya estábamos viviendo un tipo de crisis por cuenta del proyecto de Ley Naranja, propuesto por el Gobierno Nacional, que mete a todos los sectores (hotelería, industria, cine, teatro) en el mismo saco como entes que pueden generar dinero, mas no tiene una preocupación por la cultura, el problema identitario, que es uno de los asuntos que más nos preocupa a todos los artistas y gestores. Ahora, nos ha tocado replantear todo el presupuesto y todo lo relacionado con las convocatorias, porque el Consejo saliente había estipulado 25 mil millones de pesos para este año, pero como las salas se cerraron, este pronóstico se tuvo que replantear: pasamos de esa suma a 9 mil millones de pesos. Esto nos llevó a reajustar la convocatoria en términos de estímulos en las diferentes categorías y de los requisitos para aplicar, que fue el primer gran reto.
¿Qué otros retos asumió el CNACC en esta pandemia?
Perseguimos dos objetivos principales: la reescritura del presupuesto y las convocatorias para dar continuidad a la producción y generar dignidad a los empleados, que están atravesando una situación difícil en términos económicos. También se viene el trabajo en los protocolos de bioseguridad desde cada uno de los oficios (sonido, fotografía y dirección de arte, entre otros), para volver a rodar y reactivar la industria, porque ahora estamos en un momento crítico. Esta semana tenemos planteado un encuentro con el Ministerio de Cultura y la Dirección de Cinematografía para exponer el tema, pero el panorama es muy incierto.
¿Cómo puede la ciudadanía apoyar al sector artístico desde casa?
En este encierro obligado las industrias culturales han jugado un papel muy interesante, tanto de entretenimiento como de espacios de revisión en torno a la salud mental, que ayudan a sobrellevar el encierro y a crear mundos posibles. La virtualidad nos ofrece una cantidad de espacios en los que podemos contribuir pagando, ya sea comprando la canción o la película, porque de esta manera estamos generando empleo y los recursos para que los artistas puedan sostenerse y concentrarse en su aporte a la humanidad desde la creatividad. La invitación es a apoyar este sector cuando se retome la presencialidad, asistiendo a estos espacios con todos los protocolos de bioseguridad.
Qué reflexiones deja esta pandemia para el sector artístico y académico, dos espacios en los que usted se mueve
Esta crisis, que nos ha sacudido, deja claro que el mundo no estaba preparado, que estábamos muy atrasados. Por ejemplo, en la academia debemos pensar cómo vamos a asumir el mundo contemporáneo, la virtualidad y su implementación de una manera responsable. Evidentemente estamos atrasados, tanto universidades y docentes como los mismos estudiantes. De hecho, ha salido a la luz que los mismos nativos de la internet la manejaban de una manera muy trivial y hay que pensar en cómo vamos a manejarlo de manera profesional.
¿Cómo ha sido su experiencia como docente desde casa?
Ha sido interesante. Empiezas a replantearte el tema pedagógico desde la enseñanza y el aprendizaje. La mayoría está replicando el salón de clase en un computador y eso es un gran error, porque no se ha entendido que la dinámica debe ser otra: implementar un paradigma virtual asincrónico, con posibilidades de que el docente no esté dos horas, sino que también esté en otros espacios y contextos. Considero que ha faltado el ejercicio colegiado, en el que como profesores nos reunamos y planteemos cómo va a ser el panorama de la educación en las universidades públicas y privadas, durante y después de la pandemia, para construir un nuevo escenario académico. En mi caso personal he tratado de buscar alternativas para compartir el conocimiento, pero además que sea divertido, didáctico. Siento que esto va a cambiar de manera radical la educación; estamos aprendiendo a asumir este momento histórico que va a generar nuevas formas de pensar y comunicar.
