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Jessye Norman, en Concierto amigos HJUT
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EL GRAN ÁSTOR
CENTENARIO
Piazzolla llevó el tango, del piso de baile al escenario de concierto.
Pablo Ziegler.
Celebramos en este mes de marzo, la vida, el trabajo, el legado de uno de los más
grandes músicos del siglo XX en Argentina, Ástor Piazzolla, quien junto a Carlos
Gardel son los artistas más reconocidos y admirados en el mundo, en cuanto al
tango se refiere, Gardel por ser el ícono del canto y del cine, en el llamado "tango
clásico" y Piazzolla, por ser el gran innovador, revolucionario y creador del "nuevo
tango". Sin duda, dos grandes personalidades en la música del mundo. Ástor, nació
en Mar del Plata el 11 de marzo de 1921, pero su familia se trasladó a New York
cuando el purrete sólo contaba con 3 años de edad. Allí vivió su infancia y sus
primeros años de educación, su padre, don Vicente, quien era músico por afición, le
regaló su primer bandoneón, sus clases iniciales con el instrumento las recibió de
manos de Andrés D'Aquila, Terig Tucci y Bela Wilda -discípulo de Rachmaninov- En
New York conoció a Carlos Gardel, cuando fue a entregarle un presente enviado por
su padre al Zorzal, era apenas un pibe de 13 años, allí demostró sus habilidades
interpretando algunas piezas para su admirado cantor, Gardel le aconseja que siga
estudiando y, de paso lo invita a participar en la película que estaban rodando por
entonces El Día que me Quieras. Fue un pequeño papel como "canillita", vendedor
de periódicos y revistas, su primer acercamiento al cine, arte para el cual
compondría años después más de 40 bandas sonoras. Una anécdota: poco tiempo
después, Gardel quería llevar al joven a su gira por el Caribe y Suramérica, pero
don Vicente se opuso y no dio el permiso, quien sería más adelante El Gran Ástor,
se salvó de la muerte.
Inicios profesionales, ocurrieron cuando a su regreso a Buenos Aires y luego de
formar con varias agrupaciones, es convocado por el maestro Aníbal Troilo para que
haga parte de su orquesta como bandoneonista, fue tal la química con Pichuco que
poco tiempo después, ya era su arreglador oficial e incluyó el cello en ésta, una de
las orquestas más importantes en el pentagrama tanguero, eso fue toda una
novedad. Simultáneamente, adelantaba estudios de música clásica y
contemporánea con su maestro Alberto Ginastera. Con Troilo estuvo hasta 1944 y
luego pasó a la Orquesta Odeón, hasta cuando se independizó en 1949. Durante
sus primeros años de creación conservó gran parte del legado de Pichuco Troilo,
pero a su vez comienzan a surgir en él las influencias del jazz, que tanto amó en su
período americano: Bill Evans, Duke Ellington y Charlie Parker, entre sus favoritos.
Por supuesto y, gracias a sus estudios con Ginastera, aflora en su creación el amor
que sentía por grandes de la música clásica, desde el barroco de Vivaldi y Bach,
pasando por Mozart y Beethoven hasta llegar a Bartok, Ginastera y sus
contemporáneos. Con su cerebro creativo lleno de un universo musical variado y
ecléctico, llega a manos de quien sería su maestra en el Conservatorio de París,
Nadia Boulanger, cuya influencia resultó decisiva en su orientación profesional. Es
muy conocida la frase de la Boulanger, luego de conocerlo y escucharlo por un buen
tiempo, "Para qué intentar en otros campos musicales, si el tango corre por tus
venas, eso es lo tuyo, ahí está el Piazzolla del presente y del futuro".
Su creación, toma fuerza a su regreso a Buenos Aires, en París ya había formado
un pequeño conjunto con Lalo Schiffrin, Martial Solal y otros músicos. Con una
formación similar actuó desde su regreso en 1955 hasta el 58, su Octeto de Buenos
Aires, conjunto que gestó inspirado en ensambles de jazz. Los amantes del tango
clásico no entendían el, por qué pretendía ir en contra de los tempos, de la armonía
y del ritmo oficial del tango, Piazzolla pretendía otra cosa, lo de él no era tango o,
como él mismo lo manifestaba, "el tango es una religión para los argentinos, pero mi
deber es hacer música nueva, incursionar en lo no repetido, buscar nuevos
lenguajes, que representen lo actual en la música, sin lágrimas, sin folclorismo. Yo
no debo tocar ni crear como Troilo, por ejemplo". Los rechazos de los músicos
tradicionales y de los medios no se hicieron esperar y le hicieron la vida imposible.
En 1958 decide regresar a Nueva York, inicia su etapa conocida como Jazz Tango.
Durante su estadía en Estados Unidos se entera de la muerte de su padre, don
Vicente y en medio de su dolor compone una de las obras más sentidas y queridas
de Ástor y de sus seguidores, Adiós Nonino, un bello himno al amor por su padre.
Años después regresa a su país y crea su famoso Quinteto Nuevo Tango y, a pesar
de las críticas, se presentó en muchísimos escenarios de Argentina y Uruguay para
luego ser invitado a importantes giras por Latinoamérica y Europa. Por aquella
época contó con la amistad y el apoyo de personalidades como Ernesto Sábato y
Jorge Luis Borges, a quienes musicalizó varios de sus textos y poemas.
La cima de su carrera, comienza con el reconocimiento que recibe su trabajo con
los escritores argentinos y, muy especialmente con sus creaciones al lado del gran
poeta, escritor y compositor uruguayo Horacio Ferrer, nace así en 1968, la ópera en
dos actos María de Buenos Aires, poesía porteña y sus emociones estéticas, de
Ferrer y música de Piazzolla, un espectáculo teatral y musical, primero en el género
del tango compuesta por poemas y música instrumental que le dio la vuelta al
mundo, fue la época de “Mayo del 68” y el deseo de un cambio profundo en la
civilización occidental, la época del “Amor y la Paz”. Al año siguiente, en 1969,
aparece otra obra cimera en la carrera de Ástor, Balada para un Loco, con textos de
Horacio Ferrer y la magistral interpretación de la cantante Amelita Baltar en su
versión original. Esta primera versión se lleva al disco en un sencillo, cara A Balada
para un Loco y cara B Chiquilín de Bachín, este disco, de acuerdo con la versión de
su hijo Daniel, vendió más de 200.000 copias en una semana. A mediados de la
década del 80, aparece otra versión, que vuelve a dar vida a esta obra inmortal, en
esta ocasión en la voz de la cantante y actriz italiana Milva, también éxito
internacional. Desde 1971, el gran Ástor ya es residente europeo, llegó, como todos
los artistas argentinos a la Rue Descartes # 16 de París, la casa del arquitecto
argentino José Pons y su esposa francesa Jacqueline, míticos y amados anfitriones.
Se inicia allí la consagración internacional de Piazzolla, especialmente en Francia y
en Italia. Su primera gran producción en Europa fue Libertango en Milán. Luego
grabó en vivo desde el Olimpia de París, un álbum con la estrella Gerry Mulligan, las
invitaciones a giras por Europa llegaron de inmediato, varios músicos se unieron a
Piazzolla en varias presentaciones y grabaciones, Patty Smith, Georges Moustaki y
Claude Nougaro, entre otros. Aparte su aporte musical para varias películas, le
coparon todo el tiempo. El Gran Ástor, falleció en Buenos Aires, el 4 de julio de
1992, su legado sigue presente, sus obras no pierden vigencia, el maestro se había
adelantado 40 años en su creación musical, un verdadero revolucionario y, como
dice Horacio Ferrer, “es el músico más completo, el artista más discutido, una de las
personalidades más originales del tango”.
Durante este mes de marzo, celebramos la vida y la música de Piazzolla en los
programas Música Iberoamericana, domingos a las 12 del día y en Tangos en la
Noche, Sábados a las 8 de la noche.
Rogelio Delgado Gallego
Director HJUT 106.9 FM