Texto y fotografias de: Akemi Amaya
Editora/correctora de estilo: Akemi Amaya
La biblioteca Nacional abre sus puertas una vez más al publico presentandonos no solamente un espacio lleno de color, vida, crecimiento, enseñanza, sino, a su vez presentandonos distintos exponentes de la literatura infantil colombiana desde el 9 de noviembre de 2024 hasta el 22 de marzo de 2025.
Rafael Pombo, pionero de la literatura para niños colombianos, contribuyó el pilar necesario para que escritores del siglo XX abrieran sus corazones de niños para brindar no solamente un espacio lleno de imaginación sino de crecimiento familiar. Tuvimos que esperar a los años 70, 80 para que su desarrollo fuera masivo. Actualmente, existe un cuerpo entero que parece un bosque donde los monstruos se esconden, las hadas vuelan, las letras corren y los niños juegan con la lectura por medio de agua, juegos, afectos, guerra, abandono, imágenes, textos, pero también ritmo, música, risas, alegría.
La muestra, que contó con la curaduría de Beatriz Helena Robledo, la museografía de María Osorio y el diseño gráfico de Camila Cesarino, reúne temas y formas claves para comprender mejor a las infancias a través de los libros. La exposición se estructura en ocho secciones: las primeras cinco tratan temas relacionados con la literatura infantil colombiana, mientras que las tres siguientes exploran las formas de esas publicaciones.
Como todo en Colombia, es necesario explorar distintos temas durante la literatura; nuestras raíces muestran los comienzos, la naturaleza y la tradición oral como primeros pasos a enseñarnos desde temprana edad. La historia fomenta el conocimiento de los sucesos importantes alrededor de nuestras comunidades dejando no solamente la parte buena sino la parte donde la violencia toma protagonismo sin necesidad de ser explícita pero de la forma correcta para que el público la comprenda. Los afectos exploran el mundo interno y emocional de los niños, sus relaciones con la familia, los amigos, la escuela y su entorno; y como cereza de un pastel del chocolate, la fantasía se sumerge en el universo imaginativo y maravilloso característico de la infancia.
Junto a los textos que comprenden géneros como poesía, albúm-libro e historieta, las imágenes, las preguntas y las reflexiones generales que se proponen, los visitantes podrán interactuar con algunos de los libros expuestos en cada sección, que ofrecen una muestra representativa de lo que se está produciendo actualmente.
Esta exposición, según María Osorio, no solo consiste en observar, «sino también en tener los libros en las manos y explorar qué más tienen para ofrecer». La editora y museógrafa agrega: «La literatura infantil colombiana ha experimentado un gran crecimiento en los últimos años. Mostrar todo en un espacio limitado es imposible, por lo que presentamos una selección que invita a reflexionar sobre el tema».
Juguemos en el bosque nos permite reconocer la existencia de una literatura infantil colombiana. Beatriz Helena Robledo, escritora, investigadora y promotora de lectura, menciona que «existe un corpus suficientemente amplio que se ha desarrollado desde principios del siglo XX», y señala que la muestra «habla de nuestra percepción de la infancia. El arte refleja cómo una sociedad construye su propia idea de la infancia, porque, en cierto sentido, la infancia es un constructo cultural. Es fascinante realizar esta curaduría y ver cómo podemos leer el país a través de las obras».