“Los docentes son los verdaderos influencers”: Fabián Cárdenas, docente de Utadeo

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“Los docentes son los verdaderos influencers”: Fabián Cárdenas, docente de Utadeo
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Miércoles, Febrero 19, 2020
En entrevista con nuestros medios institucionales nos habló con pasión de sus estudios, su amor por la música, su familia, y su deseo de servir a los demás. Él mismo se define como “un hombre de fe, un soñador incurable. Creo que la vida se trata del balance, eso se lo enseño a mis estudiantes”.
Fotografía: Alejandra Zapata Oficina de Comunicación Utadeo

Fabián Cárdenas es bogotano, padre de María Antonia y Emilia, esposo de Mariana, amante de la música, de la academia y un enamorado del Derecho Internacional. Es Abogado de la Universidad Nacional de Colombia, y Especialista en Derecho Privado Económico de la misma Universidad, Magíster en Derecho Internacional Público de la Universidad de Leiden (Países Bajos) y Doctor en Ciencias Jurídicas de la Pontificia Universidad Javeriana. Desde el 2017 es profesor de planta del Programa de Derecho, sin embargo su historia con la Tadeo es de vieja data, pues fue catedrático en el 2006 y luego profesor de planta durante el 2008.

En el 2019 se le otorgó el Reconocimiento a la Excelencia en Docencia, al cual fue postulado por sus mismos estudiantes. Para Cárdenas esta postulación y el premio representaron “una gratificación absoluta, felicidad, porque tu sientes que vale la pena todo lo que haces y te das cuenta de que esto es más que un trabajo, es una misión de vida”. Él mismo se define como “un hombre de fe, un soñador incurable. Creo que la vida se trata del balance, eso se lo enseño a mis estudiantes”.

En entrevista con nuestros medios institucionales nos habló con pasión de sus estudios, su amor por la música, su familia, y su deseo de servir a los demás.

¿Quién es Fabián Cárdenas?

Soy esposo y padre, esas son mis prioridades. Soy profesor de Derecho Internacional y también músico. Una persona que mira la vida desde una perspectiva integral, entre arte y ciencia, que busca disfrutar la vida desde el trabajo, los viajes, la comida, la música, las risas y la gente. Alguien con diferentes facetas.

Háblenos de su familia…

Mis padres son cundinamarqueses, mi mamá nació en Vergara y mi papá en Junín. Ambos son de raíces campesinas, la típica familia que a cierta edad toma la decisión de trasladarse a la ciudad a estudiar y a mirar qué hacer, un poco como resultado de las dinámicas sociales normales en este país, y por ello nací en Bogotá. Tengo un hermano 7 años menor, Camilo Cárdenas. Estoy casado con Mariana y tenemos 2 hijas: María Antonia de 3 años y Emilia de 3 meses.

¿Y dónde se formó?

En el Colegio San Bartolomé hice el bachillerato y soy abogado de la Universidad Nacional. He estudiado toda mi vida becado, incluso el doctorado. Estudié un posgrado en la Nacional en Derecho Económico. No me dedico a eso, lo hice porque quería aprender en su momento y porque me gané unos premios en el pregrado, entre esos una beca para el posgrado. Después estudié una maestría en Holanda, en Derecho Internacional Público, mediante la beca de la Unión Europea, y el doctorado lo hice también becado por el Gobierno, a través de los programas de Colciencias en la Universidad Javeriana, en el marco de un proyecto de cooperación con la Universidad de Manchester, así que todo el proceso de tesis y revisión fue con Manchester.

Aparte de la academia ¿cuáles son sus pasiones?

Soy músico medio tiempo, desde que tengo uso de razón la música es una de mis mayores pasiones. Soy empírico: canto, toco guitarra, bajo, algo de piano y hago un poco de producción. En un principio quería estudiar música y siendo niño alcancé a estudiar un tiempo en el conservatorio de la Nacional y en la orquesta del colegio; siempre he tenido la música como una actividad paralela. Tengo una banda de Indie Rock Cristiano en Español, que se llama Live Clue, con la que hemos hecho algunas producciones musicales. He tocado en el Hard Rock Café y en varios festivales; una vez tocamos en el Góspel al Parque y también en varias Iglesias.

Foto: archivo particular

¿De dónde nace esa vocación por el Derecho?

Eso fue parte de los procesos que hice en el colegio para mirar mis potencialidades y mi orientación profesional, porque nadie en mi familia es abogado. Mi papá siempre ha tenido gusto por las cosas jurídicas y le gusta hablar de eso, pero hasta ahí.

¿Al terminar su pregrado comienza a ejercer el derecho o se inclina de una vez por la docencia?

No, yo iba encaminado a que quería ser internacionalista, mi sueño en ese momento era el de defender el Estado y tratar de cambiar el mundo, algo muy altruista. Fue curioso porque me gradué con todos los honores posibles de la Universidad, tengo un título de honor de la Nacional y dure un año sin trabajo fijo, porque creo que conseguir un trabajo en Derecho Internacional es muy difícil y más en esa época, así que duré un año dando clase, apoyando cosas temporales en la Universidad y rechazando otros trabajos, esperando una oportunidad en esa disciplina.

Finalmente me presenté a la Academia Diplomática a concursar por la carrera, porque era la vía que yo veía para entrar en ese mundo. Estando en el concurso me retiré porque me ofrecieron un puesto en la Cancillería, gracias a que me había ido muy bien en los exámenes. En enero de 2006 entré a trabajar con ellos, fue mi primer trabajo formal. Ese mismo año inicié como catedrático en la Tadeo.

¿En qué momento decide meterse de lleno en la docencia?

Cuando estuve de catedrático, me dí cuenta que tenía que prepararme. Tuve un mentor muy especial, el Doctor Diego Uribe Vargas. Él era mi maestro de Derecho Internacional Público, y fue determinante para que me volviera internacionalista. Diego daba clase en primera persona, te contaba una anécdota de su vida sobre cómo hacia los tratados, la política internacional, los acuerdos internacionales. Él era el Derecho Internacional, escucharlo era fascinante. Fue quien me metió un poco al mundo de la academia.

Estando en el pregrado un día me dijo: “te voy a contratar para que trabajes conmigo en una investigación para un libro”, ese fue mi primer acercamiento a la investigación. De las personas que trabajaron con él, y lo puedo decir con orgullo, soy la única persona que publicó en coautoría una pieza académica con el doctor Uribe Vargas, un honor. El libro es el Manual de Derecho Internacional Ambiental que publicamos en la Tadeo.

Cuando quise meterme de lleno en la docencia, también quería estudiar en la mejor universidad del mundo en materia de Derecho Internacional, esa era Leiden, y por eso hice todo el procedimiento para acceder a las becas de la Unión Europea. La maestría duraba dos años, pero la beca solo me cubría un año con todo pago, así que saqué las materias y la tesis en ese año, porque no tenía dinero para quedarme.

De la Universidad de Leiden me recomendaron para que fuese pasante de la Corte Penal Internacional y trabajé allá durante 3 meses. Conocí muchas personas y ver el ejercicio del Derecho Penal Internacional fue un sueño cumplido.

¿A qué se dedicó a su regreso a Colombia?

Trabajé un tiempo con el doctor Diego Uribe terminando unas publicaciones pendientes. Luego, volví a trabajar en la Cancillería, allí fui asesor de la viceministra y la vicecanciller, alrededor de 3 años.
Paralelamente a todo lo que hacía, siempre estuve en la docencia, en el año 2008 cuando regresé de la maestría fui profesor de planta en la Tadeo y hacía algunas colaboraciones con la Nacional.

¿Cómo retorna a ser profesor en la Tadeo en el 2017?

Después de graduarme del Doctorado en agosto del 2016, me dicen varios colegas, “salieron unas convocatorias y es exactamente el perfil tuyo”, me presente por elección propia. Cuando sales con un Doctorado las puertas se abren en diferentes universidades, pero la única Universidad del país que tiene un curso obligatorio de Derecho Internacional Ambiental -que es mi especialidad- es la Tadeo en el programa de Derecho. Eso no se ve en ninguna otra universidad, tal vez dictan un módulo, no una asignatura.

Anteriormente ya había ayudado a algunos “profes” de la Universidad en el desarrollo de una Maestría en Derecho Internacional Ambiental y era la única del país, entonces pensé que si me iba a cualquier otra universidad, esos temas no existían y si existían, no eran una prioridad o no lo tomaban como algo importante.

Desde ese entonces comenzó la vinculación de docentes con perfiles muy buenos, empezaron a llegar doctores, personas con fuerza en la investigación, a preocuparse por las publicaciones y eso me alegró sobre manera. Por esas cosas es que la Tadeo tiene este nivel hoy en día.

¿Cuál es el logro profesional al que le tiene más cariño?

Sin duda, el Doctorado en la Javeriana. Inauguraron unos premios en esa época y me otorgaron uno de ellos. Todo eso, literalmente fue con lágrimas y sudor. Fue un proceso muy difícil, la tesis la tuve que escribir en inglés, con estándares del Reino Unido. Debía pasar todos los filtros en la Universidad de Manchester. Me tocó borrar cosas, volver atrás y afrontar decepciones.

El día que defendí la tesis Doctoral tenía jurados europeos (británicos) del más alto nivel. Fue un orgullo escuchar que no solamente había aprobado, sino que me dieron la distinción “Summa Cum Laude” (máxima distinción que se puede dar en un Doctorado), una medalla del mérito y un diploma. Fue de los momentos académicos más emocionantes.

Quien hace un Doctorado sabe que una tesis doctoral no la hace una persona, una tesis doctoral la sufre tu familia, tus padres, tu esposa o esposo, tus hijos, te ven reír y llorar, trasnochado y todo gira entorno eso. Al final la familia lo siente como un logro propio.

Foto: archivo particular

¿Qué es lo más estimulante de ser docente?

Los docentes son los verdaderos influencers, creo que no hay nadie más influencer que un docente, para bien o para mal. Eso es lo que más me estimula, saber que en una semana tengo 150 personas que me oyen y que puedo influenciar de forma positiva sus vidas.

En la formación disciplinaria siempre me esfuerzo porque ellos tengan el acceso al “estado del arte” de las mejores universidades del mundo. Miro que están enseñando en Stanford, Oxford y creo que aquí tienen que recibir educación de esa calidad. A su vez, pienso que a los estudiantes hay que enseñarles a respetar y que debemos tener una perspectiva ética de la docencia. Cada quien es libre de pensar o creer en lo que quiera, pero cosas como la honestidad, transparencia y el respeto, no se enseñan, sin embargo, desde el ejemplo se transmiten.

Para mí lo más estimulante es cuando llega un chico o chica y me dice: "...hola profe ¿cómo estás? Yo fui estudiante tuyo hace tantos años, ahora hago esto y quiero agradecerte porque un día tú me lo enseñaste".

¿Qué significa para usted la Tadeo?

Ha sido un lugar de bendición, donde he podido vivir la etapa inicial de mi carrera intelectual, porque es acá donde llegué después del doctorado. Creo que hasta ahora estoy en el inicio, en el comienzo de un florecimiento y la Tadeo es el lugar donde he podido florecer con ideas de todo tipo, de docencia, investigación, administración y diferentes áreas; siempre me alientan y hoy en día la Tadeo es mi casa.

 

Reconocimiento personería jurídica: Resolución 2613 del 14 de agosto de 1959 Minjusticia.

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