Texto por: Santiago Cabarcas
Correción/Edición: Bibian Riveros
Ilustración: Xiomara Ramírez
Las cometas, lejos de ser un simple juego de niños, se convierten en el hilo conductor de una tradición que en Colombia cobra especial fuerza durante este mes, uniendo familias y comunidades. Pero esta práctica, con sus profundos significados culturales, no es exclusiva de este país. En un recorrido global, la cometa se revela como un símbolo universal de historia, arte y conexión, con manifestaciones únicas desde los altiplanos andinos hasta las playas de Oceanía.
Colombia: Agosto, el Mes del Viento, la Familia y la Memoria
En Colombia, la cometa es sinónimo del verano y de la unión familiar, pero su historia es más rica de lo que parece. La llegada de la cometa al país se dio a través de la influencia de los colonizadores europeos, que la trajeron como una curiosidad. Sin embargo, su popularización como un pasatiempo masivo se arraigó firmemente en la idiosincrasia local, adoptando formas y rituales propios. El mes de agosto es la temporada de vientos por excelencia, y los cielos se llenan de colores gracias a las fuertes brisas que soplan con particular intensidad en regiones como los altiplanos de Cundinamarca y Boyacá.
La tradición de elaborar cometas caseras, un rito que se transmite de generación en generación, es una parte fundamental de esta costumbre. Materiales sencillos como el papel de seda o de periódico, palos de balso o caña, y el engrudo casero se convierten en los elementos de una actividad que fortalece los lazos familiares. Los padres enseñan a sus hijos a cortar, pegar y equilibrar la estructura, un acto de paciencia y precisión que culmina con la emoción de ver la creación elevarse por primera vez.
Este fenómeno cultural tiene su punto culminante en el Festival del Viento y las Cometas en Villa de Leyva. Este evento, que ha evolucionado de una simple reunión local a una competencia de talla internacional, atrae a miles de espectadores y a expertos en aerodinámica que exhiben creaciones que van desde las formas más tradicionales, hasta las más complejas obras de arte volador con diseños tridimensionales y acrobáticos. La cometa en Colombia es un pilar de la identidad cultural que celebra la creatividad, la comunidad y la emoción de conectar con la naturaleza.
Japón: El Arte Ancestral y la Batalla de los Vientos
En Japón, la cometa (tako) tiene una historia que se remonta a varios siglos atrás. Introducida desde China, su uso inicial fue militar, pues se utilizaban para enviar mensajes o como herramientas de observación estratégica. Con el tiempo, se transformaron en un arte meticuloso y una profunda manifestación cultural. La artesanía del tako es una disciplina en sí misma, donde se utiliza bambú para la estructura y papel washi (papel japonés hecho a mano) para la superficie, que luego se decora con motivos que van más allá de lo estético.
Las cometas japonesas son conocidas por sus diseños detallados, que a menudo representan figuras de la mitología, héroes samuráis para simbolizar la valentía y el honor, dragones para la fuerza, o carpas Koi para la perseverancia y la buena fortuna. Estas cometas se utilizan en ceremonias tradicionales para celebrar hitos importantes, como el nacimiento de un niño. El Festival de la Cometa de Hamamatsu, por ejemplo, es un evento que combina la celebración del nacimiento del primogénito de una familia con un espectáculo conocido como takokassen o "batalla de cometas". En este caótico pero festivo evento, equipos de la comunidad se enfrentan en el aire, intentando cortar los hilos de las cometas de sus oponentes, añadiendo un elemento de competencia y celebración a una práctica ceremonial ancestral.
Sudáfrica: Viento de Inclusión en Ciudad del Cabo
En Sudáfrica, las cometas han encontrado un nuevo propósito social. El Festival Internacional de Cometas de Ciudad del Cabo es un evento único en África, no solo por su envergadura, sino por su enfoque en la salud mental. Organizado por la Fundación de Salud Mental de Ciudad del Cabo, el festival utiliza el vuelo de las cometas como una metáfora poderosa para la libertad y el bienestar emocional. La cometa que se eleva hacia el cielo simboliza la superación de los desafíos psicológicos, creando un espacio de inclusión donde personas de todas las edades y orígenes pueden unirse y compartir sus historias, convirtiendo una simple actividad en una plataforma para la conciencia social y la comunidad.
Francia: Espectáculo y Vanguarda en Berck-sur-Mer
En el viejo continente, la cometa se ha convertido en un espectáculo de arte y técnica. La costa de Francia, bañada por los fuertes vientos del canal de la Mancha, es el escenario del famoso festival "Rencontres Internationales de Cerfs-Volants "(Encuentros Internacionales de Cometas) en Berck-sur-Mer. Desde su inicio en 1987, este evento ha transformado la playa en un lienzo aéreo, atrayendo a los mejores pilotos y diseñadores de cometas del mundo. A diferencia de las tradiciones ceremoniales, el festival francés destaca por su innovación, presentando cometas gigantes con formas de animales marinos, esculturas geométricas y complejas formaciones acrobáticas, consolidando la cometa como una forma de arte contemporáneo y deporte.
Nueva Zelanda: El Vínculo Espiritual del Manu Tukutuku
En Nueva Zelanda, la historia de las cometas está íntimamente ligada a la cultura maorí. Las cometas maoríes, o manu tukutuku, eran mucho más que juguetes; eran artefactos sagrados utilizados para la comunicación con los dioses (atua) y los ancestros. Construidas tradicionalmente con materiales naturales como el lino y la madera, sus formas de aves (manu) se creía que podían llevar mensajes al reino espiritual. La fabricación y el vuelo de estas cometas eran actos ceremoniales que requerían un profundo conocimiento de la naturaleza y del cielo. Aunque la tradición decayó con la colonización, hoy existe un fuerte movimiento por su preservación, reafirmando el papel del manu tukutuku como un símbolo de identidad y herencia cultural maorí.
En cada rincón del mundo, el acto de elevar una cometa demuestra ser un lenguaje universal, un hilo entre la tierra y el cielo. Ya sea en las festivas sabanas de Colombia, en las ancestrales batallas de Japón, o en los cielos espirituales de Nueva Zelanda, la cometa trasciende su forma de juguete para convertirse en un símbolo multifacético de identidad, conexión y aspiración.
La cometa es un puente. Es el lazo invisible que une al padre colombiano con su hijo en la creación de una cometa casera, transmitiendo no solo una técnica, sino un legado familiar. Es el vínculo que conecta a los maoríes modernos con sus ancestros, reafirmando una herencia que se resiste a ser olvidada. Y en Sudáfrica, se convierte en un puente entre el silencio y la voz, ofreciendo un espacio seguro para hablar de la salud mental. En su vuelo, la cometa lleva consigo las historias de quienes la crearon, sus miedos, sus esperanzas y el profundo deseo humano de alcanzar lo inalcanzable.