Texto por: Daniel Gael Rodríguez Orozco
Correción/edición de estilo: Carolina Labrador
¿Qué se les viene a la mente cuando piensan en el nacimiento? Probablemente sea mamá, bebé, comienzo, surgimiento, parto e incluso cesárea. Pero ¿cuál es el verdadero trasfondo que implica tener un parto? ¿cuáles son las implicaciones para una madre, para su cuerpo, su emocionalidad, para la pareja y para la familia? ¿cómo se desarrolla todo el contexto antes, durante y después de un embarazo?
Desde La Brújula, tuvimos la oportunidad de hablar con Luisa Puerto, una dula experimentada que forma parte de Maternarser, que más que ser una empresa, es un grupo de apoyo para las mujeres gestantes con el fin acompañar todo su proceso de embarazo.
En Colombia, el parto sigue percibiéndose como una patología desde el punto de vista clínico, puesto que se predispone y se trata como una enfermedad, cuando en realidad no lo es, según Luisa. El parto y el embarazo es algo natural que ha acompañado a la humanidad desde sus principios, y es un hecho que trasciende los límites físicos y sociales. Sin embargo, el embarazo y el parto se han visto desde hace mucho tiempo de una manera despectiva, y ahí es cuando nace la violencia obstétrica que es usualmente definida como los abusos, discriminaciones u omisiones por parte del personal de salud hacia las mujeres durante el embarazo, el parto y el puerperio (la conocida dieta después de dar a luz). En nuestro país, el 42.2% de las mujeres gestantes experimentaron negligencia durante su atención, el 35.7% sufrieron represión de emociones, es decir, se les obligaba a silenciar sus expresiones de dolor o angustia; asimismo, el 27.1% enfrentaron amenazas e intimidaciones por parte del personal médico, y solamente el 33.7% tuvo un acompañamiento continuo durante el parto, según la Encuesta Nacional de Parto y Nacimiento que Profamilia realizó el año pasado. La lista podría seguir, al igual que los porcentajes y cifras, es aquí donde se asocia el parto con el sufrimiento.
Luisa también hace parte de los millones de mujeres que tuvieron un parto traumático. Recuerda cómo la separaron forzadamente de su hija, quien acababa de nacer. Ese día, Luisa presentó complicaciones graves luego de dar a luz, sin embargo, la negligencia del personal médico fue un obstáculo en cuanto a su tratamiento inmediato, en vez de atenderla en el mismo hospital donde recibieron su parto, la trasladaron a otro hospital. Luisa se encontraba a varios kilómetros de distancia de su hija. Este hecho, la marcó para el resto de su vida, y la impulsó a buscar alternativas para ayudar a otras mujeres desde su experiencia personal. Ahí fue cuando comenzó el camino de su vocación recién descubierta, ahí comenzó su camino como dula.
En 2022, se creó la ley 2044 de 2022, que define al parto digno como un proceso que garantiza los derechos fundamentales durante todo el embarazo, basándose en el respeto a la autonomía, libertad de decisión y atención humanizada. En otras palabras, el parto digno prioriza la humanidad y el bienestar integral de la mujer, sin embargo, la resistencia cultural, la falta de difusión e información y las brechas de la discriminación hacia la mujer, acentuada aún más hacia las mujeres gestantes, representan un freno a los avances en su aplicación (que además siguen siendo parciales)
Luisa acompaña como Dula, pero ¿qué significa exactamente? Dula viene del griego antiguo dulé que significaba en ese tiempo sirvienta de mujeres. Las dulas acompañaban y servían a las mujeres de más alto estatus durante el parto, brindando atenciones físicas y emocionales a estas. Hoy en día, gran parte de su significado se ha mantenido, continuando con las tradiciones de la antigua Grecia. Una dula es una persona, generalmente una mujer, que apoya emocional y físicamente a las mujeres, mientras recorren el camino de su embarazo, desde la concepción hasta el nacimiento. Además, las dulas informan, aconsejan y escuchan durante todo el proceso de acompañamiento. Ahora bien, es importante separar el concepto de partera del de dula, puesto que las segundas, no realizan tareas médicas, tales como diagnosticar, prescribir o realizar exámenes, al igual que no traen a luz a los recién nacidos. Las dulas acompañan a las futuras madres y son un gran apoyo para las parteras. Según Luisa, es importante estar ahí para las mujeres, puesto que, en muchos casos, no tienen quién las escuche en medio de todos sus problemas, miedos e inseguridades.
“Una de nuestras misiones es devolverles la confianza en sus cuerpos, a que pueden parir”, nos explica Luisa, diciéndonos que el dolor es diferente al sufrimiento y que puede haber parto sin trauma. Es por eso que, durante este acompañamiento, se realizan ejercicios de respiración, yoga, alimentación y conciencia de sí misma, entre muchos otros. “El parto es algo que las mujeres han logrado hacer durante millones de años, imposible que todo ese conocimiento ancestral no esté dentro de nosotras” Y es que, en realidad, el dolor del parto es causado por los cambios anatómicos del cuerpo humano, en este caso, las caderas de las mujeres se vieron obligadas a estrecharse para poder ser factible y más seguro el caminar en dos piernas, pero se ha demostrado que la respiración, los ejercicios de yoga y de alimentación sana, pueden reducir notoriamente el dolor durante la labor de parto, según estudios publicados en la National Library of Medicine, la American Academy of Family Physicians, entre otros.
Sin embargo, el acceso a un parto digno y respetuoso se ha limitado a las personas que pueden costearlo. Para esto, Maternarser, el grupo donde trabaja Luisa, ha aplicado a varios apoyos gubernamentales tanto nacionales como internacionales, aunque muy pocos han atendido su causa. Hablemos por ejemplo del parto por cesárea, que se considera según expertos, debería ser menos de 15% de nacimientos, puesto que es un procedimiento demasiado invasivo y peligroso. En Colombia, aproximadamente el 50% de nacimientos totales en 2023 fueron realizados por medio de la cesárea. Tristemente, para el negocio de la salud, es mucho más efectivo y produce muchos más ingresos, por eso se prefiere realizar este tipo de cirugías, que, en 2024, alcanzaron un 45.9% siendo estas no consentidas.
Luisa dice que las condiciones de los embarazos en Colombia no son dignas, puesto que el hospital parece un campo de guerra o en sus palabras, “una sábana con depredadores al asecho” y lo que debería ser algo íntimo, es expuesto al escarnio de muchos. El embarazo se concibe, la mayoría del tiempo, en un espacio íntimo, y seguro. Sin embargo, una clínica es brusca y atenta tanto contra la madre, como con el bebé en camino.
Luisa tiene fe de que las cosas y la manera de dignificar el embarazo mejore de a poco, y piensa que la difusión y la generación de conciencia son vitales para que se logre dar a luz dignamente. Falta aún mucho camino por recorrer, pero las estructuras sociales nunca han sido perpetuas, y todo puede cambiar, así se deba trabajar día a día. Ahora me gustaría preguntarles nuevamente, ¿Qué se les viene a la mente cuando piensan en el nacimiento?