Aunque parece cruel, resulta cierto que tuvo que ser necesario el suicidio del estudiante Sergio Urrego, quien fue discriminado en su colegio, para tener en cuenta la discriminación en las aulas; dos meses después de este lamentable hecho, se sigue hablando del caso de Sergio Urrego y no era para menos, pues esta es solo una muestra de lo atrasados que estamos en temas de igualdad y respeto hacia la comunidad LGBTI.
A raíz del caso mencionado anteriormente, caso que por cierto no ha sido cerrado todavía al no haber justicia suficiente, el Distrito y organizaciones LGBTI llaman la atención sobre la aceptación sexual, en Bogotá 98% de las personas que pertenecen a la comunidad LGBTI declaran que san sido víctimas de discriminación o que sus derechos han sido vulnerados.
Según la Secretaría de Planeación, hay más discriminación cuando se posee un nivel educativo bajo y una representación negativa previa de las personas de los sectores LGBTI, del 98 % de los LGBTI discriminados, los transgeneristas son quienes más perciben esta situación en el derecho a la educación, con un 83%, en cuanto a las personas que no asisten a un establecimiento educativo, en promedio el 11,91% lo hacen debido a su orientación sexual y los gays ocupan el primer lugar con un 19,74%. Quienes menos han sufrido discriminación, maltrato o agresión son los y las bisexuales (12,16%).
Según este informe, del 30% de personas que expresan haber sido agredidas física y/o psicológicamente en el sistema educativo, el 66,37% considera que es debido a su orientación sexual.
Las cifras de la Secretaría de Planeación, nos demuestran que el caso de Sergio Urrego no fue el primero y tampoco será el último, pero a pesar de esto, las personas se quedan calladas y no acusan a las instituciones que los discriminan, sin duda alguna es necesario que con base a estas cifras se planeen estrategias que protejan los derechos de la comunidad LGBTI que a menudo es rechazada.