En una publicación realizada a través de su cuenta en Twitter, la célula egipcia del grupo fundamentalista Estado Islámico reivindicó ayer su responsabilidad en el derribo de un avión ruso que se estrelló en el desierto del Sinaí, en el este de Egipto. En el accidente fallecieron, en su totalidad, los tripulantes y pasajeros del vuelo.
“Los soldados del califato lograron abatir un avión ruso en la provincia del Sinaí que transportaba a más de 220 cruzados, quienes murieron todos” señaló el grupo yihadista que asegura haber actuado en represalia por la intervención militar de Rusia en Siria. De acuerdo a la embajada rusa en El Cairo, los 217 pasajeros (214 rusos, 3 ucranianos) y 7 miembros de la tripulación parecieron en la catástrofe.
No obstante, algunos expertos militares sostienen que dicha rama de Estado Islámico no posee misiles capaces de impactar a un avión volando a 30.000 pies pero no descartan la posibilidad de que existiera una bomba en el interior del artefacto o que este fuera alcanzado por un cohete o misil al perder altura como consecuencia de problemas técnicos.
Por su parte, las autoridades rusas han mostrado escepticismo frente al anunciado por los yihadistas. “Esta información no puede considerarse exacta… Estamos en estrecho contacto con nuestros compañeros egipcios y las autoridades aéreas de ese país. En este momento, no disponen de ninguna información que confirme tales insinuaciones” señaló el ministro ruso de transportes, Maxim Sokolov, quien fue enviado al lugar del accidente junto a equipos de emergencia por parte del presidente Vladimir Putin.
El siniestrado avión Airbus A321 perteneciente a la compañía aérea Kogalymavia cubría la ruta entre Sharm el Sheij y San Petersburgo. Sus restos fueron encontrados ayer en la mañana en una zona montañosa cercana a Al Hasana en la provincia de Sinaí del Norte, donde pocas horas después fue hallada la caja negra del aparato.
Como medida preventiva, las aerolíneas europeas AirFrance y Lufthansa anunciaron la suspensión de sus vuelos sobre el Sinaí.