Entre los checos, la conciencia de la identidad nacional se plasmó por primera vez en 1848, cuando estalló una rebelión heroica en Praga, contra la autoridad de los Habsburgo. Entre los rebeldes activos se encontraba Bedrich Smetana (1824-1884), quien entonces tenía 24 años. En su actividad como compositor, reflejó esta conciencia nacional mediante un lenguaje musical en el que expresó el sentimiento y el pensamiento checos. Fue el fundador de la escuela nacional checa e influyó directamente en Anton Dvorak, brillante encarnación de dicha escuela. A partir de Smetana como modelo a seguir, Dvorak ensanchó e hizo fructificar su mensaje. Descubrió en sus vecinos moravos y eslovacos nuevas fuentes de inspiración popular y se adentró poco a poco en tierras polacas. Cultivó la mayoría de los géneros con considerable éxito. Su conocimiento de los esquemas formales revela tanta fantasía como perspicacia e imprime a sus sinfonías y obras de cámara un sello inconfundible.

EL MÚSICO DE LA SEMANA, 2 a 31 de mayo, 2:00 p.m.