Entre arrozales y cocoteros, la estupa de Kraing Ta Chan aparece al final de un pequeño camino de tierra en Camboya con cientos de cráneos y otros huesos que llevan escrita la historia del genocidio camboyano.
La antropóloga forense estadounidense Julie Fleischman y el departamento de Arqueología y Prehistoria del ministerio de Cultura de Camboya completaron en junio el segundo estudio sobre restos óseos de las fosas comunes del régimen del Jemer Rojo (1975-1979) en Kraing Ta Chan, en la provincia de Takeo, a unos 90 kilómetros al sur de Phnom Penh.
"El objetivo era determinar qué pasó con la gente, y con eso me refiero a cómo murieron. Tenemos los registros históricos y los testimonios pero nadie ha vuelto a las evidencias físicas, que son los huesos, para ver si concuerdan", declaró a Efe Fleischman.
"Conservamos y consolidamos los huesos, y mantenemos pruebas para que el régimen de Pol Pot nunca vuelva", dice por su parte el director camboyano del departamento de arqueología, Voeun Vuthy, durante la ceremonia budista que se celebró al terminar el estudio.
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