Vivo — Análisis

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Vivo — Análisis
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Domingo, Agosto 8, 2021

Por: Antonia Gómez Almarales

 

Un kinkajú es un animal perteneciente a la familia de los mapaches, Wikipedia dice que tiene un aspecto similar al de los monos, pero le mostré una foto a mi mamá y ella me dijo que se veía más como un lémur. Si lo juzgan por su versión animada en la película, yo digo parece un peluche.

 

Esta es la historia de un kinkajú llamado Vivo, quien trabaja cantando y haciendo música en una plaza de Cuba junto a su compañero Andrés, quien un día recibe una carta de una vieja amiga y esto obligará a Vivo a ir hasta los Estados Unidos para llevarle una canción, tarea que no le será sencilla. La cinta está dirigida por Kirk DeMicco y Brandon Jaffords, protagonizada —en su versión en inglés— por Lin Manuel Miranda, Ynairaly, Zoe Saldana, Juan de Marcos González y Gloria Stefan, cuenta con música original de Alex Lacamoire y Lin Manuel Miranda, y Netflix la realizó en colaboración con el estudio de animación de Sony.

 

Yo disfruté mucho ver Vivo y se lo atribuyo en parte a que el nivel de coherencia visual-narrativa que tiene es muy satisfactorio. Esto a lo que yo llamo ‘coherencia’, también denominado ‘lenguaje cinematográfico’, y no es exclusivo de Vivo ni es una novedad en la industria del cine, de hecho, a nosotros en la academia nos enseñan que debemos pensar nuestros cortometrajes de tal forma que implementemos el lenguaje cinematográfico. Para mí ver una película que utilice estas convenciones resulta muy satisfactorio, siento que cuando puedo leer una cinta de esta manera la disfruto más. Y es por ello que hoy quiero compartir un pequeño análisis de Vivo con ustedes, para que, si deciden verla, también entiendan las referencias.

 

La luz en Vivo tiene múltiples propósitos, pero quiero destacar sobre todo su uso en el primer momento de la película, donde cada vez que un personaje va a comenzar a cantar, las luces bajan, dejando su alrededor casi en la oscuridad y es una luz tipo seguidor —spotlight— la que se encarga de iluminar al personaje en cuestión; esto no está asociado únicamente a los cantantes, también hay una escena donde una partitura sale volando y pasa de las sombras a un espacio que tiene luz de sol. La luz es sinónimo de música. Estos cambios de luz tienen como finalidad ser una transición a los números musicales y que no se sienta abrupto el cambio cuando empiezan a cantar.

 

Me atrevería a decir que tener a Lacamoire y Miranda en la música es casi que un sello de garantía. Las canciones en los musicales siempre deben tener un propósito dramático, es decir, tienen que hacer parte de la historia, mover la trama o darnos información nueva que nos sea útil más adelante porque de lo contrario, es como si pusieran en pausa la película por un momento para cantar, casi como si fueran comerciales y eso no es tan divertido. Afortunadamente todas las canciones en Vivo tienen una razón de ser y se les suma el detalle que, de la misma forma que cada personaje tiene su personalidad y voz propia en los momentos hablados de la película, se siguen distinguiendo al momento de cantar, por ejemplo, la percusión es mucho más marcada en las canciones en las que interviene Gabi y, aunque Andrés y Vivo estén cantando la misma canción, Vivo siempre va a tender a irse hacia el rap.

 

No es una regla, pero en los musicales normalmente los personajes principales tienen lo que se denomina una I want song, que es una canción donde cantan cuál es su interés o qué es lo que esperan encontrar al final de la aventura; Vivo les otorga a estas canciones un estilo de animación diferente, es como una versión idealizada y perfecta del mundo que se imaginan los personajes y crea así un gran complemento para estas canciones. En general me parece precioso cuando mezclan técnicas de animación y sale bien.

 

El color es mi elemento favorito no sólo de esta película, sino en general dentro del cine. Fíjense cómo a través de él nos pueden hacer entender cosas de los personajes, de cómo se relacionan sin la necesidad de decir una palabra: el color que representa a Gabi es el morado, Vivo es un kinkajú amarillo casi en su totalidad; el amarillo y el morado son colores opuestos en el círculo cromático así como las personalidades de Gabi y Vivo son opuestas, pero eso no quiere decir que estos colores no se vean bien juntos, todo lo contrario, son colores complementarios, tal y como la relación de Gabi y Vivo. Otro ejemplo puede ser Gabi dentro de su casa, la cual está pintada y decorada con la misma paleta de colores con la que ella viste, sin embargo, los colores de su casa están en tonos pasteles suaves y Gabi utiliza colores que están mucho más saturados, tienen mayor intensidad. Aunque ella diga que es ‘‘única y detergente’’, lo que nos indica su entorno es que sí pertenece, solo que ella siente con una intensidad diferente y es por eso que choca con su mamá; opuesto a lo que le ocurre a las chicas que venden galletas: ellas visten con la misma paleta de color, se entienden perfectamente.

 

Vivo es un musical muy entretenido y divertido que no perdió mi atención durante la hora y media que dura, no tiene una historia ‘demasiado infantil’ que haga que los más grandes nos aburramos, tiene una historia de aventura que los dejará con una sonrisa en su rostro y muchas ganas de bailar salsa. Espero que si lo ven puedan notar estos detalles y tal vez así disfrutarla un poco más.

 

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