Resiliencia, una actitud que se volvió costumbre en los últimos dos años

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Resiliencia, una actitud que se volvió costumbre en los últimos dos años
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Lunes, Marzo 14, 2022
En el artículo semanal sobre el estado de la pandemia de Covid-19 en nuestro país, el profesor Carlos Eduardo Rivera R., trae a relación la mortalidad que se ha tenido en el mundo desde el siglo XX, derivada de diversas situaciones como guerras, terrorismo y pandemias, y cómo con una actitud de resiliencia la humanidad ha dado saltos entre la adversidad, saliendo adelante, pero conservando su capacidad de autodestrucción.

Desde varios frentes la humanidad se ataca a si misma: Conflictos internos, guerras entre países, terrorismo, desigualdad social, y hasta las epidemias y pandemias producto quizás de acciones mal intencionadas en los laboratorios; en medio de las consecuencias de estas situaciones sale a relucir la palabra resiliencia, que más que una palabra es una actitud, la Real Academia de la Lengua define resiliencia como “Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”.

En más de 100 años, la humanidad ha tenido que hacer su mayor esfuerzo y volverse resiliente, en el siglo XX se libraron dos guerras globales que duraron un poco más de cuatro y seis años respectivamente y con una diferencia entre ellas de 21 años, y en otros lugares del planeta se presentaron en forma simultánea conflictos entre países no vinculados directamente con los conflictos globales. Para vislumbrar la alta capacidad de destrucción de la especie humana se relacionan las consecuencias de mortalidad de algunas de estas situaciones desde el siglo XX:

En la Primera Guerra Mundial [1914 a 1918], los países que intervinieron sumaban una población de 600 millones de habitantes, equivalente a la mitad de la población mundial, y se produjo la pérdida de cerca de 30 millones de personas, éxodos masivos de la población, hambrunas, guerra civil en Rusia y los conflictos regionales de la posguerra y que según los historiadores se estima la pérdida o muerte de entre cinco y 10 millones de personas; y como si no fuera suficiente, al final de la guerra, surgió la pandemia de la gripe española que por dos años [1918 a 1920] contagio a 500 millones de personas, de las cuales murieron 50 millones, una secuela de millones de viudas y huérfanos, desempleo, recesión económica, y un costo de 180.000 millones de dólares a los países que intervinieron.

La Segunda Guerra Mundial [1939 a 1945], no solo con una mortalidad entre 40 y 100 millones de personas, dejó una debacle económica, Europa-Japón-China y la Unión Soviética destruidas, una pérdida del 50% de su capacidad industrial, y la inoperancia de la infraestructura férrea- terrestre & los centros de comunicación y un costo de US$120 billones de 1945.

Conflictos en paralelo como el de Italia y Etiopía [1935 a 1941] que dejó 760.000 víctimas, la Guerra Civil Sudanesa [1983 a 2005] en la que murieron cerca de dos millones de personas, la Guerra en el Congo que dejó entre dos y siete millones de muertos entre 1998 y el 2003, el Genocidio en Ruanda [1990 a 1994] donde se asesinaron más de 800.000 personas, y así muchos conflictos que dejaron millones de víctimas como Vietnam [tres millones], Biafra en Nigeria [tres millones], Somalí y Eritrea en África Oriental [un millón y 730.000 respectivamente], Angola en África Central [1,5 millones], Costa de Marfil en África Occidental [400.000], Cuba [200.000], el Ku Klux Klan [20.000], la violencia en Colombia entre 1948 y 1953 con 300.000 muertes, así como el conflicto armado desde 1964 que nos ha dejado más de 350.000 muertes; y podríamos seguir con una lista interminable de situaciones de las cuales la humanidad ha salido adelante recuperando sus espacios y actividades, pero no se ha recuperado del egoísmo.

No se puede dejar de mencionar que el Costo Económico del Terrorismo entre el año 2000 y 2019 superó los US$26.400 millones, y debe resaltarse el atentado del 11 de septiembre del 2001 con cerca de 3.000 víctimas.

Y si indagamos entre Epidemias y Pandemias desde el siglo XX, se destaca entre varias el Cólera [1899 a 1923] con más de 800.000 muertes, la Peste Bubónica [1903 a 1912] con 40.000 fallecimientos, la Gripe Española ya detallada anteriormente, la Gripe Asiática [1957 a 1958] con dos millones de muertes, la Gripe de Hong Kong [1968 a 1969] con un millón de fallecimientos, el VIH que desde 1960 ha presentado más de 30 millones de fallecimientos, y por supuesto, el mal que nos congrega a desarrollar este artículo, el Sars-Cov2 [Covid-19], el cual desde diciembre de 2020 y a corte del 10 de marzo de 2022 presenta 453 millones de contagios detectados, un registro de 6,05 millones de personas fallecidas y una década de desarrollo económica perdida. Y este recuento de muerte desde el siglo XX, ¿a que viene? Hace dos años empezamos a oír de un tal Covid en China y nos llenamos de indiferencia, hasta que ese tal Covid llegó a nuestro país, y a corte del 10 de marzo 6’074.874 personas se han contagiado y de las cuales 139.220 murieron, lección que tenemos para que no actuemos con indiferencia ante lo que sucede en Ucrania donde la guerra nos está mostrando imágenes y situaciones narradas de la Primera Guerra Mundial, y es que la actual guerra fue iniciada por Rusia cuando el planeta está ganando otra guerra contra un individuo invisible y maligno, “Covid-19”, pero que derivado de las acciones bélicas está impactando el manejo de la misma, la Organización Mundial de la Salud, OMS,  estima que los contagios pueden incrementar en Ucrania derivado de la tragedia humana del desplazamiento de personas o el hacinamiento de las mismas en las estaciones subterráneas del metro y en los refugios protegiéndose del ataque aéreo; por otro lado una de las sanciones económicas y comerciales contra Rusia afectó al fondo que comercializa la vacuna Sputnik V, fármaco que se distribuye en varios países del mundo.

Desde nuestro país, nada podemos hacer para cambiar el ritmo de la guerra, pero si podemos hacer que el ritmo de minimización continuada de la pandemia en nuestro país se mantenga, y ¿cómo?, en buena hora el país no negoció Sputnik, contamos con vacunas de cinco laboratorios, y ya el 71,65% de la población cuenta con al menos una vacuna, el 69,02% ya tiene el esquema total de segunda dosis o monodosis y el 18,07% de las personas tienen dosis de refuerzo, por lo que debemos convencer de vacunarse a aquellos que siguen siendo adversos a la vacuna, también aquellas personas que no han completado el esquema de vacunación deben hacerlo, así como aplicar a la  dosis de refuerzo, y ante todo no perderle el respeto al virus, que sabemos enferma y mata, pero que acudiendo a la prudencia nos facilita con este virus una convivencia sana. Y es que con la fuerte ola de inmigración que ya va en más de dos millones de Ucranianos a países vecinos y otros continentes, la OMS advierte que el deterioro de las condiciones facilitará la propagación del Covid-19, tanto en el foco de guerra como en el resto del mundo, y es que entre los inmigrantes también hay personas adversas a la vacuna; con el desabastecimiento de Sputnik V, las naciones que la aplican deben recurrir a otras alternativas de negociación, haciendo se disminuya el ritmo de vacunación global; sin ir muy lejos, en 10 naciones vecinas latinoamericanas se presenta esta situación de renegociación derivado del uso de la vacuna Rusa.

Resiliencia significa “saltar hacia atrás, y rebotar”, y cómo se indicó al inicio de este  artículo, una actitud resiliente se refiere a la capacidad de sobreponerse a momentos críticos y adaptarse luego de experimentar alguna situación inusual e inesperada como nos ocurrió con el Covid-19; por lo anterior, al actuar con resiliencia en comunidad, se retorna a la normalidad.

La humanidad, a pesar de guerras, conflictos y pandemias que han dejado y dejan profundas huellas, ha demostrado resiliencia parcial que nos trae oportunidades de mejoramiento y fortalecimiento de la sociedad, y la resiliencia total se daría, si logramos vencer el egoísmo y el orgullo que se sobrepone a toda buena intención y viviéramos sin afectar a nuestro prójimo.

Reconocimiento personería jurídica: Resolución 2613 del 14 de agosto de 1959 Minjusticia.

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