El Espectador publicó un trabajo del estudiante Alejandro Silva del programa Comunicación Social-Periodismo de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. La crónica cuenta la historia de la primera industria cementera del país, en donde se produjo una gran cantidad de cemento que sirvió para convertir a Bogotá en lo que es hoy, la mole de concreto y asfalto más grande del país.
“La Siberia”, el pueblo aledaño a la cementera, también se encuentra abandonado y se rumora que es habitado por fantasmas. Los pocos que conocen de la fábrica es debido a las historias paranormales y no por las oportunidades de trabajo que le dio durante muchos años a los campesinos y por contribuir al desarrollo social de los habitantes de La Calera.
En la actualidad, es un atractivo turístico para los curiosos que se acercan a comprobar las historias de fantasmas que habitan el lugar, pero también hace un llamado debido a las consecuencias que deja al medio ambiente y a las poblaciones aledañas la extracción de piedra caliza, pues las cementeras que existen en la actualidad se encuentran muy cerca a los pueblos, los cuales no quieren que sus calles sean cubiertas de gris, ni que allí queden las ruinas que deja el cemento.