Con un débil crecimiento del 2,6% y una inflación moderada de 3,2%, así como con el cumplimiento de la promesa de campaña de Uribe-Duque en torno a menos impuestos y más salario, al ofrecer una gabela a los trabajadores con el aumento del salario mínimo en un 6%, equivalente a un 2,8% de aumento real, por encima de la inflación, es el análisis que hace el profesor emérito de Utadeo, Salomón Kalmanovitz, sobre “El año que se fue”, en su más reciente columna de opinión en El Espectador.
Según el experto, la medida de menos impuestos fue más en serio que la del salario, en tanto la reforma tributaria aumentará el recaudo en solo 7 billones de pesos, los cuales se extraerán de la clase media y marginalmente de los altos patrimonios. Sin embargo, precisa, los verdaderos regalos serán dados a las empresas, pues estos suman más de 9 billones de pesos, lo cual rompe la equidad y eficiencia tributaria, al tiempo que fomenta la evasión y la elusión de impuestos: “vuelve a evidenciar el derecho de las élites a depredar las finanzas del Estado y reducir el recaudo cuando se necesita urgentemente aumentarlo, dada la magnitud del déficit fiscal”, precisa Kalmanovitz.
Por otro lado, asegura que la presión ejercida por la oposición y por los intelectuales permitió que se hundiera el IVA a los pobres, al tiempo que se justificó el impuesto saludable sobre las gaseosas y la cerveza y se aumentaron los tributos para los dividendos: “Si el ministro Carrasquilla aducía que el presupuesto que le dejó Mauricio Cárdenas estaba corto en $14 billones —algo que no se sabe de dónde sacó—, después de la “ley de financiamiento” estarían faltando $16 billones. Lo que sí es conocido es que el déficit fiscal del Gobierno central calculado por el marco fiscal de mediano plazo para 2019 alcanza el 2,2 % del PIB, que son más de $25 billones, cifra que aumentará con la deficiente reforma tributaria aprobada por el Congreso”, destaca el columnista.
De este modo, asegura, el gobierno tendrá que aumentar la deuda pública interna y en dólares, lo cual, en últimas, significará presentar una reforma tributaria más seria cuando lo dicte el mercado internacional de capital.
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