Las pandemias y la inmigración han marcado el destino de la familia Trump desde hace tres generaciones y es precisamente sobre estas situaciones que el Presidente del Consejo Directivo de Utadeo, Jaime Pinzón López, escribe su columna de esta semana en El Nuevo Siglo.
Donald Trump centró su campaña y su gobierno en la lucha frentera contra la inmigración, en contravía de su propio origen, según señala el columnista, pues su abuelo "De origen Bávaro, Friedrich Trump, a los diez y seis años emigró en la tercera clase de un barco a los Estados Unidos, arribó a Nueva York en 1885 cuando la estatua de La Libertad estaba en construcción; no sabía inglés".
Su columna describe como el abuelo Trump se enfentó en el siglo pasado a lo que todas las personas que llegan a EE.UU. deben superar para establecerse, encontrar oportunidades y lograr el sueño de una nueva vida "Trabajó de barbero antes de trasladarse a Seattle, donde obtuvo la nacionalidad norteamericana, cambió de actividad, abrió locales de comida en Yukón para atender a aventureros que llegaban en busca de oro, licor y comida, servía a los mineros, se convirtió en hombre acaudalado, para 1900 poseía un gran capital".
La fortuna acumulada por el primer inmigrante Trump en América fue la base del emporio inmobiliario del que disfruta aún su nieto Donald; pero la vida de abuelo y nieto fue signada por una tragedia que se repitió con un un siglo de diferencia "(Friedrich) Murió el treinta de mayo de 1918, a los cuarenta y nueve años, afectado por la gripa mal llamada española, caminaba con su hijo adolescente Fred, padre de Donald Trump, se sintió mal, apenas logró retornar a casa y falleció".
"Su nieto, el actual presidente de los Estados Unidos, ha olvidado lo de la gripa que mató al abuelo y piensa distinto sobre migración. No fue de él que heredó la idea de rechazar migrantes y levantar muros".