Aunque muchas personas no conocen el océano o esta imponente masa de agua salada los desconcierta y les causa temor, lo cierto es que todos llevamos al mar en nuestra sangre. Así argumenta el director del Departamento de Ciencias Biológicas y Ambientales de Utadeo, Andrés Franco, en su columna de opinión en El Tiempo, a propósito de la conmemoración del Día Mundial de los Océanos, que se llevó a cabo el pasado 8 de junio.
Según el biólogo marino y experto en océanos, son innumerables los servicios ecosistémicos que nos brindan los mares, como por ejemplo el ser el más importante regulador del clima, labor que cumple junto con el sol; en segundo término, son el verdadero pulmón del planeta, pues producen cerca del sesenta por ciento del oxigeno del mundo, y por último, el hecho de que la sangre humana presenta gran parte de los elementos que conforman las aguas de los océanos.
Sin embargo, noticias como las de las islas de basura plástica que surcan las aguas, sumadas al deterioro de los ecosistemas o el aumento de las especies invasoras, dan cuenta del actuar de un hombre completamente desligado de su origen marino: “Estas porciones de agua salada son nobles y siempre nos darán señales de su valor, son sabias y dentro de su desconocida inteligencia, aún se regulan y adaptan a los cambios, a los ataques; luchan para mantener su dinámica y su valor”, señala Franco.