Próxima a salir en cartelera, “El olvido que seremos”, filme colombiano que recientemente recibió el premio Goya y que lo certifica como el mejor largometraje de Iberoamérica del 2020, revela el crudo drama de un país en el que la vida vale poco, y que se basa en la novela biográfica de Héctor Abad Faciolince, en referencia al asesinato de su padre por parte de grupos paramiliares y de narcotraficantes. Sobre este tema versa la más reciente columna de opinión de Jaime Pinzón, en El Nuevo Siglo.
“El doctor Héctor Abad Gómez no pudo cumplir su deseo de “Aunque le temo a la muerte no quiero que me maten, anhelo morir tranquilamente rodeado de mis hijos y nietos, no es matando guerrilleros, policías o soldados, como parecen creer algunos, que vamos a salvar a Colombia, es acabando el hambre, la pobreza, la ignorancia, el fanatismo político, como mejorará este país.” Su crimen se suma a la interminable lista de compatriotas que han perecido bajo el terrible complejo de Caín y Abel, el cual se mantiene en una Nación donde todos los días el accionar de armas ocasiona derramamiento de sangre, muchas veces al amparo de la palabra paz”, cita Pinzón.
Por eso, el columnista hace un llamado a que como sociedad levantemos nuestro grito de protesta para que acciones atroces como esta no se sigan prologando en nuestra historia. Para ello insta al rechazo colectivo a la violación de los derechos humanos.