Una oda a la vida de los seres indefensos de nuestro planeta, entre los que se incluyen algunas especies en vía de extinción como las tortugas marinas, es en lo que se ha convertido, en los últimos 19 años, el Programa de Conservación de Tortugas y Mamíferos Marinos (ProCTMM), iniciativa impulsada por Utadeo Santa Marta, en conjunto con Mundo Marino, Petrobras y Corpamag, bajo el liderazgo de la profesora tadeísta Aminta Jáuregui.
A propósito de la más reciente jornada de liberación de tortugas, que se llevó a cabo el pasado 28 de abril en las playas de Casa Grande Surf, El Tiempo, en su sección de Medio Ambiente, reseñó el arduo trabajo que ha desarrollado este programa, el cual completó 2.977 ejemplares de tortugas marinas liberadas a su hábitat natural.
Este esfuerzo poco a poco ha sido retribuido por la ciudadanía, a tal punto que Aminta se ha ganado el sobrenombre de la “mamá de las tortugas”, aunque ella sostiene ser más bien la abuela de estos ‘animalitos’, pues ya son varias las generaciones de biólogos, pescadores y niños que ha guiado por la senda de la conservación y el cuidado al medio ambiente: “Prueba de ello es el proyecto Voluntaritos, un grupo de conservación ambiental compuesto por 32 estudiantes de los colegios aledaños a El Rodadero que cada sábado, de 10 a 12 de la mañana, asisten a los talleres sobre protección de tortugas, en los que tienen la oportunidad de alimentarlas y medirlas”, sostiene el medio.
Sin embargo, el camino no ha sido fácil para Aminta y su equipo, pues al principio tuvo que hacer frente a las presiones y resistencias de los pescadores y pobladores de la zona, quienes tradicionalmente utilizan los huevos o la carne de este animal para sus comidas e incluso para artesanías: “De mil huevos que nacen y eclosionan –señala Jáuregui con preocupación– solo uno puede llegar a ser adulto, si no se toman medidas de manejo como estas. Además, se requieren por lo menos diez hembras para poner esa cantidad de huevos, y desde hace muchos años no las vemos llegar a anidar en estas playas, en esas proporciones”, enfatizó la tadeísta al medio.
En todo caso, Aminta ha logrado modificar las actitudes de muchos de ellos, quienes ya no ven a las tortugas de esa manera, sino que han logrado establecer nuevas alternativas de subsistencia, incluso desde la conservación de las mismas, tal como sucede con los pobladores de Palomino (La Guajira), con quienes se construyó en 2015 un sistema móvil para tortugas que alberga cerca de 300 ejemplares.
