¿Puede el matrimonio o la convivencia en pareja acabar con los abusos sexuales perpetrados por sacerdotes?

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¿Puede el matrimonio o la convivencia en pareja acabar con los abusos sexuales perpetrados por sacerdotes?
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Jueves, Septiembre 20, 2018
Profesores
En su columna de opinión en el Espectador, el consejero de Utadeo, José Fernando Isaza, reflexiona sobre el celibato en la Iglesia Católica, en un momento donde aumentan los casos de clérigos que han abusado y maltratado sexualmente a niños y adolescentes.

El celibato ha sido, en los últimos años, una fuente de debate al interior de la Iglesia Católica, en un momento en el que a muchos de los integrantes de su clero se les ha comprobado maltrato físico y abuso sexual contra niños y adolescentes. ¿Casarse o convivir en pareja cambiaría las conductas de depravación sexual? El consejero y exrector de Utadeo, José Fernando Isaza, en su columna de opinión en El Espectador, señala que estas conductas no necesariamente mejoran al tener pareja, pues las estadísticas demuestran que la mayor parte de los abusos ocurren en los hogares y son perpetrados por familiares cercanos. Ante ello, sugiere Isaza, un abusador requiere tratamientos y medidas restrictivas para proteger a sus posibles víctimas, al tiempo que se castigan los abusos.

Ha sido tal el impacto de la pedofilia en la Iglesia Católica, que los rumores sobre la renuncia al papado por parte de Benedicto XVI se dieron debido a que su hermano, Monseñor Georg Ratzinger, quien fue director del internado del coro de niños de la Catedral de Ratisbona durante 1964 a 1994, estaba al corriente de los 547 casos de abusos sexuales que algunos clérigos a su cargo perpetraron contra los menores.

El celibato, sostiene Isaza, no ha estado presente a lo largo de la historia de la Iglesia, pues solo fue hasta 1139, en el Concilio II de Letrán, cuando se impuso esta conducta, mientras que, en el año 325, en el Concilio de Nicea, prescribió la normativa de que los clérigos, una vez ordenados, no podían casarse: “Una posible razón de la Iglesia para establecer el celibato se anunció en el año 580 por el papa Pelagio II, cuando proclamó que los clérigos y los obispos podían ser hombres casados, siempre que no pasaran la propiedad a su esposa e hijos”, señala Isaza, al sugerir que la medida, en parte, fue tomada con el fin de obtener mayores intereses monetarios y acumulación de riqueza.

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