Dentro de unos muros de piedra encuentro la fuente de la vida llena, de sueños, esperanzas y anhelos; mezclados con sabiduría de hombres, buscando respuestas de cosas inconcretas, no resueltas por sabios, filosófos ni matemáticos, de un mundo que se rehúsa al cambio, destinado por la corriente de estos días. Entrando en la casa del pasado, las paredes me hablan de surrealismo y libertad. Con un vino fino encuentro la paz y entre pensamientos llego a mis sueños. Desconsolada está mi alma y entre fotografías me hundo en el cielo, conociendo gente que se pierde en el viento. Tal vez no volveré a verlos pero
no me importa, pues vivo el momento; porque siento que estoy vivo y lo celebro, porque me encuentro en un paraíso que se detuvo en el tiempo, me hizo sentir que somos muy pequeños, que las estrellas son rojas y el cielo negro. Sigo esperando el momento en que la oscuridad se apodere de mi mente ¿Por qué divago entre oposiciones? ¿Qué si es blanco o es negro? ¿Qué me permite conocer tus besos? Con esta sublime tarde me siento entre tus brazos, pero cuando se acabe, me sumergiré en mi llanto, me perderé entre tinieblas, correré muy rápido, subiré escaleras y desde un edificio coloreado, saltaré y volaré muy alto.
Alejandro Montoya Navarro | alejandro.montoyan@utadeo.edu.co
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