Se estaba al borde de la Primera Guerra Mundial, que desorganizó el comercio global y además el canal presentó fisuras y derrumbes que hacían riesgosa su travesía. El flujo pleno por el canal comenzó verdaderamente en 1920 y probó ser una inversión social y financieramente muy rentable, hasta que fue devuelto al estado panameño en 1999 (Noel Maurer, Carlos Yu, The big ditch).
Las élites panameñas se sentían a gusto con el federalismo que primó en el país entre 1856 y 1886, pero el centralismo oscurantista de La Regeneración las sobreexplotó y enajenó. La Guerra de los Mil Días contó con la masiva participación de los liberales panameños que fueran derrotados por los conservadores, apoyados por la armada norteamericana, en uno de cuyos destructores, el Wisconsin, fue firmada la paz. El acuerdo que dio lugar a la independencia del istmo tuvo como contraparte a los conservadores, que mantuvieron el poder entre 1904 y 1912, año en el cual los liberales, algo más nacionalistas, ganaron las elecciones.
El liberal Belisario Porras alcanzó a presidir el nuevo país hasta los años veinte; adelantó el fortalecimiento económico del Estado, la construcción de infraestructura, el aumento de la cobertura escolar, la fundación de la universidad y una modernización de sus códigos. Porras aumentó los impuestos, mientras que los norteamericanos apoyaron de alguna manera con medidas sanitarias estrictas la provisión de acueductos y de electricidad. Los liberales se contentaron con el impulso al progreso, pero no cuestionaron la dominación norteamericana. La visión del imperio era que una modernización del país y su prosperidad le prestaría estabilidad política, algo que no fue del todo cierto.
En los años 30 los hermanos Arias ocuparon la presidencia sucesivamente con plataformas nacionalistas y desafiantes. En 1934 lograron que Franklin Roosevelt les aumentara el canon de arrendamiento por el uso del territorio, reconociendo la devaluación del 40% que había sufrido el dólar norteamericano en la Gran Depresión. Fueron también años de retroceso de la United Fruit Company —que contaba con grandes plantaciones en Bocas del Toro— y que debió cambiar su modo de operación para darles más oportunidades a los locales en el negocio. Se fortaleció la guardia nacional, que se tornó clave dentro de la política panameña.
En los 40, Panamá contaba con autopistas y ferrocarriles, coberturas de educación, energía y agua potable mayores que las que exhibía su antigua madre patria: en 1946 el gasto estatal era el 13% de su producto interno bruto, mientras que Colombia no alcanzaba al 5% del mismo.
La presidencia del progresista general Ómar Torrijos (1968-1974) tuvo un gran apoyo de los panameños en su afán de recuperar el canal para Panamá. La captura del presidente Manuel Noriega (1983-1989), acusado de narcotráfico por los norteamericanos, causó rechazo en todo el mundo. Jimmy Carter se vio forzado a abrir las negociaciones que culminarían con el traspaso del canal a sus legítimos dueños en 1999, 100 años después de que se iniciara la Guerra de los Mil Días.
Hacer hipótesis contrafactuales es un ejercicio interesante mediante el cual se podría aventurar que, de haber ganado la guerra civil los liberales, tendríamos un canal colombiano y con control soberano, antes de que lo lograran los panameños.
Salomón Kalmanovitz | Elespectador.com