Las tribulaciones de Rappi

Las tribulaciones de Rappi
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Lunes 09 de Septiembre 2019
Tomado de https://mundoempresarial.com.ar/noticia/2557/cronica-de-una-muerte-anunciada-un-rappi-fue-atropellado-por-un-camion-en-retiro

Rappi es uno de los pocos unicornios surgidos en Colombia y paradigma de la economía naranja que el presidente Duque ha promovido como su estandarte de gobierno. De hecho, la firma hizo campaña en las pasadas elecciones a su favor y el candidato publicó una foto con la gorra naranja que distingue a los rappitenderos. Dijo, además, que la empresa refleja el poder de los millennials.

Unicornio se le considera a un emprendimiento basado en las nuevas tecnologías que alcanza una valoración de US$1.000 millones, algo que Rappi ha logrado con presencia en siete países latinoamericanos, tras su fundación en 2015. Tal tipo de empresas aprovechan que la tecnología avanza a una velocidad superior a las regulaciones establecidas para la tributación, las cotizaciones a la seguridad social, las relaciones laborales y las cargas que enfrentan las empresas tradicionales de cada sector. De esta manera, Uber evade el pago de la matrícula y seguros de sus “socios” conductores de taxis encubiertos y Airbnb evade los impuestos hoteleros al rentar apartamentos por períodos cortos a los que visitan su plataforma.

Se puede afirmar que las nuevas empresas tienen más impacto en sustituir a las antiguas que en profundizar los mercados, aunque tienen la virtud de reducir costos al contar con economías de escala derivadas de sus plataformas electrónicas, pero así mismo despiertan la desesperada lucha de los perdedores. Los taxistas en varias ciudades del mundo han emprendido campañas para igualar las condiciones de los uberconductores a las propias y el nuevo sistema ha sido prohibido por las autoridades en varias de ellas. Muchas ciudades han restringido los alquileres de apartamentos por plataformas electrónicas globales, ya que limitan la oferta de vivienda a los locales y han contribuido a disparar los alquileres.

Recientemente, la Superintendencia de Industria y Comercio dictaminó que Rappi estaba administrando su plataforma de comercio en forma irresponsable: no daba factura de compra; cuando había que dar vueltas en los pedidos, las daba en rappicréditos y no en efectivo; no informaba verazmente el precio de los productos y hacía cobros distintos a los enunciados; cobraba pedidos cancelados; incumplía las promociones; demoraba la entrega; confundía las órdenes; hacía cobros dobles por un mismo producto y descuentos en tarjeta de crédito sin autorización.

El “director de policy” de Rappi expresó que acataba a la autoridad, “pero deben tener en cuenta que esto es una nueva economía y deben estudiar los impactos negativos que desincentivan los emprendimientos”, o sea que la ley no les debe aplicar. Falta todavía que el Ministerio de Trabajo investigue algo mucho más grave: las condiciones laborales de los trabajadores de las nuevas industrias “asociativas”, que incumplen todas las normas de contratación y de responsabilidad. Entre otras, Rappi no cotiza para la salud y la pensión de sus “asociados”; no paga el seguro por riesgos de accidentes de trabajo, muy frecuentes, por cierto, entre los ciclistas-tenderos; no hay primas, vacaciones ni cesantías y no hay posibilidades de ascenso en la empresa. En la página de Rappi para captar jóvenes se lee: “Actívate cuando quieras”, “recibe buenos ingresos”, y “pasión, orgullo y voluntad”, de las que necesitarán mucho los muchachos que, a pesar de poder contar con algunas horas de trabajo, seguirán sumidos en la informalidad del no futuro.

Salomón Kalmanovitz | Elespectador.com

Donde fue publicado: 
El Espectador