• Jaime Torres González

    “Me impresiona la gran receptividad que tienen los y las jóvenes hacia los temas del medio ambiente, razón por la cual debemos capitalizarlo para re-crear otra forma de relacionarnos entre nosotros y con la naturaleza”.

    “Ser maestro es compartir mi tiempo, mis conocimientos y mis buenas energías con los y las jóvenes que están en mis cursos. Es una agradable oportunidad de aportar buenas cosas que he aprendido en mi vida, de proyectarlas y generar preguntas y caminos entre ellos, a la vez que puedo conocer un poco del mundo juvenil”, estas son las palabras del docente Jaime Torres González.

    Ingresó a la universidad en el año 2011. En esa época inició con temas económicos y con discusiones con sus alumnos respecto a varios escenarios que se presentaban. En ese entonces, los argumentos e interpretaciones personalistas fueron las protagonistas. Con el pasar de los años “percibí otro tipo de interpretaciones, mejor fundamentadas, tal vez más rigurosas, elaboradas y realistas. Me llenó de satisfacción contribuir a formar un pensamiento más complejo y crítico entre mis estudiantes”, indica.

    Esa contribución sigue siendo su inamovible en el aula de clase en la cual, ahora involucra el cuidado del medio ambiente. Aunque sabe que sus clases no están disciplinariamente ligadas al medio ambiente, siempre introduce su consideración de forma transversal y de forma práctica.

    De ahí que en una actividad divertida propuso calcular la “huella de CO2” que cada uno genera en sus vidas. Esto permitió que los estudiantes, por ejemplo, dialogaran con sus madres acerca de cuántos kilos de cáscaras de papa o frutas salían de sus cocinas a las canecas de basuras. O cuánta contaminación se emitía para llegar a la Universidad, ya fuera si se movilizaba en Transmilenio u otro medio de transporte. “Pienso que así aterrizábamos el concepto de contaminación y lo interiorizábamos analizando nuestras conductas. Esto me gustó bastante”, añade.

    En este contexto, una de las principales conclusiones de sus actividades es que es clave cuidar el medio ambiente, para que no solo quede el “medio” sino se conserve lo más "entero y lo mejor posible", lo que implica promover el cambio en diferentes hábitos, tanto personales como a nivel de grandes políticas o costumbres generalizadas en este tiempo.

    La huella de carbono que deja la humanidad es insostenible, eso es claro. Está dañando el planeta, la calidad del aire, de las aguas, enloqueciendo el clima y esto debe parar. “Me impresiona la gran receptividad que tienen los y las jóvenes hacia estos temas. Y debemos capitalizarlo para re-crear otra forma de relacionarnos entre nosotros y con la naturaleza”.

    Jaime Torres González realiza este objetivo en parte con el ejemplo, al compartir experiencias de vida, metodologías de trabajo y visualizar otras maneras de vivir. Conociendo nuevas tecnologías renovables que nos acerquen a vivir con buena calidad.

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