• Lo que la química me ha enseñado: Crónicas de una científica tadeísta

    La profesora e investigadora Gladys Rozo, cuenta con sus propias palabras y desde su experiencia, lo que ha significado para ella la ciencia durante su vida.


    Mis crónicas de viaje empiezan cuando estaba en el colegio. ¿Qué es la materia? ¿De dónde sale el poder de transformar un compuesto en otro? Yo era como un río, inquieta y persistente. Las preguntas de mi yo alquimista comenzaban a definir el cauce de mi camino hacia el mar del conocimiento. Pero solo cuando terminé mi carrera de Química en la Universidad Nacional de Colombia, hice mi maestría en Ciencias y mi doctorado en Ciencias del Mar, me di cuenta de que para triunfar en mi viaje requería hacerme amiga de lo desconocido y de lo incierto. Me encontré con uno de los grupos de organismos más enigmáticos y problemáticos: las algas. Pertenecen a todos los grupos y a ninguno, nadan libres o se asientan, unas te sonríen, otras te envenenan. Son como los viajes por la vida: llenos de sorpresas, a veces felices y a veces amargas. Aún más, siendo una mujer tratando de abrirse paso en el camino del saber y el conocimiento. Enfrentar el miedo a las dificultades o la falta de reconocimiento puede ser abrumador y todo el camino no dejaba de preguntarme ¿Qué puede hacer una mujer latina, para encontrar su manera de brillar en la ciencia? Esto fue lo que la química me enseñó:

    A descubrir la ciencia como una experiencia de la belleza

    Uno de los grandes argumentos en contra de estudiar ciencia es que “es difícil y no da plata”. Vivimos en un mundo que nos vende la inmediatez como la clave del éxito, pero no se nos cuenta que, con un poco de dedicación, es posible hacer una carrera exitosa en ciencia: Nos acercamos a ella desde la pasión, el placer de la aventura, la sorpresa y la creación, pero es el contacto directo con nuestras comunidades lo que nos da la satisfacción de tener un trabajo relevante y vital. La dualidad entre creatividad y aplicabilidad es la belleza de la ciencia.

    Yo siempre quise investigar en el área de catálisis heterogénea y mecánica cuántica. Hace unos años me ofrecieron la oportunidad de trabajar en la facultad de biología marina. Yo pensaba ¡Pero a mí ni siquiera me gusta nadar! Temía un poco que este nuevo tema fuera un limitante para mi ciencia. Pero, aun así, me lancé al agua (figurativamente). Fue maravilloso ver la cantidad de cosas nuevas que había para crear y descubrir en este campo. Me sentía poderosa al ver todo lo que podía aportar desde la química y lo que podía hacer en beneficio de las comunidades costeras en el Caribe Colombiano. Lejos de limitar mi ciencia, esta experiencia la hizo crecer. ¡Incluso tuve que aprender a dar entrevistas para hacer que mi ciencia estuviera disponible para todo público y que el público a su vez se interesara en mi ciencia! Logré patentar un método para obtener un biopolímero a partir de Hypnea musciformis, una macroalga del Caribe Colombiano y, después de unos cuantos experimentos, quedé sorprendida por todas las aplicaciones que podía tener en la industria alimentaria, agroquímica y cosmética.

    Que no existe tal cosa como una oposición entre la feminidad y la ciencia

    Quizás el más fuerte de los obstáculos que debemos enfrentar las mujeres es el mito de que no somos dignas de trabajar en un oficio para el que se requiere inteligencia, visión e imaginación, o que nos toca elegir entre ser mujer o científico. Son mentiras heredadas de un pasado lejano, de las historias de brujas en donde se acusaba siempre a las mujeres poderosas. Pero en palabras de J. Michelet “La mujer es la madre de la fantasía, posee la segunda visión, las alas que le permiten volar hacia el infinito del deseo y la imaginación…”, la mujer posee justo las características de un buen científico.

    Nuestra feminidad y nuestra ciencia son elecciones libres: Una mujer puede ser doctora y bailarina. Una mujer puede hacer titulaciones en tennis y ponerse los tacones al salir del laboratorio. Una mujer puede diseñar un brazo mecánico mientras se ve regia con su maquillaje perfecto. Una mujer puede decir “¡Si!” a un postgrado y a su felices por siempre el mismo día. Toda mujer, cada mujer, puede elegir.

    Cuando supe que iba a ser mamá, no pude evitar sentirme dividida. Sostuve a mi bebe con un amor tan enorme que se me olvidaba el mundo, pero quería seguir siendo química porque eso ya era parte de mí. No ayudaban los ecos de “ser mamá es un trabajo de tiempo completo”. Pero igual, decidí hacer ambas cosas. Claro que no fue fácil y muchas veces me pregunté si estaba haciendo lo correcto. Si en vez de salir corriendo al laboratorio debería quedarme jugando a las muñecas. Me alegro de no haber escuchado los malos presagios, porque hoy en día mi hija me acompaña, me asesora y me impulsa a seguir desarrollando mi carrera, tenemos discusiones científicas e incluso hacemos proyectos juntas. Aprendí que no es necesario renunciar a algo tan propio de ser mujer, para tener una carrera en ciencia. 

    Que necesitamos rodearnos de referentes femeninos reales y aliados poderosos 

    A pesar de que hoy en día hay muchas oportunidades que incentivan la participación de la mujer en la ciencia y tecnología, un gran porcentaje de mujeres aún no se anima. Pero es que sin un referente femenino real, preguntarse por qué las mujeres no se interesan en la ciencia es como preguntarse por qué no se ven compitiendo en carreras de unicornios. No es suficiente solo enumerar los logros de nuestras científicas, lo realmente poderoso es conocer sus anécdotas, los obstáculos que se les han presentado y sus estrategias para superarlos. Por ejemplo, rodearse de aliados: Padres y madres que las apoyen en su carrera. Parejas que entiendan su pasión y celebren sus triunfos. Amigas que las animen a perseverar. Amigos que se opongan a la desigualdad. Profesores que vean su talento y las conecten con nuevas oportunidades. Esos son los salvavidas reales.

    Yo nunca tuve un modelo de mujer científica y cuando entré a la universidad a los 16 años, eran muchos más los hombres que las mujeres en todas las clases y laboratorios. Yo pensaba ¿estoy en el lugar equivocado? No era un escenario muy alentador. Pero yo tenía a mis padres. Mi papá es un hombre muy sabio, sabe de cultivos y animales, de negocios, política e historia, pero no tenía la menor idea de qué era “química” cuando me inscribí a la carrera, y aun así me apoyó incondicionalmente. Mi mamá es una mujer muy fuerte y decidida, ella me enseñó que se necesita disciplina y perseverancia para seguir mi pasión y fortaleza para exponer mis ideas sin dudarlo. Hoy en día hay más formas de apoyo y eventos para ver el trabajo de grandes colegas en el área de la ciencia y la tecnología. No hay que perderlas de vista, quizás convertirlas en aliadas también. Construir juntas toda una red de apoyo y aprendizaje.

    La alegría de vivir en ciencia 

    Más allá de los artículos publicados o los logros acumulados, esta es la verdadera recompensa. El ejercicio de la libertad, para abrir infinitas puertas en busca de aquella que guiará las investigaciones hacia el futuro. La fortaleza de arriesgarse a inventar hipótesis y la valentía de ponerlas a prueba. El entrenamiento para imaginar nuevos proyectos, la pasión para amarlos y la resiliencia para despedirlos si no resultan ser lo que esperábamos. La actitud científica en el día a día. La diversión en la curiosidad y la grandeza de ponerla al servicio de las comunidades. Y el poder de escapar del fatalismo cuando en vez de sentarnos a esperar un golpe de suerte hacia el éxito nos inventamos algo nuevo. La maravilla de mirar con nuevos ojos la naturaleza y vernos reflejados en ella. La ciencia te sacude, te despierta y te prepara para ese día en que la oportunidad se asoma, como decía Picasso sobre la inspiración, “... muy importante, pero cuando llegue, mejor que te encuentre trabajando”.

    Más crónicas de viaje aquí:

    Rozo G, Rozo C, Puyana M, Ramos FA, Almonacid C, Castro H. 2019. Two compounds of the Colombian alga Hypnea musciformis prevent human low-density lipoproteins LDLs from oxidative damage. Journal of Functional Foods, 60: 103399. DOI: 10.1016/j.jff.2019.06.001.

    Rozo G. 2011. Algas del Caribe serían otro alimento 'verde' - Archivo Digital de Noticias de Colombia y el Mundo desde 1.990 - eltiempo.com

    Rozo G. Rozo C. 2012 Porcedimiento para la extracción y purificación de kappa carragenina obtenida de H. musciformis. Patente Colombiana número 08043691. Certificado número 29475, Gazeta No 597. Otorgada Superintendencia de Industria y Comercio

Reconocimiento personería jurídica: Resolución 2613 del 14 de agosto de 1959 Minjusticia.

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