Así fue "La ciudad dibujada", una travesía desde el croquis de viaje
Un viaje mágico por Cartagena, Praga, Florencia y Ronchamp, a través del dibujo arquitectónico, podría definir la esencia de lo que fue la Conferencia: la ciudad dibujada, con el arquitecto Germán Samper, ampliamente reconocido en su campo por proyectos como la Biblioteca Luis Ángel Arango, el Edificio Avianca, la Ciudadela Colsubsidio, el Centro de Convenciones de Cartagena, entre otras joyas arquitectónicas del país. El evento, organizado por la Escuela de Hábitat y Arquitectura de Utadeo, el pasado 11 de marzo, reunió a profesionales y estudiantes de Arquitectura, quienes disfrutaron de un recorrido por más de 200 croquis de viaje realizados por Samper sobre estas cuatro ciudades.
Samper, quien es reconocido por su precisión en el trazo, aseguró que el dibujo no es arquitectura sino que es un instrumento para brindar instrucciones, con el ánimo de materializar el pensamiento arquitectónico: “el dibujo de croquis de viaje le da muchas facilidades a los estudiantes porque se aprecian cómo son los espacios y se está frente a la arquitectura. Para aprender es necesario utilizar el dibujo a mano alzada, por lo que siempre debe tenerse a disposición el papel y el lápiz. No existe mayor placer que sentarse al lado de un arquitecto que está haciendo un dibujo”, agregó el maestro, en entrevista con Utadeo.
Frente a esto, el conferencista menciona que en la arquitectura existen tres grandes grupos de dibujo: el creativo, el técnico y el croquis de viaje. Este último, consiste en la apreciación de una pieza arquitectónica por parte del arquitecto. De esta manera, a través de la observación, el profesional de esta área “se viste de arquitectura”, como lo mencionó Samper, y por ende, genera memorias de la ciudad y sus elementos característicos en el arquitecto: “mis dibujos son de dos partes. La primera en el sitio, donde dejo la esencia de lo que tengo en frente, pero en muchos casos por el cansancio o la posición no los termino en el lugar, sino normalmente en el hotel. El trazo de tinta sobre el lápiz aclara los elementos y se hace más preciso el dibujo”, indicó Samper.
Una pasión por el dibujo
Samper se interesa por el dibujo en el año de 1949, cuando en uno de sus viajes por Europa ingresa al taller del maestro Le Corbusier, donde trabaja durante cinco años. Para ese entonces, realiza su primer viaje a Paris, así como sus primeros croquis de viaje. A la fecha, este maestro de la arquitectura ha compilado más de 5000 dibujos, catalogados en 13 tomos: “a pesar de la dificultad inicial por hacer dibujos buenos, sin darme cuenta fui mejorando y cambiando de formato. Empecé en uno muy pequeño, después lo fui agrandando. Como dije al final de mi conferencia, a dibujar se aprende dibujando. El que quiera puede aprender, tiene que darle un tiempo y no olvidarse de eso, y finalmente, dibujar es uno de los placeres más grandes que he tenido en mi vida, especialmente cuando viajo”, resalta Samper.
En su conferencia, la primer ciudad narrada desde el dibujo fue Cartagena. Allí, el maestro hizo un recorrido por la Cúpula de San Pedro Claver, pasando por la Plaza de Bolivar y las estructuras arquitectónicas de las casas de la ciudad amurallada.
Por otra parte, su viaje a Praga se remonta a unas vacaciones en familia. Su desembarco a la capital de la República Checa se dio en horas de almuerzo, recuerda Samper. Sin embargo, ese día prefirió “almorzar arquitectura”. Durante esas horas, Samper retrató con su lápiz y papel la belleza arquitectónica del Castillo de Hrad, las zonas altas y bajas de la ciudad, así como el estilo gótico y renacentista de otras piezas arquitectónicas, que tenían como propósito evitar las invasiones al territorio, en una especie de acrópolis. De igual forma, en su visita a esta ciudad logró plasmar instrumentos musicales propios de la época del barroco, entre ellos un piano de cola vertical.
Aunque en su charla manifestó su dificultad para dibujar personas, sus dibujos de piezas arquitectónicas no pueden ser más detallados y fieles: “no me gusta hacer dibujos aislados sino que más bien que me lleven a comprender las piezas arquitectónicas como algo más que edificios”, sostuvo el arquitecto.
En tercer lugar, Samper realizó un recorrido por sus croquis de viaje realizados en Florencia, fruto de sus dos visitas momentáneas a la ciudad italiana. De allí resalta una construcción sobre un puente, en el año de 1949, que lo inspiró en su hacer arquitectónico. De igual forma, dibujó el Puente Vecchio, cuya estructura hace parte de una galería asentada sobre el río Arno.
Esta travesía desde el dibujo concluye en Ronchamp, una ciudad francesa, donde se encuentra la Capilla de Notre Dame du Haut, construida por Le Corbusier, mentor de Samper. Una pieza arquitectónica que recoge la armonía entre la estructura y el paisaje, en lo que el arquitecto denomina “una escultura del paisaje”. El conferencista recuerda una anécdota muy particular de su visita a este centro religioso: “por petición del sacerdote, logré plasmar las dos capillas de la construcción al tiempo, objetivo que no había logrado hasta el momento ningún fotógrafo”.
Tras finalizar la conferencia, Samper respondió las inquietudes de los estudiantes en torno al dibujo a mano alzada y su uso en la actualidad: “el dibujo no es un don con el que se nace, es una cuestión que se debe trabajar constantemente”, respondió el arquitecto, quien recordó que el dibujo a mano alzada y el digital son procesos que no se contradicen sino que pueden ser complementarios. El principal consejo que brindó a los asistentes al Hemiciclo fue que “si una persona quiere aprender de arquitectura tiene que coger un lápiz y un papel”, en tanto el arquitecto es un creador de espacios.
Conozca el texto ilustrado: La ciudad dibujada de Germán Samper
