Una Asamblea Constituyente que tenga por finalidad reformar la justicia, destituyendo a todo los magistrados y nombrándolos por méritos, es la única salida viable que propone el profesor emérito de Utadeo, Salomón Kalmanovitz, en su más reciente columna de opinión publicada en El Espectador, bajo el título de “El deterioro de la justicia”.
Para el economista, los periodos presidenciales de ocho años dañaron a la Corte Constitucional y tuvieron una influencia en el resto de las cortes, al tiempo que los partidos tienen mayor injerencia en la designación de magistrados, cargo que es de alta rotación, impidiendo la vigilancia y castigo a los corruptos y a quienes abusan de su autoridad.
Sumado a ello, Kalmanovitz destaca que la crisis de la justicia se debe en gran medida a la educación de los abogados, la cual califica de insuficiente e incipiente en su especialización, especialmente en el caso de los jueces, condenando a la ciudadanía a la impunidad y a que el crimen pague: “hay que leerles la mala redacción y falta de lógica elemental de sus memoriales. Por eso oímos de tantos fallos absurdos y contraevidentes en los juzgados del país o abogados que delinquen abiertamente, aunque se supone que la Judicatura está encargada de vigilarlos”.
Por su parte, Kalmanovitz denuncia un compadrazgo entre las cortes y los entes de control, como lo fue el caso de Alejandro Ordóñez, a quien el Consejo de Estado lo destituyó con demoras para que alcanzara a terminar su segundo periodo, y a su vez, Ordóñez contrató a la esposa de Leónidas Bustos para duplicar su pensión, situación que gestó la explosión pensional de la Rama Judicial. Una situación análoga sucede en la Fiscalía, donde se nombran protegidos de magistrados y políticos.
Para el columnista, es claro que los entes de control deben ser dirigidos por las cabezas de un servicio civil seleccionado por mérito y excelencia, bajo un procedimiento directo y transparente. Adicionalmente, el profesor emérito supone que posiblemente una presidencia de cuatro años devuelva una situación anterior que dé respuesta al deterioro del balance de poderes. Sin embargo, el mecanismo es insuficiente ante la corrupción que vive la Rama Judicial: “La propuesta de un tribunal de aforados fue derrotada por los mismos que usufructúan la impunidad de sus conductas torcidas”, puntualiza.
