Así se protege La Candelaria de la ESCNNA (Capítulo 1)

En el marco de la certificación de La Candelaria (Bogotá) como área turística sostenible, se vienen adelantando acciones para prevenir la Explotación Sexual Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes (ESCNNA) en el contexto de viajes y turismo.

Gracias a un trabajo articulado con la alcaldía local, los gremios, los prestadores de servicios turísticos, los líderes sociales y la Fundación Renacer, un grupo de mujeres fueron capacitadas como agentes protectoras de la niñez para hacerle frente a este fenómeno en su localidad. Estas mujeres son productoras informales que tienen una historia de vida que vale la pena conocer.

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Rosalbina Matos, la mujer del corazón de oro

En Santa Marta, capital del departamento del Magdalena, sus habitantes crecen envueltos en medio de música, gentileza y un calor acogedor. Las circunstancias no siempre son las mejores, por eso, gran parte de la población magdalenense se ve forzada a tomar la difícil decisión de migrar a lo que ellos llaman la ciudad de las oportunidades, mejor conocida como “Bogotá”.

Este es el caso de Rosalbina Matos, una mujer de 53 años, nacida en Taganga, Santa Marta. La cual, desde hace 30 años, hace parte del día a día capitalino. Es actual residente del barrio La Candelaria, reconocido por su infraestructura clásica, sitios tradicionales y lugares históricos. Hace parte de la Casa de la Igualdad, la cual busca proteger los derechos de la mujer, y del programa en contra de la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes, de la Fundación Renacer.

Estudió su primaria en Santa Marta, posteriormente, para terminar sus estudios, pasó por gran variedad de colegios, pero, finalmente, culminó su bachillerato en la ciudad de Bogotá en el colegio Lourdes. Actualmente se dedica a las manualidades, a la elaboración de todo lo relacionado con la bisutería (fabricación de accesorios que no utilizan materiales preciosos), productos elaborados en cuero, al manejo de piedras y a las composiciones en macramé (tejido hecho a mano con hilos).

A primera impresión se le podría considerar como una mujer de carácter fuerte, que, a pesar de los años, no se ha acostumbrado al clima de la ciudad. Pero, poco a poco, su actitud alegre y raíces magdalenenses salen a flote. Demuestra un espíritu gozoso envuelto en un acento costeño que, con el pasar del tiempo, se le escucha entre líneas. Su actitud siempre es alegre y su rostro tiene un brillo especial cuando habla de su hogar.

La Casa de la Igualdad, además de dictar cursos de manualidades, también las forja como lideresas y participantes activas de la comunidad.

Las composiciones hechas en hilo y alambre conllevan una inversión grande de tiempo, desde la manipulación y transformación del hilo, hasta la creación de figuras en alambre. De la misma forma, ella trabaja el cuero, además de la bisutería, que le ha tomado años de cursos y prácticas en diferentes lugares. El vivir en La Candelaria es una de las cosas favoritas de Rosalbina, vivir en esta localidad le permite conseguir de forma fácil los materiales para sus creaciones, además de esto, le da la oportunidad de asistir a los diferentes talleres y visitar a sus amigas, quienes al igual que ella, viven en la localidad.

Al igual que muchos de los migrantes internos del país, su mente desbordaba emoción ante la opción de poder empezar de nuevo, dejando atrás su natal Santa Marta; llena de fiestas y alegría por doquier.  La gran ciudad era la oportunidad perfecta para poder aprender todo aquello que, por las circunstancias dadas en la costa norte del país, se consideraban difíciles. Para ella y su familia, el mudarse de ciudad era dejar a un lado la alta tasa de desempleo que se vive en algunas de las ciudades de Colombia, además de lograr que sus producciones artísticas tuvieran mayores ventas y lograran el apoyo de la Alcaldía de Bogotá a quienes realizan artesanías.

Sin embargo, Rosalbina ha logrado aprovechar el turismo en la ciudad para poder crecer como una mujer productora, ella, al igual que gran parte de sus amigas, pone un puesto con artesanías en la zona del Chorro de Quevedo, famoso sitio en el centro histórico de la ciudad, caracterizado por su constante paso de turistas, donde exhiben sus productos, y, sobre todo, reciben ganancias en monedas extranjeras. Esto, debido a que las artesanías son una composición llamativa para personas de diferentes culturas. En ciudades como Bogotá hay espacio para todo tipo de creaciones y participaciones ciudadanas, en el caso de las mujeres productoras, lograron tomar a su favor esta posibilidad de empleo para fomentar el aprendizaje de la elaboración de manualidades. Además de lograr que, a partir de su capacidad motriz, lograran tener un ingreso con los productos que realizan.

Desde muy pequeña se destacaba por sus valores y forma de tratar a los demás. Siempre estuvo interesada en aprender de quienes la rodeaban y cuidar a su familia ante cualquier circunstancia. A medida que iba creciendo ponía en práctica cada una de las cosas que le enseñaban las personas a su alrededor. Su vida era totalmente diferente cuando era pequeña, recuerda con un aire lejano la época cuando vio a su madre por primera vez, era como si nunca hubiera tenido madre hasta ese momento, como en recuerdos lejanos ve el día en que su madre preguntó por ella, y una vecina, reconoció que la mujer que acababa de llegar era su madre. Recuerda cómo su hermano fue criado por su padre, y cuán diferente se imagina su vida si ella hubiera estado en su lugar.

El recorrido que realiza Rosalbina para visitar a su familia parte desde La Candelaria hasta Fontibón.

Su madre, la misma con quien comparte su vida desde aproximadamente 7 u 8 años, tiene por nombre Ana Quemba. Ella siente que tienen una relación muy buena, son muy cercanas, además, comparten muchas actividades, entre ellas la formación en contra de los delitos de la explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes, propuesta por la fundación Renacer. Además, recalca que su hija es solidaria, siempre le enseñó a querer ayudar, pero, “ella aprendió la importancia de ayudar a los demás”. A pesar de las actividades que las unen, su madre actualmente vive junto a su hermana y su familia en la localidad de Fontibón. Rosalbina las visita constantemente, y comparte con ellas diferentes actividades para pasar el tiempo. Visita a sus sobrinos cuando está de paso, le encantan los niños, así mismo, le gustan los animales y no soporta ver a un niño en riesgo. Es una mujer talentosa y con una capacidad innata para tratar con la gente.

Además, “ella es una persona interesada en los demás, siempre busca cómo ayudar a otros. Es una mujer muy comprensiva”, revela su madre. En una ciudad como Bogotá, cada persona está interesada en su bienestar, son pocos los casos en los que las familias están dispuestas a ayudar a quienes se encuentran en peligro, así mismo, quienes tienen un hogar, normalmente están dispuestos a defender a su familia, aunque ello implique erradicar los lazos de solidaridad y empatía con los otros ciudadanos. A quienes se les pregunta por su impresión de Rosalbina, no paran de elogiar y de destacar lo comprensiva y tolerante que es para con todos.

A sus 53 años, es una mujer dispuesta a darlo todo por los demás. Esto la ha llevado a que en muchos escenarios de su vida su familia prevalezca por encima de su interés propio. Aun así, se podría llegar a considerar que en este momento su vida está dedicada a ella y a su crecimiento en todos los ámbitos; además de despertar su interés en participar en actividades lúdicas propuestas por la Casa de la Igualdad.

Es la mayor de cuatro hermanas, gran parte de su vida la vivió para ellas. “No tuve el tiempo para enfocarme en otras cosas que no fuera cuidar a mis hermanas”, narra Rosalbina, sin embargo, vive agradecida con las oportunidades que la vida le ha dado. Aunque la decisión de dejar Santa Marta no fue fácil, la capital le ha dado la oportunidad de crecer a nivel personal y profesionalmente. “Hogar no necesariamente es el sitio en el que se nace”, dice.

Su madre, hermana y ella son muy unidas, crecen y aprenden juntas a medida que pasa el tiempo.

Debido a su situación económica, tomó la decisión de trabajar desde muy joven; dejando a un lado su sueño de ser médica o estudiar Derecho, tenía como prioridad ayudar a salir adelante a sus hermanos. Rosalbina trabajaba en lo que se le presentara, en muchos casos como empleada de oficios varios o como niñera, esto con el objetivo de conseguir una remuneración económica que le pudiera ayudar a ella y a su familia, el sueldo era por día y los ingresos eran muy pocos. Al no poder estudiar las carreras profesionales que anhelaba, ella, al igual que muchos colombianos, optaron por los cursos ofrecidos por el SENA (Servicio Nacional de Aprendizaje) y las actividades académicas gratuitas que ofrecen en su gran mayoría las universidades.

Su interés por el estudio se da por el hecho de defender todos aquellos acontecimientos que pasan en el país y quedan en el olvido. Es por esta razón, que ella hace parte de muchos de los cursos que se ofrecen en Bogotá. El pasado 6 de noviembre de 2019, se graduó como lideresa en Derechos Humanos, y junto con este diploma, tiene muchos más que la acreditan como promotora social en la localidad. Así mismo, ha participado en cursos de bisutería, tecnología y medios digitales.

Los recuerdos acerca de su juventud son un poco difusos, sin embargo, cuando pasaba por la mayoría de edad, le encantaba viajar a ver los partidos de fútbol. Iba desde Santa Marta a Barranquilla. Es fan de la literatura de Gabriel García Márquez y de la literatura clásica. Fascinada por el arte y las composiciones plásticas.

“Es una persona muy creativa, siempre está dispuesta a aprender más y a saber cómo ayudar a quienes la rodean”, cuenta Rosalía.  Entre sus sobrinos hay niños y niñas, y siempre que le sea posible, Rosalbina recalca los cuidados que deben tener y la importancia de que su hermana o quienes estén a cargo de sus sobrinos, les den un cuidado adecuado. Esto con el objetivo de evitar cualquiera de las situaciones que a diario se presentan en la localidad.

Rosalbina, en algunos momentos de su vida, trabaja junto a su hermana en todo lo relacionado a modistería. Sus niveles de ingresos son muy bajos, ya que ni la fabricación de artesanías ni la modistería son trabajos constantes. Sin embargo, es una mujer dispuesta a lo que llaman “echar pa`lante”, siempre busca soluciones ante las diferentes situaciones y percances que les trae la vida.

El 18 de octubre de 2019 se graduó como lideresa en contra de la ESCNA (Explotación Sexual Comercial en Niños, niñas y Adolescentes).

Así mismo, su hermana recalca que “tiene su genio, como todos, pero es una persona fácil de llevar. Siempre llega a la comprensión y al entendimiento”. En medio de enfermedades, citas atrasadas y viajes que atraviesan casi toda la ciudad para conocer a su familia, la disposición siempre fue la mejor; Rosalbina solo muestra su bondad y la capacidad que tiene para el don de gente, no obstante, el ser un alma dispuesta a ayudar no la exime de los comportamientos normales de cualquiera. Como todos, tiene sus días buenos y malos, pero siempre está dispuesta a ayudar en lo que sea necesario a quienes la buscan.

No tiene hijos ni esposo, debido a que durante una gran parte de su vida se dedicó a acompañar a sus hermanos en su crianza. El tema de tener hijos no tenía relevancia para ella en un momento determinado de su vida. Sin embargo, su familia y ella están de acuerdo en que para el momento actual por el que está pasando, siempre es necesario tener compañía. Aunque el corazón de Rosalbina no está completamente vacío, tiene una perrita llamada “Luna”; la cual adoptó después de verla mucho tiempo comiendo en la calle. Rosalbina tiene un corazón muy noble y no soporta que cualquier persona o animal esté en riesgo.

Pasa su tiempo libre aprendiendo y aumentando su conocimiento en todos los cursos que haya a su vista. Tiene todo tipo de diplomas, y ha pasado por todos los cursos que les ofrecen a las mujeres en La Candelaria. Vive interesada por el conocimiento y en ayudar a los demás, desde evitar la explotación sexual hasta actuar como brigadista.

Desde joven le gustó la fiesta y pasar tiempo con su hermana, pero esto cambió cuando llegaron a la ciudad de Bogotá, debido a que considera que la ciudad es propensa a los riesgos. Aunque no es una mujer que salga de fiesta continuamente, al caminar por las calles de La Candelaria los saludos hacia ella no pueden faltar, es una mujer que se destaca por su alegría y camaradería. “No es una mujer problemática, es una mujer comprensiva y sabia; muy compañerista, amable y solidaria”, dice Julia, una de las mejores amigas de Rosalbina.

El arte de la manipulación del cuero y la bisutería son actividades que se han dejado en el olvido en un país indígena como Colombia.

A pesar de no tener los recursos suficientes, permanece interesada en ayudar de cualquier forma a las personas que la rodean. Aunque las oportunidades son limitadas, cada vez que ella puede ayudar a los demás, lo hace. Aunque su felicidad es notoria con su espontaneidad y alegre forma de ser, el vacío de no tener una familia propia permanece.

El no tener hijos la ha ligado al concepto de poca compañía, aunque Rosalbina reconoce que esto es cierto, considera que le hubiera gustado forjar su vida en su natal Santa Marta, ya que las personas allá tienen la libertad de andar por las calles, celebrar constantemente y vivir bajo un clima cálido. Hace más de 10 años que ella no ha visitado su ciudad, y la extraña cada día desde el momento en que se mudó.

Para todos quienes la conocen, es una persona amiguera, espontánea y unida con su familia. Para su madre, su hija es promotora de cada una de las cosas que le enseñan en cada curso que hace; pasando por los derechos humanos, bisutería, tecnología y protección en contra de la explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes.

Para su familia y amigos, es una mujer que ha crecido espiritual e intelectualmente desde que llegó a la ciudad de Bogotá, ha aprendido y se ha dado cuenta de que lo importante para ella es aprender acerca de las cosas que le gustan. “Aplica todo lo que ha aprendido acerca de ser mujeres lideresas, guerreras, que ganemos nuestro propio dinero; considero que es una gran lideresa en la localidad”, afirma Julia.

En cada una de las localidades de la ciudad, o más cerca de lo que creemos, hay una persona como la señora Rosalbina, interesada por el bien común y crecer profesionalmente. La cual, en casos como este, a pesar de no tener una familia compuesta, busca el bienestar de quienes sí la tienen. Así mismo, aun cuando mantiene la distancia con su familia, el amor permanece intacto, y los valores inculcados crecen con cada una de las personas con las que se cruza en la calle o pertenecen a su grupo social cercano.

Reconocimiento personería jurídica: Resolución 2613 del 14 de agosto de 1959 Minjusticia.

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