El Presidente está a punto de encargar un nuevo Alcalde para Cartagena. A propósito, el docente Óscar Durán entrevistó a la gerente local de la ANDI, en nuestra red de líderes del Caribe.
El presidente Iván Duque ya tiene los nombres en su despacho. Entre el exrepresentante a la Cámara, Pedrito Pereira Caballero; la economista Antonella Farah; y el director académico de la Escuela Naval, Óscar Torres Yarzagaray, está el alcalde o alcaldesa del casi millón de habitantes de la principal ciudad turística del país que gobernará durante los próximos 15 meses.
La lista es larga: Campo Elías Terán Dix, (QEPD) elegido popularmente en octubre de 2011; Felipe Merlano (encargado); Óscar Brieva (e); Bruce Mac Master (e); Carlos Otero Gerdts (e); Dionisio Vélez Trujillo (elegido en atípicas en 2013); Manuel Vicente Duque, elegido en 2015 y posesionado el 1 de enero de 2016; Sergio Londoño (encargado en mayo de 2017); Antonio Quinto Guerra, elegido el 6 de mayo de 2018; y Yolanda Wong, actual alcaldesa encargada.
Esta última asumió para suplir la falta temporal que dejó la suspensión del alcalde Antonio Quinto Guerra, quien ganó las elecciones atípicas para la Alcaldía de Cartagena el 6 de mayo, y fue apartado de la misma, provisionalmente, tras 14 días en el cargo, por el Tribunal Administrativo de Bolívar, producto de una demanda de nulidad electoral interpuesta por la Procuraduría General. Las elecciones a la Alcaldía de Cartagena para el periodo de gobierno 2020-2023 serán en octubre de 2019. Es decir, la ciudad tendrá elecciones regulares de alcalde el próximo año.
Mientras tanto, Cartagena parece estar a la deriva. Hace poco la Silla Caribe publicó una historia en la que expone una serie de cuestionamientos a unos contratos firmados por la alcaldesa encargada, Yolanda Wong. Vivian Eljaiek es la gerente general de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), Seccional Bolívar, una agremiación que tiene como objetivo difundir y propiciar los principios políticos, económicos y sociales de un sano sistema de libre empresa.
Eljaiek tiene una visión crítica de lo que pasa en la ciudad y entrega algunas reflexiones sobre al camino que deben recorrer los cartageneros para salir del limbo político en el que se encuentran. Desde su percepción, me respondió varias inquietudes:
¿Por qué Cartagena llegó a este nivel de ingobernabilidad?
VE: Las causas por las cuales Cartagena ha llegado a un estado de ingobernabilidad en los últimos años son varias. Primero, poca conciencia de lo que significa gobernar. Realmente hoy se requiere una gerencia de ciudad. Se necesita una persona que entienda no solamente los problemas de la ciudad, sino que sepa liderar, sepa crear todos los equipos de trabajo. Que entienda el sector político, empresarial, social y cultural. Es clave esa característica para poder llevar a cabo de manera eficiente la gestión.
Segundo, la falta de una alianza entre lo político, lo empresarial y la sociedad civil ha causado que cada uno mire por su lado, no nos hablamos, no nos entendemos, y mucho menos emprendemos acciones que trasciendan en función del desarrollo social y económico de Cartagena.
Lo tercero es que en Cartagena no se ha construido un proceso a mediano y largo plazo donde cada gobernante que llegue tome lo que viene haciendo el mandatario anterior y lo continúe. Cada mandatario viene con sus prioridades debajo del brazo. Se debe ser consistente y coherente frente al trabajo que vienen haciendo los de atrás.
Por último, la corrupción. No solamente desde la clase política a través de las secretarías y los entes descentralizados ―es decir los funcionarios públicos―, sino también desde empresarios que de una u otra manera toman ventaja y se crea una cultura de “si todos lo hacen, ¿por qué no lo hago yo?”.
De hecho, hay un experimento reciente que hizo “Cartagena Cómo vamos” con una comunidad de jóvenes. En ese ejercicio les sobraba dinero a los muchachos ―se lo habían dado para invertir en distintas obras de la ciudad―, y dijeron: “Bueno, pues el resto que sobra nos lo quedamos nosotros”. Eso demuestra cómo la cultura de la corrupción se ha vuelto un tema tan común como las basuras de la ciudad, que, aunque todo el mundo la ve y habla de ella, se ha vuelto parte de nuestra idiosincrasia.
¿Quiénes son los responsables de esta incertidumbre política?
VE: Pienso que todos somos responsables: la ciudadanía, los políticos, los empresarios, los gremios. Somos una ciudad que se ha acostumbrado a no exigir, a no demandar resultados de parte del gobernante y casi que nos conformamos con lo bueno o lo malo. Falta empoderamiento por parte de todos los sectores. La falta de visión colectiva, sin un interés real, genuino y contundente de qué queremos para la ciudad, termina en unos resultados básicamente mediocres.
¿Qué puede esperar la ciudad de la elección que hará el Presidente?
VE: Creo que el Partido Conservador y la persona que sea elegida tienen una oportunidad de poder demostrar, en los quince meses que le quedan de Gobierno, que las cosas en la ciudad se pueden hacer de manera diferente y devuelvan la confianza a la ciudadanía.
¿Qué esperaríamos de este nuevo alcalde? que le devuelva algo de confianza a la ciudadanía. Esto puede pasar si se construye una política de buen gobierno y transparencia, de manera que se plasmen, por ejemplo, aspectos claves para la contratación pública y para la forma como se determina el gasto y la inversión. También podría incluirse todo el tema de sistemas de información, de manera que la ciudadanía esté enterada de lo que pasa y de lo que está haciendo la administración pública.
Las bases para un fortalecimiento institucional de la alcaldía, que incluya toda la arquitectura organizacional para fortalecer las instituciones. Hoy las secretarías están muy débiles, al igual que los procesos y los sistemas de información.
Es clave también que se fortalezca la hacienda pública. En los últimos diez años, Cartagena ha aumentado porcentualmente el gasto de funcionamiento frente a la inversión. Además, la gestión fiscal y de cartera ha sido deficiente. Las alternativas de financiación no han sido buscadas en el Gobierno Nacional. Hemos acudido a los ingresos corrientes de libre destinación, que han crecido muy lentamente, por lo que se debe hacer una fuerte gestión de recuperación de la cartera, tanto de industria y comercio como de predial, que ya sobrepasa el billón de pesos.
Hace poco el senador Gustavo Petro dijo en su twitter: “El problema estuvo en la Costa Caribe. El feudalismo y la compra de votos la ha absorbido tanto que no reacciona cuando no hay dinero en las urnas”. Haciendo referencia a los pobres niveles de participación en la Consulta Anticorrupción del pasado 26 de agosto. ¿Qué tanta verdad tiene ese comentario?
VE: Para la elección a la alcaldía de Cartagena, por ejemplo, se sabe que hay un número de votos que se compran. Ese número de votos se tiene calculado, es decir, de 700.000 posibles votantes, unos 80.000, máximo 100.000 votos, son los que se podrían comprar.
De manera que tenemos cerca de seiscientos mil votos que convencer y cautivar, para que ejerzan su derecho al voto de manera consciente y responsable. Y sí, como en todas las ciudades del país, hay compra de votos. Sin embargo, creo que un hecho contundente para romper un poco ese paradigma fue lo que sucedió con la Consulta Anticorrupción.
En Cartagena salieron a votar para la consulta 178.000 personas que no tuvieron que obedecer a ninguna clase política. Los votantes en las elecciones atípicas, cuando quedó electo el señor Quinto Guerra, fueron 145.000, y sabemos que, sin lugar a dudas, hubo compra de votos. Ahora, estos 178.000 votos de la consulta nos muestran que hay una ciudadanía indignada, que está hastiada y que quiere un cambio.