De las tablas a la virtualidad, la cotidianidad del arte en tiempos de pandemia

Uno de los sectores más afectados por la pandemia y el confinamiento por la COVID-19 ha sido la industria artística. Sin público espectador, ya no hay posibilidad de presentar obras. Esto obligó a muchas organizaciones artísticas a adaptarse a las nuevas condiciones, llevando sus ideas y presentaciones a plataformas digitales. 

Pero la crisis en el sector artístico y cultural viene desde antes de la llegada del coronavirus al país. Según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), para el año 2019, el sector cultural y la economía naranja contaba con 539.933 empleados, pero el presupuesto para la promoción y acceso efectivo a procesos culturales y artísticos es de apenas $106.838.711.805 para suplir gastos como construcción, adecuación, mantenimiento, restauración y dotación de infraestructura cultural nacional, fortalecimiento de las industrias culturales, incentivos a los artistas, entre otros. (Puede revisar estos datos en el siguiente enlace con cifras extraídas del presupuesto general de la nación 2020).

El presupuesto 2020 para el Ministerio de Cultura es el segundo más bajo con $343.236.201.417, justo detrás del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Colombia. En el caso facatativeño es común que las organizaciones artísticas se mantengan de forma independiente a la alcaldía ya que la administración de sus recursos en el sector cultura deja mucho que desear

Primera obra de Click Malabar “Día del Trabajo”. Fotografía de Camila Martínez.

Si bien la alcaldía municipal se preocupa por la formación de nuevos artistas, cuando estos ya están capacitados no tienen los espacios o el apoyo económico para presentarse. Por esto, varias organizaciones artísticas se han tomado el trabajo de crear de manera independiente espacios donde puedan compartir su trabajo, como lo han sido Red Escena, Colossus Corpus y Casa Teatro Aguilar.

La Casa Teatro Aguilar es una asociación que busca promover el arte, la cultura y el conocimiento, brindando un espacio de visibilización y divulgación de los artistas del municipio. Allí han tenido lugar diversas expresiones artísticas y eventos culturales como conciertos, obras de teatro, cine foros, mingas artísticas y talleres. También crea una red de apoyo entre diversas compañías de arte. 

La primera es La Bota Gatuna, una compañía artística dedicada a la creación de eventos culturales, obras y talleres pedagógicos. Su trabajo se guía por cuatro líneas: el rescate del lenguaje popular, el cuidado del medio ambiente, el fortalecimiento de los espacios culturales, artísticos y escénicos y, por último, la diversidad de género.

La segunda organización es Click Malabar, una plataforma que busca crear una red de artistas circenses nacional e internacional. Se enfoca en compartir el malabar y el espectáculo de circo, además cuenta con un enfoque a la enseñanza por medio de talleres dirigidos a niños, adolescentes y adultos.

Por último, entre los artistas teatrales del municipio se encuentra Diego Fernando del Castillo, cofundador del Grupo Trevius, un colectivo enfocado en los títeres, el teatro y la danza. Diego, además, es coordinador de la Jornada de Títeres de Bogotá y actualmente integrante de Los Impropeteros, un grupo arte titeril.

En el campo musical está la Banda Punto Obrero, que fusiona géneros como el ska, reggae punk y el rock. Ha compartido escenario con bandas como Doctor Krápula, Consulado Popular, La Severa Matacera y LosPetitFellas. Se aproxima el lanzamiento en plataformas digitales de tres de sus sencillos originales producidas con el sello discográfico de Mocanero Récords.

Además está Fakanistown, un nuevo proyecto radial producido en el contexto de la crisis musical durante la pandemia, con la intención de visibilizar principalmente artistas municipales y nacionales. Este programa de radio virtual es dirigido por Tulio Melo, integrante de la banda Black Rainbow, y tiene alianza con la radio peruana “Tiempos De Radio”, que se transmite todos los domingos en su página oficial de Facebook.

Todos ellos tuvieron que adaptarse a las nuevas condiciones a las que ha obligado la COVID-19 para poder mantenerse en pie y seguir compartiendo su trabajo. En el siguiente video se evidencian las alternativas que cada uno ha tomado:

 

Los retos de la industria artística y cultural en tiempos de pandemia

 

El exceso de información

Debido al aislamiento, la alternativa más segura para todos fue el paso a la virtualidad. Por eso en poco tiempo la cantidad de información publicada por todo el mundo y en todas partes fue abrumadora. La fuerte competencia que había en muchas plataformas generó una gran dificultad para aquellos que no estaban acostumbrados a estas condiciones y entraban a competir con personas que se dedicaban exclusivamente a plataformas digitales como lo son Tik Tok o Youtube, e incluso competir con producciones multimillonarias de Netflix o HBO.

Teatro y Títeres Aserrín en Casa Teatro Aguilar en homenaje a Milton Campos. Fotografía de Édgar Medina.

 El contacto con el público

Aunque el mundo ha tenido un gran avance tecnológico y las herramientas digitales avanzan cada día para reemplazar actividades que usualmente se hacían de forma presencial, el atractivo de las presentaciones como el teatro, el circo o los conciertos es justamente esa interacción humana y las sensaciones que genera estar en un ambiente cultural. 

Sandrine Fuccz tiene 19 años, vive en Bogotá y es fiel espectadora de eventos musicales y teatrales. Dice que “es muy difícil sentir lo mismo. La gracia de un concierto es escuchar los parlantes tan duro que te vibra el cuerpo, sentir a las personas saltando alrededor de uno, cantando y gritando, pero es una energía muy distinta a verlo detrás de una pantalla. En el caso del teatro y el circo es la expectativa de ver a los artistas de un lado al otro, además de sus reacciones, o los nervios de ver a alguien colgado de una tela a diez metros de altura y sentir que todos a tu alrededor están igual de atentos que tú. Pero con la virtualidad se toma el riesgo de perder la humanidad y perder las emociones a través de la tecnología”.

El confinamiento también ha afectado a los artistas. Julián Martínez, cofundador de Click Malabar, confiesa que es difícil pasar de estar ante un público a no presentarse. Además, como artista uno disfruta sentir las miradas y los aplausos. Entonces uno se deprime. Me duele no presentarme”. Ha encontrado un medio para expresar su frustración: la página oficial de Click Malabar en la cual publica varios artículos de opinión en relación al arte.

Monólogo “La Audición” por La Bota Gatuna. (Instagram de Casa Teatro Aguilar)

 

Adaptación de los espacios

Edwin Bolnar, de La Bota Gatuna, habla un poco del proceso que tuvo para poder llevar al espectador a un viaje escénico, trasladado desde el escenario, al que el público estaba acostumbrado, hasta la virtualidad. 

Inicialmente realizó una neutralización del espacio en una de las habitaciones de su casa por medio de telones negros tanto en los muros como en el suelo. Mostró el proceso del maquillaje, del vestuario y de dirección. 

Como valor agregado, contó con la colaboración de un intérprete que tradujera el contenido artístico al lenguaje de señas para que las personas con discapacidad auditiva también disfrutaran del espectáculo. Edwin se ha enfrentado a las constantes interrupciones sonoras por parte de vecinos, o el ruido cotidiano de la calle que no puede controlar y lo obliga a una familiarización con su entorno.

Punto Obrero en el Festival Jóvenes al Parque 2018, compartiendo tarima con Doctor Krápula y Consulado Popular. (Facebook de Punto Obrero).

Dignificar la profesión

Las consecuencias económicas que ha traído el aislamiento a los artistas no es un tema que se pueda tomar a la ligera. La falta de presencialidad a los eventos hace que el dinero de la boletería sea algo con lo que ya no se cuenta. A pesar de que algunos eventos en línea han cobrado por el ingreso a las transmisiones, el público que está dispuesto a pagar cierta cantidad de dinero para disfrutar del contenido se ha reducido notablemente debido al amplio catálogo de opciones que tienen en línea de forma gratuita.

Este problema no se reduce a los artistas municipales o nacionales, por ejemplo, El Circo Del Sol (Cirque du Soleil), la mayor productora de teatro del mundo y con una trayectoria de 36 años, se ha declaró en quiebra el pasado 29 de junio. Como consecuencia tuvo que despedir a cerca de 3.840 empleados. Esto muestra la necesidad de redignificar el oficio artístico y que las personas entiendan que las artes escénicas son un trabajo que merece su reconocimiento y su remuneración económica.

Tulio Melo, locutor de Fakanistown tocando con su banda Black Rainbow. (Instagram de Black Rainbow)

En vista de estas dificultades que han tenido los artistas en el país, el día 31 de marzo el Ministerio de Cultura se sumó el programa Ingreso Solidario, un fondo de ayuda por parte del gobierno colombiano durante el aislamiento obligatorio con el fin de mitigar el impacto de la COVID-19.

Este subsidio otorgó $160.000 mensuales a los artistas y gestores culturales más vulnerables del país. Por otra parte, la Gobernación de Cundinamarca, específicamente el Instituto Departamental de Cultura y turismo (IDECUT), presentó el Fondo de Emergencia “Inspírese y ¡Eche pa’ la casa!”, en el cual, por medio de una convocatoria, se otorgaron $450 millones a artistas independientes, investigadores, creadores, artesanos, gestores culturales e integrantes de grupos étnicos de Cundinamarca que desarrollen alguna de las manifestaciones del arte, de la cultura o del patrimonio cultural.

Estos apoyos por parte del gobierno han ayudado a mitigar las dificultades económicas para los artistas en época de pandemia, pero el verdadero cambio se debe generar desde el público y fomentando una cultura que valore el esfuerzo de los artistas que han luchado por mantenerse en pie y seguir compartiendo todavía en esta difícil situación.

Reconocimiento personería jurídica: Resolución 2613 del 14 de agosto de 1959 Minjusticia.

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