Los niños por encima de todo, el caso de Save the Children

Save The Children es una ONG que nace después de la Segunda Guerra Mundial con el único propósito de luchar por la protección, salud, educación y desarrollo de los niños y niñas alrededor del mundo. Actualmente están presentes en 119 países.

Llegaron a Colombia en 1991 centrando sus esfuerzos en defender los derechos de los niños más vulnerables. Se centran en cuatro pilares fundamentales: Educación, protección, participación y atención en emergencias. Save the Children se enfoca en la teoría del cambio para que Colombia sea un país que brinde esperanzas y oportunidades para su niñez, donde se respete y valore a cada niño, y, sobre todo, un país que sea capaz de escuchar y aprender de todo lo que los niños tienen para ofrecerle.

Todas las acciones de esta ONG son desarrolladas con la perspectiva de género e interculturalidad, es por esto que los niños y niñas en Colombia son reconocidos como sujetos de derechos que deben tener capacidad y derecho de decisión teniendo oportunidades en plena igualdad.

María Paula Martínez es la directora ejecutiva de Save The Children en Colombia, se ha encargado de ejecutar programas de protección de la niñez en toda Colombia, asistiendo a las zonas más alejadas y que no tienen presencia del Estado. 

Según el DANE en 2017 murieron en Bogotá 3.324 niños y niñas, de los cuales 2.438 eran menores de un año ¿Por qué la primera infancia está tan desprotegida?

La primera condición es que nos hemos tardado mucho en la sociedad colombiana de asumir (sic) a los niños, niñas y adolescentes como sujetos de derechos, es decir, los niños y niñas no son mi propiedad. Yo tengo el honor, así como todos los corresponsables de garantizar los derechos de los niños. Esos corresponsables son la sociedad civil donde una ONG como The Save the Children se encuentra inmersa, los tutores, los capacitadores, etc. Cualquier persona debe ver un niño y niña como sujetos de derechos, si en lugar de eso lo ven como un objeto de su propiedad sienten que pueden hacer con ellos lo que sea. El primer cambio mental es ver a los niños como dichos sujetos, a los cuales todos nos debemos a la realización de sus derechos, la educación, la salud, a crecer en un ambiente feliz, a la familia, a la recreación, al agua segura. Hay que insistir de una manera educativa y pedagógica en que debemos respetar los contenidos de la Comisión de los derechos de los niños, los cuales fueron retomados por el Código de Infancia y Adolescencia, y ahí como una gran novedad, se pone que el niño y niña son sujetos de derecho y que los corresponsales tenemos que garantizar esos derechos.

Lo que debe hacer un gobierno es aumentar la inversión social en distintos temas que beneficie sí o sí a los niños y niñas. Cuando se habla de niños en primera infancia, desde que son gestantes hasta el minuto antes de cumplir los seis años, se va a ver reflejado esa posible garantía de ciertos derechos, de una manera holística, es decir, para decir que un niño y niña tuvo una primera infancia correcta, quiere decir que se fue capaz de llevarle esos derechos, tanto a su mamá gestante, como al niño empezó a crecer y creció con todos sus derechos realizados. En Colombia ocurre que finalmente no hay trabajo con los papás, ni los niños y niñas tienen acceso a sus derechos y la inversión social es cada vez menor en esos aspectos. 

¿Actualmente hay algún trabajo de Save The Children con el gobierno de Bogotá? 

En este momento no, pero hemos trabajado con ellos y nos hemos alineado con la sociedad civil en ciertos espacios, sobre todo los que generan participación para los niños, niñas y sus familias. Save The Children es una ONG que pertenece, al igual que otras, a una plataforma que se llama la Alianza por la Niñez, donde cada año se fijan unas metas que normalmente coinciden con las mismas del Gobierno Nacional y las alcaldías. Allí se ponen unos temas, por ejemplo, ver cuál es el estado de cumplimiento de los derechos de la niñez, trabajar para la eliminación de todo tipo del castigo físico y humillante, prevenir cualquier forma de violencia contra la niñez, y como parte de esa apuesta más grande de la sociedad civil, tenemos una estrategia que se llama Niñez Ya en la que trabajamos junto a los gobiernos locales, incluida la ciudad de Bogotá, donde se busca la manera de integrar en los planes de desarrollo los temas de infancia y adolescencia. 

El Instituto Nacional de Salud reveló que 167 niños menores de 5 años han muerto este año por síntomas asociados directamente a la desnutrición. ¿Hacen falta más programas de salud o mejorar los actuales? 

Hay varios aspectos, por ejemplo, la falta de oportunidades para las familias, seguimos viviendo en una sociedad bastante inequitativa donde los índices de pobreza aún son bastante grandes. Cuando no se le puede garantizar a una familia el mínimo para sobrevivir, pues eso necesariamente se va a ver reflejado en los aportes y en los derechos, en este caso el derecho a la seguridad alimentaria y de que un niño crezca con lo que necesita para vivir en términos de alimentación, nutrientes, etc. Los programas que se hacen, normalmente, no están pensados para suplir lo que no hacen las familias sino para complementar los esfuerzos que las familias hacen, entonces si las familias no tienen el conocimiento, porque a veces también es eso no entender que no se puede alimentar a los hijos a punta de paquetes y agua de panela, sino que si tengo el mismo dinero es mejor darle una manzana o una barra de cereales, pues no saben cómo asegurar lo mínimo o aprovechar lo mínimo que tienen en favor de esa nutrición, pues efectivamente los programas que hagan van a quedar cortos. El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar tiene un programa bandera para combatir la desnutrición, donde se trabaja con las madres comunitarias, programas de salud escolar, donde se trata de complementar la alimentación que los niños reciben en su casa, pero para muchos niños y niñas de Bogotá y del país, lo que les dan en el colegio es la única comida diaria que tienen. Hay que incrementar el alcance de esos programas, que no sea solamente el almuerzo, sino el desayuno y el almuerzo, hacer jornadas de sensibilización con los padres sobre la comida sana y, por supuesto, generar nuevas oportunidades para los padres en donde se generen los espacios para que ellos, efectivamente, puedan hacer su parte y garantizar los aspectos nutricionales del crecimiento de sus hijos. 

En artículo 1 del Código de Infancia y Adolescencia dice que “tiene por finalidad garantizar a los niños, a las niñas y a los adolescentes su pleno y armonioso desarrollo para que crezcan en el seno de la familia y de la comunidad, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión.” Las cifras dicen lo contrario. ¿Qué ha fallado en la aplicación para que lo que está en este código se cumpla a cabalidad? 

El país vive un proceso de asumir sus retos para asegurar los derechos de los niños y niñas. Que esa voluntad se tenga como primer artículo, trae el espíritu de lo que es el Código de Infancia y Adolescencia y lo que es, a su vez, el espíritu de la Comisión de los derechos del niño. Ahora que ese artículo 1 sea fácil de cumplir no es tan evidente porque en Colombia la lógica de trabajar por sistemas ha llegado apenas hace unos años, ahí opera, por ejemplo, en ese mismo código, complementando ese artículo, dice que hay un sistema integral de bienestar familiar, en donde somos muchos los responsables y los que podemos actuar en favor de proveer sus derechos a los niños y niñas. 

Falta alinear a los distintos actores, hacer planes comunes, generar más inversión entre todos en favor de un propósito común, pero por encima de todas las cosas, nuevamente volvemos a la esencia de ese código que es ver a los niños y niñas como sujetos de derechos, que merecen respeto, merecen amor y merecen la apuesta de verlos como el presente y la herramienta con la cual la sociedad colombiana puede llegar a otro nivel. Es imposible pensar en el desarrollo sino se invierte en los niños y niñas y en sus derechos. Colombia y Bogotá, como una gran capital que acoge la representación del país, debe, justamente, unir esfuerzos, reforzar las acciones que hace para unir a los actores de ese sistema, para hacer proyectos comunes que desembocan en la garantía de esos derechos y el conocimiento.

Las políticas gubernamentales actuales terminan limitándose a la entrega de suplementos nutricionales en las instituciones educativas, sin tener en cuenta la necesidad de este factor durante la totalidad de la vida del niño ¿Hay programas que vayan más allá de dicho tema o qué se podría implementar?

 Lo primero es comenzar los programas con las madres gestantes, una mamá que está esperando un bebé y no se alimenta bien, quiere decir que va a tener un bebé que de pronto va a tener cierto tipo de deficiencias o eso se va a ver en la evolución y crecimiento que tenga ese niño en los años posteriores. Entonces los primeros programas deben ser con mamás gestantes y lactantes, y después con el tema de primera infancia, en las distintas modalidades, en la casa, en los Centros de Desarrollo Infantil, ahí donde se acojan a los niños y niñas hay que trabajar, la pedagogía de entregar comida sana, ver cómo se complementa lo que se está ofreciendo con otras apuestas alimenticias y cómo se combina con la necesidad de realizar ese derecho a crecer en un ambiente sano y razonable. Por otro parte está todo el ambiente escolar, muchas veces los niños dejan de ir al colegio o llegan al colegio con muchas dificultades después de dos horas de caminar sin siquiera haber desayuno, entonces todos los programas de salud escolar lo que tratan es de generar la permanencia de los niños y niñas en el colegio, es muy difícil aprender con hambre, pero si al menos tienen una comida en el estómago tendrán mejor disponibilidad de captar la información que te están dando los docentes u otros niños.

Dichos programas deben mantenerse, son útiles y favorables, pero todos esos programas deben ir junto con la generación de oportunidades para las familias, para que no se quede con lo que se entregue en un momento y ya, sino que haya una oferta más grande.

En el índice de la niñez hecho por Save The Cildren dice que somos el tercer país en el mundo en el que más se asesinan niños ¿Qué nos hace falta como sociedad para que estos casos no se repitan? 

Somos el tercer país después de Honduras y Venezuela, somos el cuarto a nivel de muertes a raíz del conflicto armado. Nos hace falta como sociedad, primero, lo que hemos venido repitiendo, y es ver a los niños como sujetos de derechos; segundo, entender que los niños y niñas merecen protección por parte de todos nosotros; tercero, condenar las actitudes que no generan esa protección, cualquier acto de violencia contra la niñez debe ser absolutamente condenado, no se puede permitir un poquito de violencia, es cero violencia, cero maltrato, cero abuso, cero explotación sexual, cero niños trabajando en las calles, es decir hay una cantidad de factores que se podría pensar que si Colombia no lo asume seguiremos fallándole a los niños y niñas porque finalmente lo que se ven en estos casos y este puesto que ocupa Colombia, es que como sociedad no hemos sido capaces de proteger a nuestros niños. Hay que unir mentalmente la necesidad que tenemos de garantizarle los derechos a los niños y niñas, si se quiere ver una sociedad distinta que le apueste a la construcción de paz, a las nuevas formas de relacionamiento entre sus pares y los ciudadanos, y la apuesta que ya han hecho algunas ciudades grandes, como Bogotá. Si no se respetan los derechos de los niños y se invierte en esos derechos, la deuda que se tendrá con la niñez será enorme.

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Este texto hace parte del especial "Bogotá, de espaldas a la niñez", producido por el CrossmediaLab de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, que busca sumergir al lector en una realidad en la que el Estado colombiano se ha quedado sin manos para cumplirle a quienes considera su presente y su futuro. 

Reconocimiento personería jurídica: Resolución 2613 del 14 de agosto de 1959 Minjusticia.

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