Paro Cívico de Buenaventura: una ejemplo de transformación y movilización social

Los paros pueden favorecer acciones concretas en las administraciones locales que respondan a las exigencias de la ciudadanía, así lo han demostrado distintas iniciativas. Una voz experimentada entrega luces sobre los aciertos y errores de las manifestaciones que hoy lideran muchos jóvenes en el país.

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En Colombia, la protesta social ha buscado reivindicar los derechos fundamentales, visibilizar problemáticas y aspirar a un cambio en la política tradicional. Estos objetivos han diversificado las formas de protesta en el país a lo largo de su historia, pasando de las huelgas a los paros y las concentraciones masivas en el territorio nacional. Estos últimos han logrado establecerse como las formas de protesta con mayor impacto social, económico, político y mediático en los últimos años. 

Un referente reciente del impacto que pueden lograr estas formas de movilización social es el Paro Cívico de Buenaventura, que tuvo lugar entre el 16 de mayo y el 6 de junio de 2017, considerado hoy como un punto de inflexión en la historia de la región y del país. Su relevancia tiene que ver con tres aspectos fundamentales: se originó con el apoyo de autoridades territoriales y se llevaron a cabo expresiones culturales características de la región, lo que permitió la unión de diferentes organizaciones locales; logró conseguir una descentralización de las ordenanzas estatales, estableciendo un canal de diálogo con el Estado; y logró un cambio en la esfera política local, llevando a uno de los principales promotores del paro a la Alcaldía: Víctor Hugo Vidal, actual mandatario de la ciudad portuaria. 

Este paro se originó por múltiples problemáticas que aquejan aún al territorio bonaverense. Los detonantes a destacar son principalmente: la escasez de agua potable, pues, pese a que están rodeados por once cuencas hidrográficas, el 70% de la población cuenta con un servicio restringido e intermitente del líquido; la corrupción y malversación de fondos, que ha conseguido la interrupción de los últimos cuatro gobiernos locales y ha generado, más allá de esto, un estancamiento en sectores como la educación e infraestructura; el alto nivel de desempleo, que rondaba el 62% para el año 2016, según el informe socioeconómico realizado por la Cámara de Comercio de Buenaventura, cuya cifra no fue avalada por el DANE porque la encuesta tuvo una metodología aleatoria y las cifras oficiales ubicaban el promedio nacional de desempleo de ese año en un 9,1%; y la violencia, que ha golpeado durante años esta región del país. 

Es este el panorama social que dio origen al Comité del Paro Cívico, el cual recogió el descontento social generalizado y lo transformó en su bandera: “Para vivir con dignidad y paz en el territorio”, como reza su eslogan.

El Comité del Paro Cívico se ha caracterizado por la transformación que ha tenido, ya que pasó de llevar su lucha en las calles a buscar políticamente las vías legales para materializar sus objetivos. Esta búsqueda dio origen a  la Ley 1872 del año 2017, por medio de la cual se estableció la creación del 'Fondo para el Desarrollo Integral del Distrito Especial de Buenaventura', que como cita el primer artículo: “La presente ley tiene por objeto establecer medidas tendientes a promover el desarrollo integral del Distrito Especial, Industrial, Portuario, Biodiverso y Ecoturístico de Buenaventura”. De manera conjunta, se aprobaron el decreto 1402 y el 1812, el primero da vida a la Comisión de Seguimiento para el cumplimiento de los acuerdos entre el Comité del Paro Cívico y el Gobierno Nacional;  y el segundo busca modificar el artículo número dos del primer decreto para ampliar la participación de la comunidad  a esta Comisión de Seguimiento. 

Siendo así, esta organización es hoy el referente de un movimiento social que no solo logró visibilidad en las calles, también consiguió transgredir las esferas de la política tradicional. De esta manera, sus miembros han alcanzado reconocimiento y visibilización política, acompañadas de una estructura legal que los cobija y garantiza el cumplimiento de sus objetivos, que son, en sí mismos, el reflejo del cambio que anhelan los bonaverenses.

Debido a la importancia del Comité del Paro Cívico, Yolanda Echeverry, quien ha estado desde la conformación del mismo y es hoy la secretaría técnica del movimiento, cuenta cómo fue el proceso para establecer las bases sólidas que hoy caracterizan al comité y cómo se han sobrepuesto a la corrupción latente en el territorio. Además, da su punto de vista sobre el asesinato de líderes sociales y sugiere acciones para los jovenes que actualmente lideran las movilizaciones sociales en el país. 

Yolanda Echeverry, secretaría técnica del Comité del Paro Cívico. Crédito: Angie Garay

¿Por qué es tan frecuente el estallido social en Buenaventura?

Yo creo que es por la brecha tan alta que hay frente a las otras ciudades del país y que la riqueza pasa por aquí, entonces eso nos ha causado un poquito de malestar. Había expresiones desde 1968, año en el que hubo el primer paro cívico. Luego vino el del año 1998 y ahora vino el del 2017.

En este momento hay manifestaciones de los jóvenes. Nosotros estamos en este momento en la estructuración del Plan Especial de Desarrollo Integral de Buenaventura, que es el PIEDB. Este es el acuerdo macro que se ganó en el marco del paro cívico, en los 22 días de lucha que tuvo Buenaventura. Allí logramos que se unieran todas las diferentes organizaciones y movimientos sociales y hacer una plataforma que hoy se llama Movimiento Social para vivir con dignidad y en paz en el territorio, así se llamaba al comité. En el 2014 hicimos una marcha el 19 de febrero para enterrar la violencia cuando empezaron las famosas casas de pique, cuando Buenaventura estaba realmente deshumanizado; hicimos esa reunión con las banderas de monseñor Héctor Epalza Quintero, quien falleció el 3 de febrero del 2021. Hemos estado aquí, llevamos cuatro años constantes de trabajo. Habíamos parado las mesas, sumándonos al paro nacional, nosotros tenemos nueve mesas en el movimiento.

¿Cuáles son las mesas que conforman el movimiento?

El movimiento está conformado por las mesas de Derechos Humanos, Garantías y Protección; Acceso a la Justicia, Víctimas, Protección y Memoria. También está la mesa de Productividad y Empleo; la de Cultura, Recreación, Deporte, Juventud y Género; la de Territorio, Vivienda e Infraestructura. Adicionalmente, el Comité del Paro Cívico de Buenaventura cuenta con las mesas de Ambiente, Salud, Educación y Saneamiento Básico y Agua Potable. Estas son las nueve mesas que componen el movimiento, con ayuda de estas hicimos un diagnóstico, sumamos todo y eso es lo que hemos presentado al gobierno.

¿Qué resultado arrojó dicho diagnóstico?

Nosotros hicimos 264 priorizaciones, con eso nos levantamos el 6 junio, y el gran acuerdo, que era el fondo para el plan integral; para eso hicimos Fonbuenaventura, que, casualmente, hoy primero de julio sesiona a las dos de la tarde su octava junta. El fondo ya tiene su primera gerente que se eligió en abril, la doctora Viviana Obando. Contamos también con unidad ejecutora, que es la unidad de Gestión de Riesgos, tiene una cuenta en el Banco Agrario, tiene una fiducia que la maneja la Fiduprevisora. Ya está listo para arrancar.

¿Cuáles son los proyectos actuales del Comité y qué acciones o expresiones han usado para lograr consolidarlos?

En este momento estamos construyendo la ruta para realizar el Plan Integral de Desarrollo, que va a la par con los planes que ejecute el alcalde, también debe ir a la par con la Región Administrativa y de Planificación (RAP Pacífico). Todo esto, articulado con nosotros y con la ley que logramos hacer y que nos ampara a nosotros, la Ley 1872 del 2017. Eso fue un avance y creo que nosotros vamos por buen camino.

Las expresiones son una suma al paro nacional y a su plataforma. Hablando puntualmente de lo que pasó ahorita, entre abril y mayo, creo que Buenaventura estuvo muy pacífica, presenció muestras muy distintas.

¿Qué proyecciones tiene el Comité?

El proyecto de nosotros va al 2040, porque para entonces Buenaventura cumpliría 500 años y esperamos que este sea un proyecto de vida de los que estemos o no estemos. Ojalá Dios nos permita la vida para disfrutarlo, esperamos que este proyecto dignifique el territorio de Buenaventura y que quienes lo habitan puedan vivir sin temor. Sea dentro o fuera del movimiento porque uno tiene que ir dando paso a los jóvenes.

La pobreza y la corrupción permean la realida de esta ciudad protuaria desde hace tanto que las movilizaciones sociales se han hecho presentes desde 1968. Crédito: Policía Nacional

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La pobreza y la corrupción hacen parte del panorama de la ciudad puerto de Colombia, pues, a pesar de que allí se mueve más del 40% del comercio internacional del país, las necesidades básicas de la mayor parte de su habitantes no están cubiertas. Según cifras del periódico El País, el 41 % de los bonaverenses viven en condición pobreza, lo que, sumado a los altos índices de corrupción del Distrito Especial, Industrial y Portuario, contribuye a que los indicadores de salud, educación y empleo continúen decreciendo. A su vez, de forma directamente proporcional, se incrementa la inconformidad ciudadana y la búsqueda de mecanismos para combatir la política tradicional que ha estado ligada, históricamente, a escándalos de corrupción.

¿Cuál cree que es el punto diferencial entre el Comité del Paro Cívico de Buenaventura y los demás movimientos que han surgido a partir de la inconformidad ciudadana?

Yo lo decía en la introducción del 16 de mayo, en la misa de los cuatro años de haber hecho nuestro glorioso paro, nosotros llevamos, sin ser soberbios, cuatro años de ventaja al país en ese sentido. Nosotros ya tenemos una ruta, y eso lo manifestó el Gobierno en la Mesa Nacional, indicó que Buenaventura no podría entrar en la crisis actual porque ella tiene su propia dinámica y tiene su propia ruta. Entre agosto y octubre del 2020, hicimos las priorizaciones y unas rutas críticas que buscaban hacer la lista de chequeo de cómo se hace cada acuerdo y cómo se trabaja para materializarlo. Ya estamos trabajando para recuperar el estadio 'Marino Klinger' y en octubre arrancarán las obras allí. También hoy se están organizando los letreros de los tanques de agua que se encuentran entrando a la ciudad, esos tanques los ganamos en el marco de los acuerdos. El acueducto tiene, entrando a Córdoba, las plantas del Acueducto, y una de ellas, la que tiene tubos amarillos, es parte del acuerdo de nosotros. El hospital ya está siendo trabajado, tenemos el terreno de la ciudadela. Víctor Hugo Vidal, que era miembro del comité y ahora es alcalde y salió por la necesidad de poder avanzar, ya pudo darnos un terreno. Ya tenemos muchos avances y, aunque no vamos al ritmo que queríamos, porque las priorizaciones tenían que haber estado listas en diciembre 31 del 2019, salvo la ciudadela hospitalaria, el Acueducto y Alcantarillado y, en el 2027, se terminaba el tema de la infraestructura educativa.

Buenaventura tenía años en los que no le metía ni una tabla a una institución. Ya hemos recuperado instituciones que están en la zona marginal, ya estamos en construcción de aulas nuevas, creo que vamos bien. Ya está el terreno para hacer la oficina propia del Icetex en Buenaventura, pero del Icetex ya funciona una oficina aquí con becas pertinentes a la ciudad y a la condición social. Entonces creo que no vamos como queríamos, se firma, pero vamos allá y creo que decir que el gobierno no ha cumplido tampoco se puede decir en un total. Hasta el corte de marzo, llevábamos un 17%. Puede que sea poco, pero frente a otras manifestaciones del país y frente a otras movilizaciones, vamos bien. Aunque eso no puede ser un consuelo para nosotros, vamos trabajando. La semana pasada estuvimos en Bogotá en una jornada extenuante y se están viendo los frutos. Yo creo que nosotros en la manifestación, es lo que yo siempre he dicho: ver pasar la riqueza nos despertó, Buenaventura despertó. Hemos luchado y hemos ganado, el movimiento ganó mucho también, ganó al derrotar la política aquí.

¿Cómo fue el proceso para derrotar esa clase política?

En Buenaventura, para ganar la alcaldía, decían que era una inversión muy alta, que un candidato no podía aspirar si no tenía 2.000.000.000 en su haber, como mínimo. Cuando nosotros hicimos nuestra consulta interna, como el presidente Iván Duque había puesto una alcaldesa (Maby Yineth) para cumplir los acuerdos, no pudimos avanzar con ella, porque hubo mucha talanquera. La disculpa del gobierno era que aquí no aportamos mucho, y era cierto, a veces el gobierno se daba el lujo de devolver los recursos por nunca usarlos. Eso nos pasó con unos temas de la educación y salud, prefirió el alcalde de su momento devolver los recursos que aplicarlos, entonces eso no nos ayudó, eso nos obligó en 2019, en la asamblea de febrero, a tomar la decisión de buscar nosotros el poder: “Si esta alcaldesa la mandó el presidente a cumplir los acuerdos, y no los está cumpliendo, nos tocó llegar a la alcaldía”. Se hizo el consenso y, efectivamente, entre febrero y marzo sacamos un grupo que se llamaba el Grupo Significativo, y empezamos a buscar cómo se iba a hacer la consulta interna dentro del Comité para sacar el candidato. El Grupo Significativo de la Dignidad saca ese mecanismo y en abril de ese año elegimos a Víctor Hugo Vidal Piedrahita. Inclusive, él no pensaba participar, y nosotras, un grupo de amigas, presentamos la hoja de vida y se hizo un comité ético. Por ejemplo, si yo quería aspirar, presentaba mi hoja de vida y me hacían todo el papeleo, y eso se revisaba. En últimas, quedaron Judith Segura y Víctor Hugo.

Algunas personas creen que en Buenaventura existen intereses para que nada cambie  en la ciudad y así los grupos económicos o empresariales tengan la posibilidad de obtener, a precios económicos, porciones generosas del territorio, ¿eso es cierto?

Sí, claro que sí, pero le pido a la comunidad que no nos dejemos polarizar porque estamos haciendo, como movimiento, un trabajo muy fuerte, pero hay actuaciones muy duras en contra del movimiento y en contra de la actual Alcaldía, y esto porque no les conviene que lo que venimos haciendo se siga haciendo. No hay mentira, hay todavía corrupción en las alcaldías, donde hay gente que ya tiene tiempo y vicios, de gente que se acostumbró a pagar para que le saquen un papel, y eso no se rompe de la noche a la mañana.

Muchos líderes sociales o personas mal llamadas líderes, que han ganado o han vivido de eso, y hoy no lo pueden hacer, no están contentas con la administración, porque nosotros no estamos en ese proceso. Nosotros tenemos que cambiar, porque tenemos que cumplir nuestro eslogan: “Para vivir con dignidad y paz en el territorio”. 

Pero sí, a fin de cuentas en Buenaventura hay una apuesta para que las cosas no funcionen y se vuelva más de lo mismo, por esto le pedimos al pueblo que no se deje caer en esto y más bien nos ayuden, pero que nos ayuden aportando, trabajando y formando, porque nosotros no nos la sabemos todas, ni el alcalde tampoco, pero que sepan decir las cosas.

 

"No solamente hemos ganado con el Gobierno, hemos vencido a la corrupción en Buenaventura", dice Yolanda Echeverry. Crédito: Angie Garay

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Las condiciones sociales y de seguridad hacen de Buenaventura una cuna de líderes sociales y defensores de los Derechos Humanos, quienes alzan la voz ante las injusticias que afectan a su territorio ancestral. Como en todo el territorio nacional, las amenazas aquejan a estos líderes y, en el caso de Buenaventura, ser voceros de la causa defendida por el Comité del Paro Cívico, representa un riesgo mayor.

El 27 de enero de 2018, fue asesinado Temístocles Machado, un reconocido líder que luchó por la legalización del barrio La Paz. Don Temis, como era conocido por sus allegados, formaba parte del Proceso de Comunidades Negras a través de la Asociación de los Territorios Ganados al Mar en Relación Campo Poblado, además, era miembro del Comité Interorganizacional por la Defensa de los Territorios ganados al Mar de Buenaventura y fue reconocido como uno de los principales líderes del Comité Central del Paro Cívico.

No es un secreto que ejercer un rol de liderazgo, en un contexto como el colombiano, es potencialmente peligroso, ¿qué medidas de seguridad ha tenido que adoptar para protegerse?

Yo ando en carro blindado, y no porque Yolanda dijo: “¡Ay, qué chévere!”. Yo he sufrido tres atentados, antes andaba en vehículo convencional, y el último fue muy grave, entonces me llevaron a blindado. Por seguridad, me desplacé de mi vivienda a un apartamento, porque como no me podían coger en la calle, intentaron hacer la vuelta en mi casa. Hace dos años intentaron matar a nuestro compañero Carlos Tovar, y esto fue en su propia vivienda; le pegaron seis tiros, pero en su vivienda, porque no lo podían coger en la calle, por eso le hicieron el atentado en su casa.  Lo mismo pasó conmigo, me intentaron asesinar en mi casa en el último intento, y espero que sea el último. Mientras esté en esto, y si yo quiero cambiarme, toca irme, porque no solamente hemos ganado con el Gobierno, hemos vencido a la corrupción en Buenaventura. Poner un alcalde significó vencer a la corrupción en Buenaventura, el abandono estatal y la corrupción no nos han ayudado mucho, y nosotros vamos en contra de esa mezcla peligrosa. 

¿Qué lectura hace del fenómeno de los asesinatos de los  líderes sociales en Colombia?

Yo lo vivo en carne propia, aquí varios de nosotros estamos siendo protegidos, casi todos tenemos esquema. Hay una mezcla de todo ¿no?, yo siempre digo que el Estado es el responsable de todo, no digo directamente, sino por omisión. Nosotros siempre decimos que son los grandes empresarios del territorio. 

¿Eso pasa en Buenaventura? 

Por lo menos aquí, en Buenaventura, es el territorio, lo que significa el territorio, y eso nos hace vulnerables, los que tienen la plata pueden tener la facilidad de mandarnos a matar, pero también la corrupción misma ¿no?

¿Cree que eso pasó en el caso de Temístocles Machado?

En el 2018, mataron a Temíctocles Machado, el autor intelectual fue el sobrino, él le pagó a  los sicarios, pero detrás del sobrino ¿quién le dio los 600 millones al sobrino? él no los tenía. A él le compraron unos terrenos que él no los quería vender porque son terrenos para una cancha para niños vulnerables, pero, por otro lado, eso estaba dispuesto para un proyecto que buscaba hacer de ese terreno un patio de contenedores, pues aquí los grandes empresarios buscan la  expansión portuaria. 

Frente a este caso, nosotros andamos detrás y cada vez que apretamos y le decimos al fiscal que nosotros sabíamos que él no tenía 600 millones, preguntamos: “¿Quién le pagó los 600 millones a él? Necesitamos saber quién dio ese dinero”, y esa es la pelea que tenemos, porque nosotros decimos que cuando encontremos el que le dio la plata, encontraremos al verdadero responsable del asesinato directa o indirectamente, porque si el sobrino de don Temis no tenía los documentos, no tenían porque darle 600 millones, ellos le dieron 600 millones para que él solucionara el problema. 

¿Se han repetido este tipo de hechos contra otros líderes del Paro Cívico?

Sí, luego de don Temis vinieron a asesinar al padre. No nos consta, pero dicen que pagaron mucha plata, que si por don Temis fueron 600 millones, el monto que ofrecían por el padre pasaba por ahí lejos. Yo creo que el padre John Reina es, políticamente, uno de los hombres más poderosos que tiene Buenaventura. En un aspecto político, el padre es una autoridad, él llama al ministro y el ministro le contesta, y si no se la devuelve.

El padre hace la función de vocero principal en este momento, entonces tiene mucho acercamiento al gobierno y, a su vez, es muy respetado por la misma autoridad. El padre es una autoridad en ese sentido. 

 

 

La protesta ciudadana tiene antecedentes importantes como el Paro Cívico de Buenaventura de 2017. Crédito: Policía Nacional

 

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Desde el año 2019, se vive un fortalecimiento de la protesta ciudadana, especialmente en cabeza de los jóvenes, quienes han recurrido a la creatividad como mecanismo de protesta ante una inconformidad generalizada. El 28 de abril del 2021 representó el inicio de una ola de protestas que, se puede decir, es
la más importante en la historia reciente del país. 

Ni el pico de la pandemia ni el aislamiento o los intentos de evitar este despertar, lograron acallar los gritos de una generación que se levantó ante la injusticia, los deficientes niveles de calidad de vida, la violencia estructural y la reforma tributaria. 

No obstante, este fortalecimiento de la protesta ciudadana tiene antecedentes importantes, como lo es el paro cívico que vivió Buenaventura durante el 2017. El Comité del Paro Cívico no solo lideró 22 días de protesta consecutiva en búsqueda de garantías de acceso a servicios básicos y derechos fundamentales como la educación y la salud, también marcó un antes y un después en términos de movilización social.

¿Cómo debe ser la integración de estos jóvenes que van llegando al movimiento?

Considero que con el acompañamiento de uno, yo creo que con errores y desaciertos hay que respetar las memorias ancestrales, porque yo disfruto lo que me dejaron mis abuelos y mi tatarabuelos. Voy a decir unas palabras de mi papá, quien decía: “Cuando los jóvenes dicen que nosotros los viejos nos equivocamos, yo les digo: respeten la sabiduría. Usted es profesional, pero yo no lo pude ser. Usted tiene que corregir lo que yo hice mal en mi ignorancia”, y eso le digo a los jóvenes: no desmeritar lo que han hecho los viejos, nosotros los adultos, creo que es un llamado que les hago. 

¿Cómo es la relación del movimiento con la fuerza pública?

Siempre hemos dicho esto: el movimiento como movimiento y la plataforma como plataforma, siempre que se va hacer una movilización se le avisa a la Policía y a la Armada, entonces si hay alguien que brinca o se disgusta, le decimos: ¿usted es delincuente?, usted no se puede encapuchar, usted tiene que salir con su rostro descubierto. Yo siempre he dicho que a la primera línea hay que admirarla, pero la primera línea también tiene que empezar a pensar en que, si yo me cubro el rostro, no estoy reclamando mi derecho, estoy violentando mi derecho. Nosotros nunca nos hemos cubierto, a mí me dicen: “¿Le tomo una foto?”, yo le digo: “Tómela”. Siempre me han dicho: “¿Doña Yolanda, la cubro?” y yo les digo que no, porque la gente me reconoce por el corte, creo que soy la única que tengo este corté aquí. Por eso, siempre he dicho a los jóvenes en el paro nacional que no se cubran la cara porque ellos están reclamando sus derechos, están ejerciendo su libre derecho ¿por qué se va a cubrir?, y yo decía: “Yo no me voy a poner un pasamontañas, yo no estoy haciendo nada que no tenga derecho a hacer y a reclamar”. Cuando yo violo mi derecho y le hago un daño a usted, ya pasé la línea, ya pasé de víctima a victimario, y esa es la línea delgada que debemos cuidar todos y cada uno. 

Lastimosamente, en Colombia, para que los derechos se den, hay que reclamar, y la constitución avala esa libertad. En el Movimiento para Vivir con Dignidad y Libremente en el Territorio y en el Comité del Paro Cívico del 2017 nos cuidamos mucho de no pasar esa línea, de no transgredir esa línea. Yo cada vez que veo un ejercicio de la Policía enfrentando me da tristeza, porque es ver a los colombianos dándonos entre colombianos, en últimas, los que gobiernan y los que están haciendo mal las cosas están allá trepados. Es pueblo con pueblo, porque el policía termina y se va a vivir a La Base, el otro no sé dónde, todos viven en barrios populares, porque no les da para vivir en estrato 10, en la Nueva Granada o por allá en Ciudad Jardín, no les da. A un policía de a pie no le da porque el salario no es mayor cosa tampoco, pero le toca vivir en un barrio popular, así se haya dado en la jeta con el vecino. A nosotros nos pasó algo muy chistoso, nosotros salíamos del Ministerio del Interior porque veníamos de la jornada que les conté, nosotros somos anti ESMAD, porque a nosotros nos da de todo cuando vemos al ESMAD, y nosotros estábamos ahí y ¡Gol!, estaba jugando Colombia-Brasil, y el del ESMAD gritó gol, los compañeros hombres salieron corriendo, y yo dije: “Uy, qué peligro”. El señor del ESMAD coje el teléfono y lo pone para que mis compañeros vean el partido y empiezan a gritar todos, y así se quedaron como unos 15 minutos, y mis compañeras y yo totiadas de la risa. Era el ESMAD y los compañeros de nosotros viendo ese gol, discutiendo y alegando, todos conversaban. Esa escena duró quince minutos, yo hubiera querido tener una cámara para grabar esos instantes de colombiano con colombiano celebrando un gol, ahí no había ESMAD, es ahí donde ellos, como humanos, se desarman. Los dos del ESMAD se volvieron vulnerables, si mis compañeros hubiesen sido delincuentes, se los llevan, los matan, los asesinan, porque ellos no se cuidaron, ellos simplemente escucharon que los policías gritaron gol y ahí mismo corrieron y pusieron el partido en el teléfono, y como diez cabezas intentando ver en ese celular.

Fue una cosa hermosa, a mí, como líder social y defensora de Derechos Humanos, me pareció perfecto. Ahí es donde uno dice: ¡Jueputa, el gobierno nos manda a matar! Puede que el gobierno no, los que están en el gobierno, porque la Constitución Política Colombiana es bellísima. Para que esto cambie es necesario entender la Constitución y leerla, puede que sea necesario hacerle algunas reformas, actualizarla, pero la Constitución es hermosa. Cada vez que hablo con alguien le digo: “Apliquemos la constitución y cambiamos esto”, habrá que reformarla, el día a día hace que la dinámica del país cambie, entonces lo que hoy era bueno mañana no lo es. Pero lo que pasó ese día fue una cosa loca, yo me quedé sorprendida, íbamos a pie, y les digo yo: ¿Ustedes vieron lo que pasó?, dicen ellos: ¡Sí, nos mezclamos!, entonces le digo a una compañera: ¿qué más pasó? Me responde: ¡Uy, a esos manes los hubiéramos podido matar si hubiéramos querido!, claro, ellos se volvieron vulnerables, ellos bajaron toda prevención, la bajaron ahí toda y se entregaron. Ahí estábamos todos, por un gol.

¿Siente que el Paro Cívico de Buenaventura puede servir de modelo para los jóvenes que están detrás de las últimas manifestaciones ?

Sí, claro, pero también tenemos que entender que llega un momento en que se pasa de  la confrontación bélica a la confrontación política, hay que saber hacer un alto y dar para recibir y saber hasta dónde puedo exigir y llegar. Yo creo que ese fue el éxito de los que estuvimos allá, de saber parar cuando teníamos que parar y saber cambiar, porque nosotros estábamos exigiendo la declaratoria de la emergencia social y tuvimos cerradas un poco de vías. La gente decía que eso no era posible y nos iluminaron, llegaron ayudas y creamos el fondo y aquí estamos trabajando después de cuatro años.

Esto es un voluntariado, aquí la gente cumple horarios y constantemente están aportando. A veces hay jornadas extenuantes, es un voluntariado obligatorio, es obligatorio por parte de nosotros, es por convicción que nosotros queremos hacer las cosas bien y trabajar arduamente por esto. 

Para cerrar, yo creo que sí, somos y seremos un referente para movilizaciones futuras. A nosotros, cada vez que nos invitan a dialogar sobre el proyecto del comité,  aprovechamos para hablar y decirles que  hay que saber liderar, y considero que los jóvenes tienen mucho potencial para hacerlo. 

¿Qué decirles?

Que perseveren, que no se desesperen porque el Gobierno le juega a uno con el tiempo, el tiempo es un desgaste. Por otro lado, yo creo que llegó la hora de mostrarse, de sentarse y no darles miedo. Cuando yo me encapucho, le ayudo a los demás a hacer lo que quieren hacer, es decir, a los vándalos o a otras muestras que no van ligadas con el derecho a protestar. A mí no me puede matar un policía por estar parada enfrente, no me puede asesinar, un ESMAD no me puede tirar porque me está asesinando, me está asesinando vilmente. Yo estoy parada vestida como normalmente lo estoy  y tengo un letrero que dice tengo un derecho. 

Nosotros tenemos unas camisetas que dicen: “¡El pueblo no se rinde, carajo!” o “¡Buenaventura se respeta, carajo!” El día que salimos a una movilización nos ven a todos nosotros con esas camisetas y todo el mundo sabe y nos identifica como los del Comité del Paro. Ninguno cambia lo que es, no nos cubrimos, porque nosotros no estamos haciendo nada que no esté en nuestro  derecho y que la Constitución de 1991 no ampare, por eso repito, los jóvenes tienen que revisar y mirar, no pasar de ser víctimas a victimarios. Esa es la línea que tienen que hacer, es una línea muy delgada, pero que deben mantener. Eso es sencillo, yo a mis hijos les digo eso, yo tengo tres hijos, les digo que no agredan para que no los agredan, es el consejo que les doy, que respeten para que los respeten. Si los irrespetan, no caigan en provocaciones, esto ha hecho que yo no caiga en provocaciones. Yo soy “volada”, a mí me tienen como brava, pero yo trato de contenerme cuando me estoy “volando”, porque a veces solemos cruzar la línea y eso es lo que no podemos hacer.

Los jóvenes tienen todo el derecho, pero que se sienten también a escuchar a los adultos, no desechen la sabiduría adulta, y eso es lo que uno les debe pedir a los jóvenes. 

Reconocimiento personería jurídica: Resolución 2613 del 14 de agosto de 1959 Minjusticia.

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