Proyectos productivos, todo lo que está en juego en los ETCR

Los excombatientes, en los distintos espacios de reincorporación, han optado por contribuir al desarrollo de las regiones desde sus proyectos productivos. Aunque el 44% de ellos han recibido apoyo económico para dicho fin, muchos enfrentan desafíos de financiación, asistencia técnica y acceso al mercado por la pandemia de covid-19, según un informe de Naciones Unidas, que corresponde a marzo de 2021.

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En Colombia, el 4 de septiembre de 2012, se inició un proceso que pretendía ponerle fin al conflicto armado que llevaba mucho tiempo arraigado a la historia nacional. Por primera vez se encaminó un proyecto que, aunque no contaba con mucho apoyo y aceptación, se ponía en marcha para negociar un posible cese al fuego, y con él, la paz y la seguridad para las zonas controladas por grupos ilegales como las Farc. Este fue el comienzo de las negociaciones que cambiaron la vida de más de 5.000 miembros de esa antigua guerrilla, entre hombres, mujeres y niños. 

En medio de constantes episodios de violencia, violaciones de derechos y hechos victimizantes ocurridos en el país, en el año 2016 tuvo lugar la firma de un compromiso irreversible: el Acuerdo de Paz. Dicho proceso estableció una serie de requisitos que los miembros del grupo ilegal debían cumplir para certificar su voluntad de paz y otorgarle a la nación un resultado satisfactorio. 

Entre estas condiciones se contempló que, para ponerle fin a la guerra, era necesario que los  excombatientes entregaran las armas, lo que significó una disminución importante de la violencia en las zonas rurales, un descenso del desplazamiento forzado y un cambio en la percepción de los habitantes del campo, quienes dejaron de tenerle miedo a perder la vida a causa del accionar de este grupo armado. Dentro del acuerdo también se le exigía a esta guerrilla ponerle fin al narcotráfico y cooperar para la reparación de las víctimas.

Campamento Simón Trinidad adecuado para implementar el desarrollo de proyectos productivos. Foto: Catalina Gallego, Daniela Roldán y Juan David Escobar.

El Estado colombiano también se comprometió a apoyar este proceso, por lo que se responsabilizó de fortalecer el campo, garantizar el retorno de las víctimas a los terrenos que la guerra les quitó y crear organismos como la Comisión de la Verdad y la Unidad Especial para la Búsqueda de Personas, con el objetivo de velar por la reparación a las víctimas y monitorear el compromiso de los reincorporados con la verdad.

En el acuerdo también se contempló la participación política de los excombatientes en los procesos democráticos del país; esto constituyó un avance significativo para que los exguerrilleros hallaran otra forma de lograr los objetivos políticos que se habían planteado desde su formación, al tiempo que facilitó el retorno a la tranquilidad de muchos territorios. La labor de verificación y acompañamiento de Naciones Unidas fue vital en este proceso.

Ahora bien, a los integrantes de este grupo armado, que estaban cumpliendo una condena en la cárcel, el acuerdo les abrió la posibilidad de comenzar una nueva vida, dado que, quienes eran prisioneros obtuvieron una rebaja de condena y fueron integrados al plan del acuerdo, con los puntos establecidos y las ayudas correspondientes. Sin embargo, a pesar de los múltiples logros del proceso, su implementación ha sido complicada, ya que, desde su aprobación en el 2016, no se han cumplido aún todos los requisitos.

Félix Roberto Sanabria, alias ‘Aldemar’, es un exmiembro del grupo armado. En el 2003 lo capturaron en Espinal, municipio del departamento del Tolima, y le dictaron una condena de 85 años en prisión, con posibilidad de libertad condicional hasta el año 2022, pero obtuvo su libertad en el año 2017 gracias al Acuerdo de Paz. En ese momento, Aldemar fue dirigido al espacio Simón Trinidad, en Mesetas, Meta. Según la Agencia para la Reincorporación, en el departamento del Meta se encuentran 1.953 reintegrados, 27 en reintegración especial y 1.417 reincorporados. Este departamento es uno de los más ocupados en los procesos con los exmiembros de las FARC, seguido de Antioquia con 7.856 y Bogotá con 3.506.

Los proyectos son posibles, gracias a que el campamento está rodeado de naturaleza, que brinda recursos, y de las comunidades, que creen en sus iniciativas. Foto: Catalina Gallego, Daniela Roldán y Juan David Escobar.

Para Aldemar ha sido un proceso enriquecedor, pues ahora tiene otra vida. Con el subsidio que le aporta el Gobierno, él y otros integrantes del Simón Trinidad compraron ocho cabezas de ganado, cultivaron frutas e iniciaron una vida como agricultores. También, han comenzado un proyecto turístico, que les ha permitido darse a conocer desde otra perspectiva.

El Consejo Noruego para Refugiados es una organización que ha estado presente en el proceso con los excombatientes y, gracias a su intervención, crearon el programa Ambientes para la Paz, el cual se basa en promover la reconciliación y reincorporación en territorios que han sido afectados por el conflicto armado y disminuir el impacto de la deforestación en Colombia. “Cuando llegó el programa, comenzamos a hablar sobre turismo, y nosotros pensamos hacer un sendero, entonces hablamos con un profesor dueño de esta tierra y él nos concedió el permiso de hacer el sendero que fue financiado por el Consejo Noruego”, cuenta Aldemar.

El programa les proporcionó capacitaciones en agroecología, inglés y guianza turística, lo cual les ha servido para tener una relación más amena con la comunidad, ya que muchas personas desconfiaban de su presencia en el territorio. Aldemar ha aprovechado todas las oportunidades que las organizaciones en pro de la reconciliación les han brindado, lo que le ha aportado desarrollo al departamento del Meta. Hoy en día, excombatientes de las Farc lideran propuestas en beneficio al campo y le aportan a la infraestructura vial con el patrocinio de la Food and Agriculture Organization (FAO). 

Esta organización le aprobó a Aldemar 440 metros de placa huella, tres alcantarillas, tres box culvert y material de construcción, con la condición de que los excombatientes debían poner la mano de obra. Con ello, buscan que las veredas del municipio de Mesetas puedan tener un acceso vial adecuado y una conexión con el resto del país. Sin embargo, el informe del segundo semestre del 2020, de la Contraloría, asegura que puede haber un déficit de financiación sobre el punto 1 del Acuerdo de Paz, lo que significa una dificultad para el cumplimiento de la totalidad de los puntos establecidos. 

Los excombatientes tienen muy presentes sus ideas políticas y están abiertos a recibir a quienes estén interesados en conocer sus procesos. Foto: Catalina Gallego, Daniela Roldán y Juan David Escobar.

Aldemar es el presidente del comité pro carreteras, conformado por la paz y la reconciliación en Mesetas. La única misión que tiene este reincorporado es poder demostrar un cambio y una reconciliación: “Yo quiero meterle a todo, por un lado y por el otro, hay que comenzar a pensar cómo le sumamos al pueblo con iniciativas para las próximas elecciones, necesitamos dar un cambio al sistema corrompido en el país”, menciona. Aldemar asegura que el Estado no ha cumplido las condiciones ni les ha brindado todo el apoyo al que se comprometieron. Según la ONU, la seguridad a exmiembros de las Farc ha sido poco implementada, ya que todos los días se suman los asesinatos a reincorporados, y el Gobierno, por su parte, no les ha dado todas las garantías para su protección. 

Noruega y Cuba, como países garantes del acuerdo de paz, han estado presentes en el proceso. A su vez, las Naciones Unidas han solicitado al Gobierno adoptar medidas para frenar la violencia hacia los exmiembros de las Farc y su partido. De acuerdo con el diario La Vanguardia, desde septiembre de 2016, 250 excombatientes del grupo armado han sido asesinados en Colombia, esto se debe, según Aldemar, al incumplimiento y a las reformas del actual Gobierno. “Nosotros recibimos amenazas, sabemos lo que nos puede pasar en cualquier momento, pero no podemos echar para atrás, después de todo este proceso, lo único que podemos hacer es avanzar en los proyectos para progresar”, cuenta Aldemar.

Conforme con las peticiones de las Naciones Unidas, Cuba y Noruega, la periodista María Jimena Duzán sostiene que los autores de los crímenes hacia los excombatientes tienen lazos con el narcotráfico y/o pertenecen a las disidencias. Según Duzán, el problema radica en las pocas intenciones del Gobierno en aportar alternativas fructíferas que aporten en el desarrollo personal, laboral y participativo a los exguerrilleros.

Ahora, cuando Aldemar visualiza lo que han sido estos cinco años en Simón Trinidad, se siente más seguro y complacido con todos sus proyectos realizados, aunque asegura que, con un cambio en la política, él y sus compañeros pueden hacer sostenibles todos sus objetivos y proporcionar ayuda a la comunidad: “La imagen del país no va a mejorar hasta que los gobiernos no inviertan en el beneficio de las personas. Nosotros firmamos la paz con la visión de que haya un desarrollo, no para que nos maten, pero la paz tiene que ir acompañada de todo tipo de garantía social, y eso es lo que a muchos no ha dejado progresar”, dice. Su vida como reincorporado le ha permitido tener otra perspectiva. Ya no quiere quedarse únicamente en labores agrícolas, sino incluir su conocimiento en el partido de los Comunes y ser un líder en la comunidad.

Por caminos inclinados, Aldemar hace recorridos a turistas, los cuales llegan con el fin de sentir un ambiente tranquilo. Foto: Catalina Gallego, Daniela Roldán y Juan David Escobar.

NAR Simón Trinidad

Esta es una de las Nuevas Áreas de Reincorporación (NAR), ubicada en la vereda Nueva Esperanza, del municipio de Mesetas, Meta, que recibió a más de 500 excombatientes de las Farc “Comprometidos con la paz”, tal como se identifica la comunidad del Simón Trinidad. Dicho espacio adquirió como parte de su identidad el alias de Ricardo Palmera, excombatiente, quien fue capturado en Ecuador en el año 2004 y extraditado a los Estados Unidos por el secuestro de tres norteamericanos.

Allí llegaron hombres y mujeres en busca de nuevas oportunidades. Aunque ha sido un cambio difícil para ellos, con obstáculos y frustraciones, también han encontrado su felicidad y se han preparado para alcanzar sus objetivos en este espacio. “Podemos tener nuestra familia, nuestros hijos, podemos salir y que no nos digan nada, no tenemos que escondernos de nadie” dice Edwin, perteneciente a la comunidad del Simón Trinidad y tesorero del proyecto porcícola. Aunque su pasado es recordado por algunos colombianos, son más quienes creen en su cambio y evolución, pues el apoyo que han obtenido de la comunidad de Mesetas ha sido de vital importancia para avanzar en sus proyectos.

Llegar a los territorios que conocieron en la guerra, ahora con iniciativas de paz, ha sido todo un reto para algunos excombatientes, sin embargo, las ganas de salir adelante y cumplir con el acuerdo de paz, los ha llevado a desarrollar estrategias para realizar el proceso de reincorporación de manera exitosa. Aunque existen altibajos, la comunidad de Simón Trinidad tiene claros sus ideales políticos y trabaja desde la legalidad por los derechos de los colombianos, esa es su forma de lucha: hacer crecer sus proyectos de manera transparente, con el Estado y las comunidades.

El trabajo en equipo los ha llevado a conseguir varios de los objetivos propuestos. En el proceso, también han contado con la ayuda de instituciones educativas y organizaciones no gubernamentales del exterior. Desde su llegada a este espacio, los excombatientes tienen claro sus objetivos: quieren producir y subsistir con sus mismos proyectos, ayudar a la comunidad del municipio y fomentar el desarrollo en la región. Esta necesidad de aportarle a las comunidades ha sanado los viejos temores, por eso ahora su relación con los habitantes de Mesetas es armoniosa: “Todo ha marchado bien, hemos podido trabajar como comunidades, ya ellos entraron a ser parte de la comunidad” dice Pedro, presidente de la junta. Mejorar el estado de la carretera, el alcantarillado y las placas huellas, han sido uno de los principales proyectos trabajados en comunidad y por lo cual se sienten agradecidos y orgullosos, según menciona Pedro. 

 En el Simón Trinidad el agua proviene directamente de las montañas, para su reserva cuentan con tanques de agua, en los cuales se mantiene apto para el consumo. Foto: Catalina Gallego, Daniela Roldán y Juan David Escobar.

Durante cuatro años, la comunidad ha estado trabajando para educar a los niños y apoyar a las mujeres, por eso tienen un espacio para los niños, construido con tablas de colores, donde tienen colchonetas, pelotas y juegos para todos. A su vez, poseen la biblioteca “Hijos de Marquetalia”, que fue llamada así en conmemoración de la constitución de las Farc en Marquetalia, en el sur del Tolima. Este espacio cuenta con repisas, libros, cuadernos, un computador, sillas y un mapa de Colombia de gran tamaño, donde niños y adultos van a dialogar, a aprender y a continuar procesos formativos. Las mujeres excombatientes también tienen pensado un espacio para realizar sus actividades y sus proyectos productivos.

Proyecto de cultivos

Después de estar varios años en tierras donde había bosques, ríos y diversidad natural, la comunidad del NAR Simón Trinidad vio la oportunidad de habitar un espacio tranquilo, similar a los espacios físicos en los que se encontraban y así empezar a producir. La agricultura fue una de las primeras ideas que surgió para trabajar colectivamente por el futuro de todos, así comenzó el aprovechamiento de las tierras.

Al llegar al campamento, con el dinero que les otorgó el Estado, un salario mínimo para cada uno, la comunidad fariana invirtió en cultivos de maracuyá, limón y naranja. Su deseo por aprender y salir adelante, para hacer más positivo su proceso de reincorporación, los llevó a unirse más con la comunidad aledaña y comprender la labor de los campesinos y su forma de generar ingresos financieros, sin embargo, el cultivo de la maracuyá les trajo pérdidas, su poco conocimiento sobre las tierras y esa fruta no les favoreció: “A veces uno es muy ingenuo y se deja llevar por las recomendaciones, nosotros somos campesinos pero no de este tipo, nosotros venimos de las montañas”, dice Aldemar. Finalmente, sus cultivos no dieron frutos, así que, optaron por seguir otros recursos, sin dejar de lado la posibilidad de aprovechar las tierras.

Con ayuda de la comunidad campesina lograron conocer un poco más la agricultura, una de las recomendaciones que les brindaron los pobladores fue el uso de una mata raizal, la cual hizo que lograran sembrar otro tipo de árboles que dieran fruto; actualmente, son 500 árboles de aguacate, yuca, plátano y mango. Su cosecha sigue en aumento y una parte es consumida por ellos mismos, mientras la otra está destinada para la venta. 

La agricultura ha sido una labor que ha tomado importancia en los NAR, pues les permite sembrar su propio alimento y comercializar productos para su sostenimiento. Foto: Catalina Gallego, Daniela Roldán y Juan David Escobar. 

Hacer productiva la tierra es algo que les ha generado ingresos económicos y sus propios alimentos, sin embargo, las tierras dadas por el Gobierno no son lo suficientemente amplias para trabajar en otros proyectos que requieren de espacios de mayor tamaño. Así que, pensando en su bienestar, dentro del marco de ambientes para la paz, lograron conformar la cooperativa CATYPSA (Cooperativa Multiactiva Agroecológica, Turismo y Soberanía Alimentaria), creada a través de un proyecto mixto, es decir, un proyecto trabajado entre 30 reincorporados y 70 campesinos. Cada uno dio un millón de pesos y así lograron adquirir una finca de 24 hectáreas, donde tienen cabezas de ganado, corrales y divisiones de potreros.  

Gracias a ese proyecto, decidieron comprar ocho novillas y un torete, de los cuales resultaron cinco terneros y que, poco a poco, irán aumentando. Actualmente un grupo de mujeres continúan con el proyecto de la ganadería, con el fin de fortalecer sus tierras y seguir con la producción alimentaria. 

Proyecto porcícola 

El proceso de reincorporación para los excombatientes ha sido retador, sus intereses por cumplirle al país los ha llevado a la creación de proyectos para el aprovechamiento de los llanos colombianos. Entre 40 exguerrilleros del campamento Simón Trinidad, se dieron a la tarea de fomentar el proyecto porcícola en la vereda Nueva Esperanza del municipio de Mesetas, pues la formación profesional que estaban llevando a cabo con ayuda del SENA y del apoyo de los campesinos de la región, los incentivó crear un plan completo sobre cerdos. 

Los reincorporados contemplaron los ocho millones aprobados por el Gobierno, establecidos en el acuerdo, para dar inicio a esta iniciativa, pero los recursos económicos no eran suficientes para comprar lo necesario del proyecto. Con una adición de 168 millones de pesos, aproximadamente, que les brindó la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), procedieron a hacer las respectivas instalaciones de los corrales para adecuar a los cerdos y desarrollaron sistemas de acueducto y energía. 

Los excombatientes del NAR Simón Trinidad cuentan con la maquinaria para la elaboración de la purina. Foto: Catalina Gallego, Daniela Roldán y Juan David Escobar.  

Debido a los problemas viales de la vereda, adquirir el alimento para los animales resultaba complejo, por eso, de este proyecto porcícola surgió otro. Los reincorporados se responsabilizaron de la fabricación de la purina para los cerdos, pues sus ganancias podían aumentar. La maquinaria para la elaboración de la purina fue solicitada al Gobierno y fue aceptada, de manera que, actualmente, en el campamento cuentan con las herramientas necesarias para su trabajo. Para los excombatientes fue gratificante, y aunque no contaban con un espacio apropiado para adecuar la maquinaria, se comprometieron a gestionar los materiales para la infraestructura y poder tener los elementos seguros. 

Actualmente, Aldemar y sus compañeros, le compran los ingredientes de la purina a los campesinos del municipio, pues, como es usual, la distancia y el estado de la carretera impide que los productos lleguen fácilmente, “hemos estado patinando porque nos queda muy difícil”, dice Félix.

Proyecto de turismo  

El amor de las comunidades hacia la naturaleza ha sido una característica importante de los habitantes de Mesetas; allí, la relación entre el hombre y los ríos, cascadas, senderos, avistamientos de aves, entre otros atractivos naturales, facilitaron la conformación de un nuevo proyecto para la comunidad del NAR Simón Trinidad y de una posible estrategia para el desarrollo del municipio. Gracias a esta iniciativa, han recibido en esta región a turistas de cualquier parte del mundo, especialmente a visitantes catalanes e ingleses. 

Desde el año 2017 se llevó a cabo la construcción de la Cooperativa Catypsa Expedition, con el fin de apoyar el ecoturismo en el departamento del Meta. Aldemar ha podido sacar adelante el proyecto de turismo, por el cual ha trabajado junto a sus compañeros, quienes han adquirido los conocimientos necesarios con el SENA, sobre los aspectos principales del turismo y el cuidado de los atractivos naturales. En ese proceso, los excombatientes se han capacitado para acompañar a los turistas en deportes extremos como rafting, rapel y canotaje. Estas capacitaciones han sido logradas con ayuda de países garantes, como el Consejo Noruego para Refugiados, a través del marco de ambientes para la paz.  

 Los reincorporados más jóvenes se encargan de elaborar los folletos e imágenes para hacerle publicidad al proyecto de turismo. Foto: Catypsa Expedition.

La agencia turística Catypsa Expedition ofrece diferentes paquetes turísticos, los cuales incluyen transportes, póliza de asistencia médica, elementos de bioseguridad, refrigerio, almuerzo, y lo más llamativo para los turistas, el rafting, el cual consiste en descender en una embarcación sin motor sobre un cauce veloz. Este recorrido es de 17 kilómetros por el río Güejar, en medio de cascadas, donde también se puede hacer avistamientos de aves y plantas. La intención de los reincorporados es incentivar el desarrollo del municipio y del departamento, hacer llamativo el lugar para que turistas lleguen a la región, a través de sus propias redes sociales, en las cuales publican información e imágenes para captar la atención de los usuarios. 

Los habitantes del Simón Trinidad tienen como objetivo cambiar su pasado y, así mismo, hacer que las personas de la región y del país conozcan sus intenciones de paz, por lo tanto, como iniciativa, decidieron hacer una alianza con la agencia Travesías y Aventuras del municipio de Cubarral, por lo cual han trabajado de la mano con el municipio.

Estos nuevos objetivos que tienen los reincorporados, los ha llevado a trabajar para cumplirle a la región y al país. Actualmente cuentan con un restaurante llamado Sazón de Paz, un espacio donde se puede compartir con los excombatientes, los campesinos de la región y los turistas, nacionales y extranjeros que llegan al lugar. Recientemente están desarrollando una zona de hospedaje, llamada Nelson Mandela, que será terminada prontamente.

 

Reconocimiento personería jurídica: Resolución 2613 del 14 de agosto de 1959 Minjusticia.

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