¿En qué se diferencia un museo de un relleno sanitario?

¿En qué se diferencia un museo de un relleno sanitario?

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¿En qué se diferencia un museo de un relleno sanitario?
Martes, Octubre 18, 2016
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Palabras de Boris Groys, pensador y escritor alemán, quien vivió en Rusia en los años ochenta, y conversó en Utadeo respecto a la escena artística rusa desde la década de los años 20 del siglo pasado, hasta el día de hoy.
Fotos tomadas por: Laura Vega - Oficina de Comunicación

No hay gran diferencia, dijo Boris Groys en la conferencia que dio en el Hemiciclo de Utadeo, puesto que ambos están conformados por un montón de cosas que ya no se utilizan. La diferencia está en la exhibición, ya que las cosas en el museo están exhibidas, pero el carácter ontológico es el mismo. El museo es un espacio que comparten las obras de artistas que en vida nunca abrían estado juntos. Como espacio que preserva la memoria humana es contradictorio al ser excluyente; no hay que olvidar que fue a partir de la arqueología que se dio origen a los primeros museos, y que este trabajo de arqueología de la memoria se hizo también a partir de la basura.

El pensador y escritor alemán, que vivió en Rusia en los años ochenta, introdujo a los asistentes en la escena artística rusa del siglo pasado; un recorrido desde las posturas nihilistas contra las vanguardias y el arte tradicional de la década de los años veinte, que deshumanizó el arte con la desaparición de la figura humana; la mentalidad de la guerra fría en la década de los treinta y cuarenta, donde el arte se vio como conflicto entre las posturas de Europa occidental y Norteamérica; un periodo neomodernista en la década de los cincuenta y sesenta, representado por el pop, el dadaísmo, el neoabstraccionismo y el minimalismo, donde aparecen como referentes artistas como Ilya Kabakov, con una muestra de arte abstracto que incluye elementos realistas, como una mosca que al provenir de un plano diferente deconstruye la abstracción; el grupo de arte experimental de Moscú que se dio en la década de los setenta, el cual planteaba una serie de experimentos sociales, donde la ironía y el absurdo eran utilizados para resaltar el discurso artístico y su relación con el espectador; el segundo periodo de Kabakov en esta misma década, considerado por Boris Groys como el verdadero comienzo de la obra de este artista, una obra de arte que colinda con la literatura, donde aparecen sus álbumes de la serie de “10 caracteres”, cada uno representando a un artista, una de estas obras descritas por Groys es Sitting in a Closet Primakov (Sentado en un armario Primakov), donde Primakov sentado al interior del armario, aislado como artista, tiene enfrente la imagen de un cuadrado negro (como el de la obra de Malévich) y al no ver nada más, percibe el exterior a partir de los sonidos de la casa, de esta forma sale volando del estudio, y ve el territorio, las calles, toda Rusia a medida que se eleva, hasta que todo se disuelve y al final solo queda un espacio negro que es el vacío o la muerte.

Kabakov nunca abandonaba su obra en una exposición, no exhibía, invitaba personas a su estudio, les leía y mostraba su obra como en un performance, controlando el tiempo en el que su obra podía ser vista.

Según Groys, para Kabakov las obras en las galerías se veían todas iguales, estaban iluminadas con la misma luz. Por eso, reconstruyó una galería de Nueva York como si fuera un apartamento con cocina, baño, habitaciones; un intento de recrear sus álbumes en el espacio, donde cada álbum estaba contenido en una habitación. Los elementos fueron expuestos de tal forma que se dificultaba su lectura, con la intención de generar en el visitante una sensación de inseguridad y de frustración en relación con lo visto y lo comprendido. “Una parodia crítica del museo”, artistas que conviven en un apartamento; un colectivo póstumo que solo es posible tras la muerte de esos artistas.

En otra exposición, Kabakov colocó una vivienda al interior de un viejo baño público, una metáfora de la vida actual, la cual no vivimos plenamente por no tener tiempo suficiente para hacerlo; se vive individualmente, y como en un baño público, cada uno satisface sus necesidades, estéticas en este caso, y se va.

La conferencia se cierra tras la intervención de los asistentes con sus preguntas. Borys Groys responde y deja una reflexión en relación con el quehacer del artista: “Hoy en día no está claro que es el arte. En el S. XVIII, XIX y hasta mediados del S. XX los artistas eran quienes producían imágenes, luego llegó el cine, la fotografía y el internet, cada uno con su estética y sus valores estilísticos, la vida entonces se volvió arte, vivimos en un mundo tecnológico en el que todo es parte de una experiencia artística, en el que todos producen imágenes y todos quieren ser artistas, por lo que lo que necesitamos son espectadores. Los artistas más interesantes son espectadores, Kabakov no producía tanto, más que preocuparse en cómo representar, observaba la vida contemporánea y trataba de conectarla con su propia experiencia del mundo. Todo el entorno es artificial, por lo que es necesario comprender cómo sentimos, experimentamos, nos comportamos y reaccionamos frente esa realidad artificial… Necesitamos contemplar, el arte es la posibilidad de contemplar y estamos ciegos en cuanto a eso”.

 

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