“¡No se dejen deformar el pasado!”, es el llamado que hace el presidente del Consejo Directivo de Utadeo, Jaime Pinzón, en su más reciente columna de opinión publicada en El Nuevo Siglo, bajo el título de “¡Ojo con vendedores de pasados!”, a propósito de la obra literaria de José Eduardo Agalusa, publicada en 2009, en la cual un hombre negro albino llamado Felix Ventura se dedica al extraño oficio de vendedor de pasados falsos, teniendo como clientes a empresarios, políticos, militares y miembros de la burguesía.
“Todos los días me llegan, directa o indirectamente, vendedores de pasados que alteran hechos, elevan a la categoría de héroes a cobardes, vuelven buenos a los malos, cultos a los ignorantes, respetables hombres de negocios a ladrones, estadistas a funcionarios incompetentes. El Papa Francisco en su reciente visita a Colombia pidió: ¡No se dejen robar la alegría! Yo añadiría ¡No se dejen deformar el pasado!”, destaca Pinzón, a propósito de la pérdida de credibilidad de la clase dirigente, así como la crisis de los partidos políticos en el país.
Para el presidente del Consejo Directivo, se ha manipulado la memoria aprovechando la ignorancia, al tiempo que se alteran las causas de la violencia, se confunden víctimas con victimarios, se borran culpas, se facilitan abusos y se disfrutan privilegios y prebendas.
Pinzón agrega que, en la toma del palacio de Justicia en 1985, la responsabilidad fue del presidente de la República de ese entonces y no de los insurgentes con la colaboración del narcotráfico: “la corrupción es fenómeno aislado, la educación sobresale, el empleo crece, la sociedad es igualitaria, los ciudadanos vivimos felices y en paz. Tales apreciaciones toman fuerza, los vendedores de pasados se mueven, no son ficción. ¡Ojo con ellos!, finaliza.