"La crisis migratoria es un fenomeno global": Francisco Barbosa

La crisis migratoria en Europa es considerada una de las situaciones humanitarias más criticas de los últimos años, arrojando a la fecha más de un millón de refugiados en ese continente, así como cerca de 4000 personas que han muerto en el intento de migración. Una de las imágenes más tristes de este fenómeno fue la muerte de un niño sirio en las playas de Turquía en septiembre del año pasado. Esta fue la problemática que se debatió en el panel “Crisis migratoria: retos y responsabilidades de la Unión Europea”, organizado por la Fundación Konrad Adenauer en el marco del III Festival Internacional de Cine por los Derechos Humanos. En el debate, que se realizó en el Hemiciclo de Utadeo, se proyectó el documental alemán Chaja And Mini.

En esta oportunidad, el catedrático de la Universidad de los Andes, Francisco Barbosa, junto con Christian Steiner, ofrecieron un completo panorama histórico, político y cultural de lo que significa este tipo de migraciones forzadas. Para Barbosa, si bien el foco de atención mediática se encuentra en los migrantes sirios a causa de la crisis social que atraviesa ese país asiático, el desplazamiento y la desaparición forzada son fenómenos de escala global: “Se ha dicho que en Colombia no hay victimas y que el victimario no tiene nombre, simplemente se le llama violencia. Volvemos anónimo al victimario y a la victima, y esa lógica es perversa para la sociedad”, puntualizó el especialista.

Frente a ello, Barbosa sugiere que gracias al Proceso de Paz las victimas salen a la luz y los victimarios comienzan a tener nombre, al tiempo que se reivindican los procesos de memoria y reconciliación: “Colombia es el país donde el desplazamiento y los expulsados de los territorios se ha vuelto algo natural.  Se asume que la violencia solo toca al campo y no a las ciudades, pero en Bogotá el 10% de la población ha sido víctima del conflicto.  Las historias que vemos documentadas no son tan lejanas. Las vivimos todos los días y están en nuestro imaginario. El no querer ver hace que uno sea responsable de lo que pasa alrededor”, enfatizó el panelista.

En cuanto a la situación europea, el profesor mencionó que las naciones del viejo continente tienen un desafío en cuanto a contrarrestar los más recientes hechos, entre ellos los naufragios y la ocupación de los territorios por parte de los refugiados, razón por la cual cada Estado debe construir su propio sistema político frente a las migraciones masivas, al tiempo que genera una mayor presencia gubernamental y da una respuesta sus ciudadanos frente a estos hechos

Por su parte, Christian Steiner sostuvo que hay sociedades que se incomodan por la llegada de inmigrantes, debido a que culturalmente se consideran homogéneas.  En ese sentido, el asesor de la Fundación Konrad Adenauer recuerda que existe una multiplicidad de perspectivas sobre la problemática de las migraciones. Una primera arista la conforman los refugiados, quienes amenazados por la guerra en Siria deciden huir a Europa para salvar sus vidas. En el otro lado se encuentran los migrantes económicos, los cuales buscan mejores condiciones de vida pero no tienen derecho a asilo. En un tercer lugar, están las sociedades de los países que comparten frontera con naciones en conflicto, quienes se han visto aislados por el resto de países de Europa acerca de cómo abordar a los refugiados: “Hoy día hay millones de refugiados que se acumularon en campos de refugiados en países vecinos como Jordania, Líbano y Turquía, llegando a estados intolerables, razón por la cual buscan otros lugares donde vivir con dignidad”.En cuanto a la situación alemana,  Steiner recordó que este país a pesar que inicialmente se mostró en contra de abrir sus puertas, posteriormente la canciller Ángela Merkel decidió instaurar una política migratoria flexible, generando en algunos sectores de la sociedad cierto molestar, al tiempo que despertó la preocupación de la población por el alto flujo de migrantes.

Esta situación pone en la palestra pública el postulado moral de recibir a los migrantes y por el otro de responderle a la ciudadanía, en cuanto a los procesos de adaptación de individuos que no comprenden el idioma ni poseen las mismas costumbres del país en el que se refugian. Ante ello, Steiner subraya que el país germano ha comprendido que es un territorio de inmigración, y por lo tanto, ha generado políticas de integración.