Un emprendimiento de 30 años que se fortaleció en la academia

Un emprendimiento de 30 años que se fortaleció en la academia

Destacadas
Un emprendimiento de 30 años que se fortaleció en la academia
Viernes, Diciembre 18, 2020
Compartir en
El paso de nuestra estudiante por el programa de Ingeniería de Alimentos le brindó las herramientas para hacer del emprendimiento familiar una empresa que le saca el jugo no solo a las arepas, sino a las propiedades del maíz. Un cereal con oportunidad de negocio.
Catalina Medina, estudiante de Ingeniería de Alimentos. Foto: Cortesía

Con 24 años, Catalina Medina es un eslabón en la cadena de procesos de la empresa familiar, que, por cerca de 30 años, su abuela, sus padres y ahora sus hermanos y ella han trabajado de sol a sol. Lo que empezó como un puesto de arepas artesanales en el barrio Inglés, al sur de la capital, es hoy una trilladora de maíz, una fábrica de arepas y puntos de venta, donde también venden comidas rápidas y platos en los que el corazón es la arepa. Su interés es fortalecer la cultura de consumir este producto.

"La arepa puede ir acompañada de absolutamente todo. Puedes consumirla en cualquier momento del día y trae beneficios en la dieta porque tiene menos almidón que otros alimentos. En la empresa tenemos arepas con fibra y arepas con semillas, son líneas funcionales para alentar el sistema digestivo; un portafolio que está orientado a que cualquier persona pueda consumirla", comenta Catalina sobre la variedad de productos que pueden encontrar los aficionados de este manjar.

Esta estudiante, que está a punto de recibir su título de Ingeniera de Alimentos en Utadeo, y que ya cuenta con un título como Administradora de Negocios Internacionales, otorgado por la Cámara de Comercio de Bogotá, se vinculó desde muy pequeña a la empresa en los procesos de empaque y venta. Luego, cuando tuvo que pensar en su proyecto de tesis y entre varios ensayos y errores, decidió darle un plus al emprendimiento familiar, a partir de la caracterización del maíz que se usa como materia prima en la fabricación de arepas.

Comenta que este proyecto le abrió los ojos a nuevas oportunidades de utilidad de este cereal que es empleado en muchos alimentos, incluso en la elaboración de subproductos.

"Encontramos que al momento de producir o involucrarnos con el maíz, había una oportunidad en los subproductos de esta materia prima, en el proceso de trillado, donde retirábamos varias capas del maíz y de estas iba quedando un forraje o polvillo de maíz que acostumbrábamos a vender como alimento para animales, pero que poco aprovechábamos en la empresa", asegura.

Esta empresa familiar lleva cerca de 30 años fortaleciéndose. Foto: Cortesía - Catalina Medina.

Fruto de los resultados, Catalina halló que la operación unitaria de trilla se podía optimizar hasta en un 7 %, para aumentar la producción de maíz trillado. De ahí se estructuró un plan de trabajo interno en la empresa para optimizarlo y para dar un valor agregado al negocio: la venta de un espesante a base del polvillo de maíz.

En esa misma cadena de producción con el polvillo, se contempló la posibilidad de hacer pellets (pequeñas porciones de material aglomerado o comprimido de diferentes material), para alimentación animal (vacas, cerdos y gallinas), complementado con proteína y grasa.

"Hacemos uso del maíz, pero del polvillo no. Eso estaba pasando con las asociaciones de trilladoras que tenemos en Bogotá, donde se perdía un 25 % del maíz, luego de trillarlo. Haciendo cuentas, un bulto de maíz de 50 kilos vale cerca de $75.000 y un bulto de 50 kilos de polvillo vale $35.000, una oportunidad que estaba frente a nuestros ojos, con un valor nutricional importante", comenta sobre esta información que resulta valiosa para fabricantes e incluso agricultores.

El secreto, según evidencia la investigación, está en tener en cuenta el tamaño del grano, para lograr un mayor rendimiento. Agrega que es importante establecer unas condiciones para la recepción del producto que permita clasificarlos por su tamaño, puesto que "el maíz pequeño, que tiene un rendimiento menor, dura más tiempo en la trilladora y genera un gasto energético más alto".

"Emplear cada uno de los aprendizajes que adquirí en las clases hizo un diferencial grandísimo en la tecnificación de algunos procesos de la empresa, en el manejo del talento humano y la administración de los recursos materiales y económicos, en la manera de vender, y, por supuesto, en la calidad del producto final. Ese conocimiento que adquirimos es una herramienta grandísima que puede ayudar a impulsar una empresa o un negocio familiar. Siempre digo que ojalá cada persona encontrara una oportunidad de contribuir en la familia, en la droguería del tío, en la panadería del papá; estos emprendimientos que, a veces subestimamos, tienen mucho para dar, y nuestra tarea es identificar la pertinencia", concluye.

Reconocimiento personería jurídica: Resolución 2613 del 14 de agosto de 1959 Minjusticia.

Institución de Educación Superior sujeta a inspección y vigilancia por el Ministerio de Educación Nacional.