Un viaje al exterior es también un viaje al interior

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Un viaje al exterior es también un viaje al interior
Sábado, Julio 10, 2021
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Conoce el testimonio de Karla, nuestra estudiante de Diseño Industrial, quien decidió emprender el reto de Aiesec como voluntaria en un colegio público de educación primaria en Vitória, una pequeña ciudad al sureste del estado de Espíritu Santo, en Brasil.

Mi nombre es Karla, soy estudiante de Diseño Industrial de Utadeo. A inicios del 2018 cursaba mi tercer semestre de la carrera y ya tenía una rutina monótona de estudio: salir temprano en la mañana, hacer trabajos, asistir a clase, salir con mis amigos, pero sentía que algo me faltaba. Durante esta época apareció AIESEC con una propuesta completamente diferente para mis vacaciones de mitad de año.

Sin pensarlo mucho acepté y decidí hacer el proceso para tomar mi voluntariado en Brasil sin imaginar los efectos que traería en mi vida. Llegué a Vitoria, una pequeña ciudad al sureste del estado de Espíritu Santo, llena de miedos y preocupaciones, pues nunca había viajado tanto tiempo sola, no hablaba el idioma, no conocía a nadie en el lugar, pero esto solo me llenaba de ilusiones, de historias fantásticas en mi cabeza que podían llegar a suceder y de alegría por todo lo que podía imaginarme.

Fue así como inició mi voluntariado en un colegio público de educación primaria con niños entre 6 y 13 años, con un proyecto llamado Planet Heroes, enfocado en la educación ambiental e implementación de actividades sostenibles. Nuestro proyecto principal fue adecuar el patio de juegos de los niños con espacios verdes, huertas, flores y desarrollar talleres que inculquen en ellos las rutinas de cuidarlos.

Sin embargo, la diferencia cultural y el idioma nos permitió que el proyecto fuera mucho más amplio, los niños estaban tan interesados en nuestra cultura, nuestro país y nuestro idioma que periódicamente preparábamos actividades que dieran espacio para el intercambio cultural, no solo entre Brasil y Colombia, pues tenía unas compañeras de la fundación que incluso venían de Francia e Italia, lo que hacía que el intercambio cultural no fuera solo para los niños, sino también para nosotros.

Hablando de choques culturales, el idioma era uno, que en medio de toda mi ilusión, nunca imaginé lo diferente ni lo complicado que iba a ser trabajar con niños tan pequeños, el traductor se volvió mi mejor amigo, sabía decir muy pocas cosas y al final relacionadas al proyecto podía decir todos los tips del cuidado del agua en portugues, pero definitivamente era algo que no me servía mucho en mi día a día. Con el tiempo, estos pequeños niños de 6 años se fueron convirtiendo poco a poco en mis profesores personalizados, y gracias a ellos pude comunicarme durante las 6 semanas.

Finalmente, luego de las 6 semanas que al inicio pensaba iban a ser mucho tiempo, pasaron volando y me enamoré poco a poco de ese hermoso país, su gente, su cultura e incluso su idioma; pero, de cada una de las historias, aventuras, retos, miedos y miles de sensaciones más que pude experimentar día a día, había algo que me sorprendía cada vez más y era yo misma, ver cómo me decidía a tomar nuevos retos, cómo dejaba mi miedo de lado, cómo me proponía a cumplir mis metas, cómo la libertad que empecé a tener y las responsabilidades de estar sola en un país completamente diferente al mío fueron formando una Karla completamente diferente, que pensaba y hacía cosas diferentes a la universitaria de tercer semestre que salió con su maleta desde Colombia hacía unas semanas atrás.

Y ahora, algunos años después de haberme unido a la organización y creer en ella, no solo en su propósito sino en la experiencia propia, puedo decir con orgullo y la cara en alto que AIESEC cambia vidas, y no solo en las poblaciones que impacta, no solo en sus miembros, no solo en sus intercambios: AIESEC cambia vidas, abre los ojos, derriba fronteras, moldea futuros y cree en el poder que cada joven tiene para crear el futuro que el mundo se merece.

Mi nombre es Karla y fui una voluntaria más con AIESEC que se reinventó y ahora conoce lo poderosos que podemos ser los jóvenes.

Si quieres vivir una experiencia como la de Karla o enterarte de más historias, puedes entrar aquí y registrarte.

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