Utadeo Santa Marta tiene a su propio 'Joe'
Oriundo de Pescaito, el legendario barrio de Santa Marta donde nació ‘El Pibe’ Valderrama, Rogelio Rafael Hernández, llamado con cariño por la comunidad tadeísta como el ‘Joe’, es quizá uno de los empleados que mejor conoce la historia de Utadeo Santa Marta, pues ha hecho parte de la Universidad 26 años, de los 27 de existencia de esta sede en la capital del Magdalena.
Caracterizado por su buen humor y el don de servicio, Rogelio ha visto crecer a la Universidad en su planta física y recurso humano, lugar, en el que dice, aprendió a bucear de la mano de los biólogos marinos, así como a jugar voleibol, ping pong, basquetbol y microfútbol, deportes que practica en sus tiempos libres o en la noche con algunos estudiantes y funcionarios, en la cancha ubicada en el parqueadero de la sede.
Pero este multifacético tadeísta, quien durante algunos años ha alegrado las navidades de los niños y visitantes del Acuario Mundo Marino al hacer un show de Papá Noel en el agua, también lleva toda la alegría y el sabor del folclore del Caribe desde que tiene uso de razón, en parte por la vena artística de su padre, Raúl Hernández, quien con algunos familiares y amigos conformó el grupo musical de tambo papayera “Son Caribe”. Como lo recuerda Rogelio, con el grupo participó en ‘parrandas’, fiestas de matrimonio y quince años desde que tenía doce años, y hoy es su co-director. Con esta banda, conformada por siete integrantes, participó en un concurso de tambora sobre medio ambiente en Santa Marta, competencia en la que se ubicaron en el segundo lugar, en el año 2012.
Hoy sigue el legado de su papá, tocando cumbias, mapalés, puyas y porros, al son del bombo, el repicador, el llamador, el ‘guache’, el redoblante y de su amigo inseparable, el tambor alegre, pero particularmente de un ‘yembé’ que le regaló su hijo, quien vive en Marruecos siguiendo las pisadas artísticas de su padre, pues allí ejerce como músico y bailarín.
Una de sus actividades en la Universidad es el “Sifoneo” en la piscina de los tiburones gato del Acuario, oficio que consiste en sacar los residuos que hay en el fondo. Una experiencia que califica como “chévere” y para nada angustiosa, pues ha aprendido a hacerse amigo de estos peces cartilaginosos. Cuenta que el único susto que se ha llevado en esta actividad fue hace un año: “Estaba tan concentrado con la manguera que succiona los residuos, cuando de pronto pasó un tiburón debajo mío”, relata.
Pero una de las anécdotas que más recuerda es su primer día de trabajo. Cuenta con emoción que, gracias a las recomendaciones de la secretaria privada del entonces director de la sede, Jorge Barreto Soulier, ingresó a la Universidad. Sin embargo, fue algo inesperado, pues ese día solo iba a llevar su hoja de vida al director. Tras unos minutos de silencio en el despacho, Soulier se quedó mirándolo y le dijo: “¡Ajá!, Rogelio, a trabajar, que ya perteneces a la Universidad. Ya estás contratado”.
Desde ese instante dice sentirse uno de los tadeístas más orgullosos, pues gracias a su trabajo como auxiliar de servicios generales ha logrado sacar adelante a sus cuatro hijos: “Quiero a esta institución porque es ahí donde paso gran parte de mi tiempo y todos los empleados nos encargamos de cuidarla y estar pendientes de ella. La Universidad nos lo ha dado todo. Ser tadeísta es muy digno y Utadeo siempre ha sido un buen patrón”, sentencia Rogelio, mientras alista su ‘yembé’ para darnos una demostración de su talento en la percusión.
