¿Van a desaparecer las universidades? Una mirada al futuro de la educación
El pasado jueves 7 de marzo, la Revista Dinero publicó un análisis sobre el ingreso de estudiantes a la educación superior en Colombia y dio a conocer un panorama alarmante: en los últimos años, cada vez menos jóvenes se matriculan en las universidades.
Aunque este hecho es el resultado de un abanico de fenómenos, como temas demográficos o la capacidad económica de las personas, también responde a un sentimiento generalizado de que la educación, dentro de las aulas de clase, se está quedando atrás y que resulta más valioso, en términos económicos, obtener certificaciones por cursos virtuales que un título profesional.
Justamente este fue uno de los temas tratados en el Panel ‘Estado actual y Perspectivas de la Educación Virtual’, realizado en Utadeo el 11 de marzo y promovido por la Asociación Colombiana de Facultades de Administración.
El evento contó con la presencia de la rectora de la Corporación Universitaria de Asturias, Gisèle Becerra; el decano de la Facultad de Empresa y Comunicación de la Universidad Internacional de La Rioja, Pablo Cardona; el decano de la Facultad de Ciencias Administrativas, Económicas y Contables de la Universidad Central, Erick Behar; el decano de la Facultad de Estudios Ambientales Virtuales de la Universidad EAN, Elías Contreras; y la vicerrectora académica de Uniminuto Virtual y a Distancia, Milena Rodríguez.
Como “inflación de certificados”, así se refirió Behar a la nueva tendencia de las plataformas educativas de cursos cortos, como Coursera o Edx, en los que las personas pueden aprender habilidades concretas y que cada vez adquieren mayor popularidad, al punto que está representando una amenaza para las universidades.
Si bien es cierto que estas plataformas cuenta con millones de usuarios a nivel mundial, para Pablo Cárdenas, de la Universidad Internacional de La Rioja, estos cursos suplen una necesidad diferente que los programas académicos y las universidades no deberían preocuparse si cumplen con los criterios de calidad adecuados.
“El reto no es Coursera, son las nuevas necesidades de las personas”, afirma Cárdenas. Y este es precisamente un elemento al que solo pueden contribuir las universidades, pues logran proveer de un acompañamiento más cercano a los estudiantes.
Para Behar, la diferencia entre la educación formal y los cursos, es que los últimos no enseñan a las personas a pensar. Los programas académicos formales, además de dictar conocimientos sobre un determinado tema, también forman personas en temas humanísticos y soft skills, como el pensamiento crítico o la curiosidad.
En este sentido, Becerra afirma que la educación debe basarse en la experiencia del aprendizaje y no simplemente en la adquisición de conocimientos. Una realidad de la que el mercado laboral ya es consciente. Según explicó la rectora de la Corporación Universitaria de Asturias, los empleadores buscan profesionales que sean emprendedores, con liderazgo, creativos, con fortalezas en el campo de las relaciones interpersonales, además de competencias sociales y emocionales, pues los conocimientos son mucho más fáciles de adquirir.
Es por eso que Becerra considera que la educación debe adaptarse a las nuevas tecnologías y no al revés. En este sentido, la educación virtual puede ser una gran herramienta para ampliar la cobertura educativa a las zonas rurales y llegar a los que históricamente no han podido acceder a ella.
Una idea que secunda Elías Contreras, pero que advierte que no se puede caer de caer en un determinismo tecnológico. “No se trata de tener tecnología si la manera como se enseña es igual a la de siempre”. Es necesario revolucionar la manera como se educa, de la mano con las condiciones de los estudiantes.
Hay que ser conscientes de la brecha y la alfabetización digital, y de permitir que las personas participen en los escenarios virtuales. Un principio al que la Uniminuto Virtual y a Distancia le ha venido apostando recientemente, según comentó Milena Rodríguez, vicerrectora académica de la Institución.
