Durante el estudio se realizaron varias entrevistas que arrojaron que, un 21 % de los que se declaraban gays o bisexuales reconocía haber tomado esteroides alguna vez frente a un 4 % de los heterosexuales; la mayor diferencia en porcentaje se dio entre quienes lo usan en gran cantidad (más de 40 veces): 4 % de jóvenes gays o bisexuales frente a un 1 % de los heterosexuales.
El estudio muestra que gays y bisexuales hacen uso frecuente de esteroides; entre las causas se apunta a una mayor presión de los ideales de belleza masculina y la idea de que se evitaría el acoso escolar. El estudio insiste además en la necesidad de políticas específicas para los adolescentes LGTB.
La presión para usar esteroides se debe a la importancia de la imagen física, por lo que es posible que se sientan más impulsados a cumplir con un "ideal" de belleza masculina o como reacción al bullying homofóbico. Cabe resaltar que la baja autoestima que hay en la comunidad LGBT es una de las reacciones que se expresa en la preocupación por cumplir con ciertos patrones físicos.
Frente a los resultados se plantea la necesidad de hacer políticas de salud pública destinadas específicamente a la comunidad. Se trata, de que la comunidad LGTB adolescente merece una atención especial por parte de las políticas públicas. Estudios como este, u otros similares sobre suicidio o uso de drogas, remarcan la gravedad de estas posturas.