El primer ministro de Australia Tony Abbott anunció que su país quiere reducir en un 26% sus emisiones de C02 antes del año 2030 con la finalidad de buscar un equilibrio entre los objetivos ambientales y económicos propulsados por su administración. La disminución está basada en los niveles registrados hace diez años.
Durante declaraciones otorgadas a medios de comunicación en Canberra, Abbott se vio optimista. “Es un buen objetivo, sólido, responsable desde el punto de vista económico, responsable desde el punto de vista ambiental" manifestó e inclusive aseguró que la cifra propuesta podría elevarse hasta el 28%.
Dicho reto es comparable con las metas establecidas por países con similares niveles económicos al australiano como preámbulo a la conferencia sobre el clima en Paris cuya principal ambición es alcanzar un acuerdo de carácter global para limitar el calentamiento del planeta. Sin embargo, la tarea no será fácil para el país oceánico donde la extracción de carbón (uno de los principales emisores de gases de efecto invernadero por persona) desempeña un rol trascendental en la producción de energía para alrededor de 23 millones de habitantes que componen al estado perteneciente a la mancomunidad de naciones.
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