Por: Miguel Durán
Ardí es el esqueleto más antiguo hallado hasta ahora, que vivió hace 4,4 millones. Su descubrimiento logro detectar que los homínidos no luchaban tanto entre ellos por rasgos como colmillos y músculos más pequeños, por lo tanto su organización social debía basarse en la cooperación a diferencia de otras especies. La selección natural había favorecido a los menos violentos.
Un rasgo que apareció ayudando en las relaciones sociales fue la esclerótica blanca (la parte blanca del ojo) que aun que pasa por desapercibida es una característica fundamental del ser humano en su desarrollo social.
Los investigadores japoneses Hiromi Kobayashi y Shiro Khoshima, plantearon que: Una especie solitaria o en la que la cooperación es menos necesaria, podría verse en desventaja al tener el blanco en los ojos, ya que no es un buen camuflaje en entornos oscuros. En el ojo humano esta caracteristica deja ver la dirección y la intención con que se mira. Por ejemplo las fuerzas militares utilizan la mirada como método de comunicación en los operativos que realizan.
Michael Tomasello, del instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig (Alemania), analizo este rasgo de los humanos comparándolo con primates, donde se evidencio que los gorilas o chimpancés miran siguiendo los movimientos de la cabeza y no el de los ojos como si lo hacen los humanos.
Tobias Grossmann, también del Max Planck trata de explicar cómo pudo surgir la comunicación a través de la mirada y en declaraciones al diario El País de España explica que: “En comparación con las señales vocales, la coordinación a través de la vista tiene la ventaja de ser silenciosa, haciendo que sea ideal para la comunicación en actividades de grupo como la caza o la recolección, cuando existe riesgo de ser detectados por las presas o por otros depredadores”, concluye.
Grossmann al igual que otros investigadores, señala que por medio de la mirada se puede descifrar si alguien tiene miedo y detectar peligro de manera anticipada. Mariska Kret, de la Universidad de Ámsterdam analizo esta caracteristica desde la empatía en general, que también es una herramienta importante en la construcción de vínculos sociales y estableció que los humanos y los chimpancés imitan de manera inconsciente el tamaño de la pupila de su interlocutor, este efecto se ve reforzado en una esclerótica blanca.
El ojo ha evolucionado a lo largo de millones de año, adaptándose al entorno de cada especie, en el ser humano estas adaptaciones han permitido el desarrollo de habilidades sociales, fundamental en la superioridad del hombre con relación a otras especies entre otras características como la capacidad de pensar y razonar.