Después de que se le diagnostica a un paciente fumador esclerosis múltiple, se espera que el mismo deje de fumar en su totalidad, ya que si no lo hace podría acelerar el progreso a una segunda fase de la esclerotis en un 40%, según una investigación realizada por funcionarios de la Universidad de Sueca.
La esclerosis múltiple se conoce como un padecimiento degenerativo, y el tabaco es uno de los factores principales que llevan a los consumidores a esta enfermedad, manifestándose en un principio con recaídas inesperadas que van empeorando con el paso del tiempo, llevándolo silenciosamente a la segunda fase de la esclerosis múltiple severa.
El grupo de investigadores de la Universidad Karolinska de Estocolmo dedicados a estudiar esta enfermedad y sus causas, realizaron una prueba en 730 pacientes que seguían fumando tras un diagnóstico, donde 359 ya habían pasado a la segunda fase de la enfermedad en menos de 5 años a diferencia de 140 de ellos, que en el mismo periodo que les diagnosticaron la enfermedad, habían dejado de fumar.
Finalmente, el estudio demostró que seguir fumando tras ser diagnosticado, solo es un problema grave para su salud acelerando la segunda fase de la enfermedad, mientras que reducir o cancelar el consumo, ayuda a tener una mejor calidad de vida, y a alargar la entrada a la segunda fase de esta enfermedad que silenciosamente, puede acabar con su vida.