Millones de personas en todo el mundo apuestan a la lotería, con la esperanza de que su suerte les podrá conseguir su sueño de ser ricos.
Florin Diacu, Catedrático de Matemáticas de la Universidad de Victoria, explica que, si uno se ajusta a las simples probabilidades, jugar a la lotería no parece ser muy inteligente. De hecho se ha llamado a la lotería, "el impuesto de la ignorancia", aunque el prefiere hablar de que la gente compra esperanza, como si fuera una especie de placebo con el cual mantiene cierto optimismo. En un artículo publicado en El País, Diacu explica:
Una vez empleé la guía telefónica de mi ciudad: imagina que tienes 150 guías diferentes. Si compras un boleto, tus posibilidades de ganar la lotería son las mismas de que, al azar, escojas la guía en la que está tu nombre, la abras por la página adecuada y señales exactamente tu teléfono. Si compras otro boleto, tienes otra oportunidad."
Diacu concluye que aunque las personas sepan que tienen probabilidades sumamente pequeñas, esto probablemente no hará que dejen de jugar a la lotería. Y es que ciertamente no es un acto racional, muchas de las personas que juegan tienen una cierta fe en un tipo de suerte que trasciende las probabilidades matemáticas