Llegas a la Universidad animado, motivado con ganas de estudiar y convencido de que te va a ir tan bien como en el colegio; luego, a medida en que va pasando cada período académico, las materias del pensum se van complejizando, y cuando el profesor anuncia que va a evaluar lo visto hasta el momento, te das cuenta que el ritmo de estudio en la Universidad es diferente al ritmo que traes del colegio; que el estilo de aprendizaje que utilizas, probablemente, no funciona de la misma manera y comienzas a tener inconvenientes: te sudan las manos, te tiembla la voz, se te olvida lo que estudiaste, te pones nervioso e incluso te enfermas antes o durante la evaluación.
Es por eso que aquí encontraras estrategias para que esto no suceda