El Lobo de Wall Street y la historia reciente de empresarios, ilegalidad y corrupción

Opinión
El Lobo de Wall Street y la historia reciente de empresarios, ilegalidad y corrupción
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Lunes, Febrero 24, 2014
El Lobo del Wall Street nos muestra una historia común de empresarios que acumulan riqueza y obtienen altos beneficios sin crear valor agregado y haciendo uso de prácticas de corrupción y clientelismo.
Fotografía: Britannica Image Quest

Al ver recientemente en las salas de cine El lobo de Wall Street es imposible dejar de pensar en casos recientes de empresas y empresarios colombianos: los empresarios asociados al cartel de la contratación, Agroingreso Seguro, Interbolsa, las EPSs, organizaciones empresariales ilegales y a la adquisición de terrenos baldíos, entre otros. Estas historias muestran en común cómo algunos empresarios emplean sus talentos para acumular riqueza y obtener elevados beneficios privados sin crear valor agregado. Riqueza obtenida por medio de prácticas de corrupción y clientelismo, captura de rentas e ilegalidad, actividades destructivas de la riqueza y recursos ya existentes. Beneficios privados acrecentados a costa de la reducción del beneficio y bienestar de la sociedad colombiana. Con algo de analogía, estos empresarios podrían considerarse los lobos de la economía colombiana.

Es preciso reconocer primero que los empresarios colombianos se caracterizan por tener cualidades de cualquier empresario moderno (son innovadores y creativos, arriesgados al afrontar grandes riesgos y lidiar con la alta incertidumbre del entorno colombiano, además de emprendedores y buenos para coordinar los factores de producción). Pero es igualmente cierto que un sector creciente de estos utiliza estas habilidades para acrecentar su honor, riqueza, prestigio y poder en desmedro de los recursos y riqueza de la sociedad colombiana. 

Aunque moralmente no es condenable el hecho de que algunos individuos deseen acrecentar su bienestar y riqueza, lo que sí es de interés general para la política pública del país son los efectos que las recientes actividades y comportamientos empresariales tienen sobre la economía. Es decir, el impacto de las actividades empresariales sobre los beneficios sociales que esta recibiendo el país en términos de desarrollo económico. 

Sin tener como objetivo el tema de la moralidad del comportamiento de los empresarios colombianos, tres preguntas importantes pueden plantearse en términos de la historia reciente de empresarios, corrupción e ilegalidad: 

  1. ¿Cuáles son los factores que están generando la situación en que el talento y las habilidades empresariales del país se están orientando hacia actividades que acrecientan los beneficios privados a costa del beneficio social de los colombianos?
  2. ¿Por qué gran parte de este talento empresarial se está asignando a actividades de captura de rentas, improductivas, que tienen una contribución nula – y en casos destructiva- del desarrollo económico del país?
  3. ¿Cómo lograr que la asignación del talento emprendedor en Colombia se oriente hacia actividades empresariales que generan de un lado altos beneficios privados al tiempo que aseguran grandes beneficios sociales?

Aunque estas preguntas ameritan en sí mismas una investigación, para empezar me atrevo a señalar algunos puntos desde los cuales pensar el problema y algunas ideas relacionadas con lo que sucede en la historia reciente de empresarios improductivos, corrupción e ilegalidad en el país.

 

Oferta de empresarios, emprendimiento y desarrollo económico

Sin duda alguna, los empresarios juegan un papel muy importante en las economías contemporáneas. Al ser agentes encargados de afrontar el riesgo y la incertidumbre, introducir innovaciones en la economía y coordinar los factores de producción de manera eficiente, juegan un papel muy importante –aunque no exclusivo- en los procesos de desarrollo económico. 

La visión convencional en los estudios de emprendimiento sostiene que entre más emprendedores haya en una sociedad, mayor será su nivel de actividad empresarial y por ende mayores sus niveles de desarrollo económico. Es así como el papel de los empresarios puede ser positivo, ya que al estar motivados por la búsqueda de beneficios privados y el uso de sus habilidades pueden generar incrementos en la productividad de la economía o aumentos en el ingreso per cápita, dos dimensiones reconocidas como indicadores del desarrollo económico. Sin embargo, recientemente se ha encontrado evidencia en contra de este argumento, donde se muestran relaciones no significativas e inclusive negativas entre tasas de actividad emprendedora y desarrollo económico. Esta evidencia no conclusiva ha llevado a reconocer que la actividad empresarial puede tener diferentes efectos sobre la economía y los beneficios sociales que reciben los países de las actividades empresariales.

 

Una imagen del emprendimiento en el país

Una idea que puede ayudar a entender algunos de los problemas del país en materia de actividades empresariales y desarrollo económico podría ir en la vía de reconocer que no es la falta de emprendimiento ni de empresarios lo que explica gran parte del atraso del país –como implícitamente cree desde hace unas décadas-, sino el exceso de un comportamiento empresarial de tipo rentístico, improductivo y destructivo que genera altos beneficios privados pero pocos beneficios sociales.

Esta idea se puede ver soportada en los recurrentes escándalos que relacionan empresarios y corrupción, captura del Estado y clientelismo, ilegalidad y nexos con el crimen organizado. Aunque lo anterior sucede en mayor o menor medida en cualquier país, la pregunta es por qué en Colombia predominan estos comportamientos. Por supuesto, no se trata de volver a los debates estériles del pasado de ver al empresariado como villano. Sino de comprender las razones que llevan a que en algunos sectores predominen ese tipo de comportamientos que minan y destruyen el desarrollo económico.

 

¿Cómo entender el impacto del emprendimiento y las actividades empresariales en el desarrollo del país?

Una manera de entender el comportamiento rentístico e improductivo de algunos empresarios colombianos es a través de los planteamientos de Baumol (1), quien analiza la influencia de las instituciones en el desarrollo económico —entendidos como “reglas de juego” formales e informales, estructura de incenti­vos y estructura de derechos de propiedad—, a través de sus efectos sobre el comportamiento empresarial. La hipótesis es que en cada período los procesos de configuración y evolución institucional favore­cen o desfavorecen funciones empresariales productivas, improductivas o destructivas, que a su vez, ejercen un efecto directo sobre el desarrollo económico.

Para Baumol, el empresario, según el tipo de instituciones y reglas de juego, puede llevar a cabo tres tipos de funciones empresariales: productivas (el empresario genera ganancias privadas y altos beneficios sociales, expresados en el crecimiento de la productividad y la renta per cápita); improductivas (beneficia privados para el empresario a costa de la sociedad, vía la captura de rentas o el crimen organizado); y destructivas (empeora la situación de ambos y destruye recursos). En la primera situación gana el empresario y gana la sociedad, en la segunda gana el empresario (a costa de la sociedad vía apropiación de la riqueza ya creada) y la sociedad pierde –o deja de recibir- beneficios. En muchos de los escándalos empresariales recientes ganó el empresario y perdió la sociedad colombiana.

En este sentido, entender cómo el emprendedor actúa en determinado tiempo y sociedad depende fundamentalmente de las “reglas de juego”, esto es, la estructura de incentivos. Son estos incentivos, y no la oferta de empresarios, lo que subyace a los procesos de desarrollo de un país, a través de la asignación de los esfuerzos y capacidades de los emprendedores. 

Dos puntos importantes se pueden resumir aquí. Primero, los emprendedores siempre han jugado un rol en la sociedad o, como es preciso afirmar, han jugado una variedad de roles dependiendo de cómo ha sido asignado su esfuerzo, ingenio y creatividad. En este sentido la disponibilidad de emprendedores puede ser necesaria pero no es suficiente por sí misma para asegurar un incremento sostenido de tasas de desarrollo económico. 

Segundo, aunque se parta del hecho señalado por Baumol que los empresarios son “aquellas personas con ingenio y creatividad para encontrar los cauces que acrecientan su propia riqueza, poder y prestigio", no es posible deducir necesariamente que los beneficios privados derivados de las actividades empresariales equiparan a los beneficios sociales. Son las instituciones las que determinarán la coincidencia de esos beneficios. Particularmente, la forma en que las instituciones del país asignan la actividad de los empresarios hacia fines productivos más que a improductivos (o destructivos).

 

¿Emprendedores innovadores o emprendedores rentistas?

Si es necesario reconocer que el empresariado colombiano es innovador, toca precisar que mucho del ámbito de esa innovación se genera en formas novedosas de captura del Estado, corrupción y formas de organización novedosas para apropiarse de las rentas sin crear valor agregado. Los ejemplos y escándalos son abundantes y bien conocidos como para hacer una lista.

Por supuesto, no todo se trata de instituciones. Pero en todo caso es la sociedad (y sus instituciones) la que debe generar los contrapesos necesarios para asegurar la prevalencia de comportamientos productivos y desestimular los improductivos y destructivos. 

La situación actual indica a todas luces que los incentivos creados en las últimas décadas -y el sistema de castigos asociado- más que desincentivar actividades improductivas e ilegales, las sigue incentivando. 

 

Respuestas provisionales.

Las respuestas a las preguntas iniciales esperan ser desarrolladas. Una vía fructífera para abordarlas es reconocer que los factores que están estimulando actividades empresariales improductivas y destructivas están relacionados con el tipo de incentivos y castigos, formales e informales, que tiene el país. Es decir, con la gobernanza pública de la actividad empresarial.

El talento empresarial se ha asignado de manera ineficiente porque las instituciones del país han privilegiado los modelos basados en la industria extractiva, la acumulación de tierras y la captura de rentas como vía principal para estimular el desarrollo empresarial.

Para afrontar esta situación, es preciso adelantar procesos de reforma en los mecanismos, regulaciones, incentivos y castigos que operan como marco para el desarrollo empresarial. Reformas orientadas a desestimular actividades empresariales improductivas y destructivas, e incentivar aquellas productivas que generen niveles mayores de creación de valor agregado.

Igualmente, la política pública en emprendimiento el país debería enfocarse menos en la creación de empresas, y más en lograr que las ya constituidas –y las que están por crearse- abandonen comportamientos de captura de rentas, ilegalidad y destrucción de los recursos como estrategia de crecimiento y expansión de sus negocios.

Y abandonar la idea que la empresa privada tiene un sesgo automático hacia la innovación. Como lo recuerda Hobsbawm, esto no es así. Tiene un sesgo sólo hacia la acumulación de capital y el incremento de los beneficios privados

 

Julio César Zuluaga
Profesor de Cátedra. Historia Empresarial
julioc.zuluagaj@utadeo.edu.co 
 

1. Las ideas aquí desarrolladas están basadas en: Baumol W (1990). Entrepreneurship: productive, unproductive and destructive. En Jones G. and Wadhwani R (Eds.) (2007). Entrepreneurship and global capitalism. Volume I. Cheltenham: Edward Elgar Publishing.

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