"El talante de Virgilio Barco no era el de emplear el poder del Estado para aniquilar un partido político”
Tras el testimonio anónimo que le brindaron a Alberto Donadio, en el cual se aseguraba que el Gobierno de Virgilio Barco había firmado un contrato con un experto israelí, iniciaron las especulaciones y señalamientos en contra del fallecido exmandatario, en torno a que él fue quien instigó el genocidio contra la Unión Patriótica. En su más reciente columna de opinión en El Espectador, el consejero y exrector de Utadeo, José Fernando Isaza, señala que esos argumentos son delirantes y que carecen de todo sustento.
“Es natural que el entonces presidente buscara un sistema de protección; no era ningún secreto que el narcotráfico había penetrado las instituciones colombianas: justicia, Ejército, DAS, Policía, etc., por lo cual resultaba conveniente buscar mecanismos de protección externos. Un ejemplo del grado de influencia del narcotráfico en los más altos estamentos del Estado fue una portada de la revista Time que señaló al comandante general de la Policía como receptor de los dineros de la mafia. Ese oficial buscó el apoyo del presidente Barco, quien, con mejor información, le respondió: “General, mejor demande a la revista por esta calumnia y si gana será multimillonario”. Por supuesto, no lo hizo, pues la acusación no era infundada”, relata el columnista.
Isaza recuerda que Barco enfrentó a las mafias del crimen organizado y reestructuró a las Fuerzas Militares y a la Policía Nacional, con el propósito de reducir la infiltración. Por eso, indica, la acusación de Donadio tan solo se basa en una reunión en la que, supuestamente, un asesor de seguridad propuso el exterminio de la UP y en la que Barco no se opuso.
“Es alucinante que un tema así se trate en alguna reunión. Donadio tiene derecho a no divulgar su fuente, pero debe contrastarla. Barco era un liberal, en el sentido de respeto a las ideas de los contradictores, en la defensa de la vida y los derechos humanos. Su círculo más cercano estaba conformado por ciudadanos de tendencia claramente democrática, lejos de pensar que eliminar al contrincante era una idea aceptable. El talante de Barco no era el de emplear el poder del Estado para aniquilar un partido político”, contrargumenta el consejero tadeísta.
