Grandes carteles público privados encarecen precio de la gasolina
En su más reciente columna de opinión en El Espectador, el profesor emérito de Utadeo, Salomón Kalmanovitz, denuncia que en la actualidad existen dos grandes carteles público privados que imponen precios que superan ampliamente a los fijados por la competencia nacional e internacional. Se trata del azúcar y el aceite de palma, que además de ser productos de consumo masivo, también, al mezclarse con la gasolina y el diésel, ayudan a fijar los precios de estos combustibles, de común acuerdo con el Ministerio de Minas, tal como sucede con el Fondo de Estabilización de precios del Azúcar (FEPA).
En tal caso, el columnista sostiene que los consumidores colombianos están pagando más por el azúcar blanco que, incluso, sus homólogos peruanos: “El precio interno fijado por el cartel les permite a los ingenios que tengan sobrantes exportarlos con el subsidio financiado por la fijación administrativa del precio interno”, argumenta.
Afirma, además, que los productores del aceite de palma, por cuenta de etanol carburante, reciben un excedente que es mucho mayor al de la cotización internacional, con un promedio de recaudo cercano al medio billón de pesos: “Como hay sobreproducción de aceite de palma, el gremio debe exportar la mitad de su producido y hacen el negocio miti-miti: los que venden en el mercado interno ceden la mitad de la diferencia a los que exportan, pero el consumidor colombiano está pagando 40 % más que si tuviera acceso al aceite sin precio administrado”.